Andrew.
Después de colgar la llamada en la que le hacía saber a Derek que me pasaría por el club muy tarde seguí a uno de los trabajadores del hotel. Acomodé mi traje negro mientras él continuaba guiándome.
—¿Es de los que prefiere solo la fiesta?
—¿Disculpe?
—Sí, varios se saltan la ceremonia y prefieren llegar hasta la hora de la recepción.
No entendí con exactitud su comentario hasta que llegué al Pent-house. La boda ya había concluido, los novios ya estaban casados, el pastel ya se había partido y todos ya disfrutaban de la fiesta realizada en honor a los recién casados. Claramente ningún rostro se me hizo conocido.
Una rubia de senos grandes se me atravesó en el camino, quise ser amable pero su irritante tono de voz y su clara apariencia de «llévame a casa, por favor» me impidió ser cortes, simplemente la deje a un lado con la excusa de que saludaría al sargento que ya me había visto.
—Señor Müller, por poco y pienso que no iban a asistir.
—Buenas noches, Walker. De hecho, creí que venía muy temprano, pero parece que me he saltado una parte importante.
—¿Y Aly? —preguntó mirando por encima de mi hombro para ver si daba con ella.
—Me ha citado aqui a esta hora, pero creo que aún no llega.
—¿Por ella no han asistido a la ceremonia? —asentí suponiendo— Era de esperarse.
—¿Por qué lo dice?
—Supongo que todo lo que sea similar a lo que haya vivido con Lucas le traerá recuerdos. Recuerdos lindos que se sentirán amargos.
Por una mierda. No me había detenido a pensar en eso. Si bien, ya había pasado un largo tiempo ella seguía manteniéndolo mas que presente en su mente.
—¿Cree que vendrá? —me atreví a preguntar creyendo que a lo mejor no se pasaría por el lugar y solo había aceptado la invitación frente a otros por no ser descortés.
Me dejaría como un completo imbécil.
—Así sea por simple compromiso vendrá. No es de las que ande soltando palabras para quedar mal ante los demás.
Después de unos diez minutos de haber estado hablando con Walker y de que Jay me presentara a su pareja me desanimé. Ya no quería estar en el lugar y seguramente me hubiese ido en ese instante si no hubiese sido porque la vi cruzar la puerta y pasar directo al bar.
El vestido color vino iba a juego con el tono encantador de sus labios. La abertura que el mismo tenía en la falda dejaba a la vista gran parte de uno de sus muslos y gracias al escote en V y las tiras, sus senos y clavícula pronunciada llamaban la atención a simple vista. La forma en la que su cabello corto le rozaba los bronceados hombros hacía que sintiera envidia de simples hilos de cabello que podían pasearse por ahí con suavidad.
Antes de llegar a ella vi a un hombre de traje azul tratando de llamar su atención, pero esta solo trataba de rechazarlo de forma amable mientras intentaba que el bartender la viera para pedir un trago. El del traje tenía los ojos en ella con una expresión de «a esta es la que me quiero llevar a casa» cosa que me cabreo.
—Al fin llegas —le dije.
Ella me sonrió y volvió a estirar su brazo, pero el de la barra estaba muy ocupado en la otra esquina como para verla.
El hombre del traje azul quiso interponerse entre nosotros— Entonces, ¿te llamas Alison? —ella asintió.
Estiré mi brazo y dejé mi mano sobre la barra acercándome a Alison y separándola del otro.
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La promesa de dos almas
RomanceDiez años después. Chicago y sus altos índices en criminalidad más la promesa de dos almas que juraron amarse. ¿Su relación evolucionará con el pasar de los casos o le darán paso a su amor para otra vida?