Alison.
Lo que sucedió exactamente después de salir del bar es algo de lo cual Andrew y yo simplemente no hablamos. Después de asegurarme de que Turner estaba en la ciudad con el único propósito de herir a Jay sencillamente hice lo que tenía que hacer y no pensaba torturarme la cabeza por haber actuado de tal forma.
Después de lo cometido no dejaba de sorprenderme la actitud de Andrew, sus manos habían ayudado en un homicidio y él se comportaba como si nada hubiese pasado. Eso estaba bien para mí, no quería profundizar en el tema y solo lo dejamos como una noche más en la que una pareja salió a por unos tragos.
Regresamos a casa en la madrugada, Derek ya dormía y yo no pude sentirme más feliz de ver que Jay ya había regresado a casa. Los cuatro estábamos bien, estábamos seguros y eso era lo único que me importaba en ese momento.
Perdí muchas cosas y personas a lo largo de mi vida, pero sentir que volvía a un hogar con una preciada familia me hacía sentir que al final de todo, no había perdido tanto. Estaba ganando y encontrando un nuevo y cálido refugio en medio de la tempestad.
Me puse el pijama y me metí a la cama, esperando por Andrew quien había acudido a atender a un hambriento Wolfie en medio de la madrugada. Él decidía que "el peludo" no le agradaba en lo absoluto, pero lo cierto era que también se preocupaba y ocupaba del husky como cualquiera de nosotros lo haría y es que Wolfie ya era uno más de la familia y nadie cambiaria eso.
Andrew finalmente se reunió conmigo en la cama, listo para dormir. Aunque estaba cansada no pude evitar adorar a tan hermoso regalo que el destino me dejaba apreciar por segunda vez en una misma vida.
Había amado a Lucas, realmente lo había hecho y siempre lo recordaría como una de las mejores personas que llegó a mí, mi etapa con él fue algo que no dejaría en el aire después de su muerte, pero ya no podía negarlo, Andrew era y siempre sería la persona a la que más amaría. Después de un tiempo no se me hizo tan difícil aceptar aquella realidad.
Lucas fue bueno conmigo, me ayudó a crecer tanto en un campo profesional como personal, conectamos bien, pero Andrew realmente había nacido para ser mi persona predestinada.
Tenía que ser exactamente él, aquella persona con la que me sentía cómoda y tranquila incluso en las peores circunstancias. Podía ser exactamente yo con él. Podía ser fuerte y a la vez débil y eso no importaría, con él no importaban las máscaras sociales ni fingir una maravillosa vida, no tenía que ser perfecta ni siquiera tenía que esforzarme por llenar algún prototipo ideal, podía mostrarme a él con todas las facetas que un ser humano podía llegar a esconder y él seguiría aceptándome. Conocía su bondad y su perversidad, y él conocía la mía, quizá con ninguna otra persona hubiese podido ser así.
Se lo dije una vez y lo podría reiterar cuantas veces quisiera. A él lo elegiría una y mil veces más.
Abandonó su lado de la cama para moverse hasta la mitad y estar más cerca de mí. Delicadamente pasó su mano por mi mejilla y después empezó a dejar unos cuantos mechones míos detrás de la oreja— Deja descansar un poco a tu mente. Necesitas dormir.
Me lo dijo como si fuese consciente de que no me estaba permitiendo el descansar por tener tantas cosas en mi mente. Lo que él no sabía era que mi mente estaba siendo habitada precisamente por él.
Estando boca arriba, giré mi cabeza para mirarlo fijamente. No cabía de la felicidad. Mi corazón vibraba y se encogía de regocijo al pensar que después de tanto nuevamente lo tenía a él— Quiero intentarlo —le dije.
Él parecía no entenderme— ¿Qué? ¿Intentar dormir? ¿Intentar dejar de pensar?
Reí, moviendo mi cabeza en negación— El nosotros. Quiero intentar una relación entre nosotros. Una en serio.
ESTÁS LEYENDO
La promesa de dos almas
RomanceDiez años después. Chicago y sus altos índices en criminalidad más la promesa de dos almas que juraron amarse. ¿Su relación evolucionará con el pasar de los casos o le darán paso a su amor para otra vida?