Tal y como Aly lo había dicho, así había sido. Para las seis y media, ella y Andrew ya habían llegado al bar. Él lucía un casual traje y ella una falda a juego con unas botas negras y un suéter, una vestimenta muy típica para las brisas de otoño.
—¿Acaso esto no es una clara traición a mi propio club? —preguntó Andrew recibiendo su ron en las rocas.
Aly rio mientras esperaba la margarita que había pedido— No es lo mismo. —al recibir su coctel agradeció— Vamos. —dijo tomando a Andrew de la mano y guiándolo hasta la mesa donde estaban sus compañeros.
En cuanto la pareja llegó, cruzaron saludos con los demás integrantes de la unidad. La mesa estaba llena de diferentes cervezas, cocteles y una que otra bebida en las rocas. Jordan libero una de las tres sillas que había y se la cedió a Aly, las otras dos estaban ocupadas por Sarah y Katie. Andrew se paró de tras de Aly y apoyó una mano sobre uno de los muslos de ella.
—Vaya, hay varias caras conocidas aquí —dijo Aly.
—Son unos cuantos del distrito 13 —le hizo saber Jordan.
—¿Walker y Colin?
—Los dos tenían cosas por hacer.
Jay seguido de su compañero en la patrulla se acercó a la mesa— Buenas, buenas —dijo con un tono alegre.
Sus compañeros lo saludaron dichos por la presencia.
—¿Quieres algo para beber?
—No, gracias. —le dijo a Sarah— Estoy de turno.
—Las horas extras han estado muy peleadas estos días, que bueno que pudiste tomar uno que otro turno.
—Venía a saludarlos y a aportar. Escuché que pasaran otra vez el balde.
Jordan asintió— No es solo para cubrir los gastos que salieron de los oficiales que perdieron la vida. También se intenta aportar para los demás daños que hubo y las familias afectas.
Jay recibió el dinero que Andrew y Aly le pasaron— Pásenla bien. Los veré después.
—Cuídate, Jay. Digo, cuídense —dijo Aly mirando al oficial detrás de su compañero.
—Ustedes igual —dijo retirándose de la mesa. Se acercó al balde de donaciones y después de dejar el dinero se marchó junto a su compañero del lugar.
Aproximadamente una hora pasó. Katie y su esposo hablaban gustosos. Andrew y Jordan hablaban sobre los partidos que habían tenido los Chicago Bears y los que estaban por venir. Sarah y Aly se contaban viejas anécdotas que habían tenido en sus antiguas unidades.
Aly apartó la mano de Andrew y le pidió que se moviera— Quiero otra margarita —le avisó y él la ayudo a bajar de la alta silla.
Andrew la acompaño por otro coctel. En cuanto obtuvieron el pedido, regresaron a la mesa.
—Oye, Mendes. Ya he estado averiguando más sobre el caso cerrado, espero pronto tener algo para despejarte las dudas —dijo Jordan.
—Gracias. Realmente me hubiese gustado que los agentes nos dieran nuestro turno o hubiesen hecho buenas preguntas.
—Dos de ellos aún siguen en la ciudad... de hecho... —miró a una de las mesas— ¡Eh, Chapman! —gritó.
Sarah casi babeo viendo al hombre que había contestado al llamado— Lo único malo de tener pareja es cuando siento que me estoy perdiendo de todos los excelentes productos que podría estarme comiendo —dijo viendo por encima del hombro de Aly.
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La promesa de dos almas
RomanceDiez años después. Chicago y sus altos índices en criminalidad más la promesa de dos almas que juraron amarse. ¿Su relación evolucionará con el pasar de los casos o le darán paso a su amor para otra vida?