Capítulo 13.

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El turno aun no había iniciado y Aly ya estaba muriendo de cansancio. Miró el pápelo que aún tenía por llenar y suspiró dejando caer la cabeza sobre el escritorio. Jay le hizo saber que iría a los casilleros para hablar por teléfono con Lizzie, solo le informó por si llegaban a necesitarlo, ella hizo una seña con su mano dándole a entender que lo había escuchado.

Después de menos de cinco minutos sintió una manó acariciando su cabello, el tacto la sorprendió tanto que esta se vio obligada a alzar la vista para ver de quien se trataba.

—Buenos días —dijo Andrew con un tono alegre por volverla a ver.

—Hola. —susurro ella estirando los brazos para apoyar la cabeza sobre uno de los antebrazos— ¿Qué haces aqui? Y tan temprano.

—Vengo a hablar con tu jefe. —respondió él apoyándose sobre el escritorio— Hace un par de minutos que cerramos el club, aproveche pasar por aqui antes de ir a casa

—Ah —musitó.

Ella cerró los ojos cuando Andrew volvió a acariciarle el cabello y empezó a hacerle breves masajes con la yema de los dedos. El acto de esos masajes siempre le resultaba algo tan relajante que decidió quedarse en silencio dejándolo continuar.

Por parte de él, la forma en la que la piel le cosquilleaba por tenerla tan cerca y como podía sentir la esencia de la otra envolviéndolo era algo que apreciaba poder disfrutar.

Ella relajó los hombros y después habló— ¿Quieres café? —preguntó recuperando su postura y él asintió— Bien, porque si continúo aquí sentada me quedaré dormida.

—¿Sigues sin descansar bien? —preguntó mientras la seguía a la sala de descanso.

Ella abrió la puerta y le indicó donde sentase— Intento dormir mejor, —contestó sirviendo café para él y medio para ella— pero tengo mucho papeleo así que Jay y yo llegamos antes para adelantarlo.

—Gracias. —dijo al recibir el café— Y... ¿cómo sigues con...? Ya sabes, ¿cómo manejas el duelo?

Aly se sentó y bebió café antes de contestar— Bien, supongo. —respondió encogiéndose de hombros— Empiezo a llevarme bien con la soledad en las noches y a veces me duermo dejando de lado la melancolía.

Así era, después de haber llorado en exceso estaba en su proceso de sanar y reconstruir el desastre que había estado llevando por dentro.

La rabia y el dolor realmente pueden llegar a destruir a una persona por completo, la llevan hasta que toque fondo. El proceso de rehacerse cuesta y es difícil, pero no imposible.

Al final de todo, estando rotos y deprimidos se puede volver a comenzar.

Cada día puede ser una nueva meta de salida y debes esforzarte para tener una buena carrera. Aly tenía algo muy en claro, si su corazón seguía latiendo ella seguiría contando con esa interminable fuerza para reiniciar y renovarse así se tomara su tiempo para hacerlo.

Andrew apoyó los antebrazos sobre la mesa y miró fijamente a Aly— Deberías dejar la soledad de lado y empezar a llevarte bien con mi compañía —propuso con un tono lo suficientemente coqueto.

Ella alzó una ceja y empezó a reír— Nunca te vi en acción.

—Pero si estuvimos en acción por varias noches —comentó con un toque de gracia.

—No me refiero a esa clase de acción. —dijo haciendo una pequeña mueca— Me refiero al Andrew coqueto, no necesitaste mucho. Te la puse muy fácil.

—¿Fácil? Literalmente me dejaste después de que pasáramos la noche juntos.

—Pero ya me había acostado contigo y regresamos como a la semana. Así que sí, si te la puse fácil.

La promesa de dos almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora