Capítulo 5.

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Estaba en la oficina viendo hacia la primera planta. Revisé que en el lugar no hubiese alguna visita inesperada o para nada deseada. Después de eso me enfoque en las personas de la pista, a las casi tres de la madrugada parecía que muchos de ellos no se irían sino hasta que el sol se pusiera. La puerta de la oficina se abrió y Derek la cruzó. Me mantuve de espaldas a él hasta que se paró a mi lado.

—Los detectives ya vienen —me avisó. 

Lo miré confuso. Derek me había dicho del acuerdo que había hecho para un reconocimiento de personas. Miré la hora y pensé en que se tomaban muy en serio el interés por la Organización.

—¿Alison viene?

—Sí, supongo que viene enojada. —fruncí el ceño y lo miré esperando que me dijera la razón— Su jefe le pidió que tuviera eso listo antes de las ocho de la mañana, así que me preguntó si podía pasarse a las siete o antes, yo le dije que no pensaba madrugar otra vez y que tú y yo nos iríamos a eso de las cinco de aquí.

Unos veinte o quizá treinta minutos después, uno de los empleados nos avisó que dos personas nos buscaban fuera del lugar. Derek y yo bajamos y salimos del club. La dodge estaba justo en frente y Alison se apoyaba sobre esta mientras bajaba la capucha de su buzo para cubrir sus ojos, su compañero le movió el brazo apenas nos vio.

—¿Prefieren ir a otro lugar o hacerlo aquí mismo? —preguntó Jay.

Dije que no con la cabeza— Iremos a mi oficina.

Derek me miró sorprendido. Pude entender su sorpresa, no me gustaba invitar a cualquier persona, pero bueno, se trataba de Alison, no de cualquier persona.

Les indicamos el camino y Jay fue el primero en adentrarse, quise acercarme a Alison, pero en cuanto vio que su amigo se alejaba apresuró el paso y caminó detrás de él. Derek ladeo la cabeza ante mi repentina necesidad de querer estar cerca de ella.

Por lo general no se me dificultaba estar a solas con una mujer, pero con Alison parecía que ni siquiera quería respirar el mismo aire que yo, o eso era lo que creía hasta el momento.

En cuanto entramos a la oficina Jay se sentó y encendió su tablet. Alison se quedó de pie de tras de él apoyando las manos en la silla y con una posición cabizbaja, algunos de sus mechones se fueron hacia adelante ocultando su rostro. Derek se sentó en la silla al lado de Jay mientras que la de mi escritorio quedó vacía pues me paré detrás de mi primo con los brazos cruzados manteniendo una distancia respetable entre la detective que ni siquiera se había dignado en saludar y yo.

—Tal y como Walker les dijo les mostraremos unas fotos y ustedes nos dirán con quienes es posible que tengan contacto y a quienes no conocen.

Mientras Jay mostraba las primeras fotos Alison le echó un vistazo al sofá y después a mí.

—Si decido sentarme ahí. —señaló con la cabeza el sofá— ¿Estaré sentándome sobre fluidos de los últimos días, meses o incluso años? —preguntó asqueada.

Su pregunta me enfadó un poco, no podía negárselo, había vuelto a ser el mismo, pero ella sabía que respetaba mis lugares— No. Puedes sentarte si quieres.

Ella se lo pensó por un momento— ¿Puedes con eso? —se dirigió a su compañero y él asintió.

Alison casi que arrastró sus pies hasta llegar al sofá para después desplomarse sobre este. Al dejar ir la cabeza hacia atrás la capucha se corrió y finalmente dejó sus ojos a la vista. Las ojeras eran más que notorias. No era que quisiera huir de mí, lo que sucedía era que estaba lo suficientemente cansada como para siquiera querer moverse. Le hice una seña a Derek para que siguiera atendiendo a Jay mientras yo me sentaba al lado de Alison.

La promesa de dos almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora