N.O.
La ciudad de Chicago es sin duda una de las más hermosas y cautivadoras del país, aun así, mantiene sus altos números en crímenes.
En el distrito 13, los hombres y mujeres corrían de un lado a otro, apurados por realizar su labor diaria. En el segundo piso está la unidad de inteligencia la cual tiene la tasa más alta en arrestos.
El jefe de la unidad, el sargento John Walker, debía buscar un remplazo para el hombre que habían trasladado y bueno, quizá uno más que calentara el asiento que su detective había dejado vacío para estar infiltrado en un importante caso.
Walker bebió lo último de su taza de café y miró los documentos sobre el escritorio. Las ordenes estaban firmadas, era tiempo de hacer la llamada.
En un bar de mala muerte en la gran manzana donde todos a su paso son unos miserables tratando de llenar un vacío o aliviar un dolor, se encontraba la detective Mendes. Quizá unos años atrás nadie imaginaria encontrarla ahí, pero bueno, nunca se sabe cómo la vida de alguien puede cambiar de la noche a la mañana.
Ella le hizo una seña al bartender para que volviera a llenarle el vaso. Así buscaba calmar la ira, con una buena bebida, con una que le hiciera cosquillas al pasar por la garganta y le nublara la mente.
Saboreó el whisky en sus labios mientras el dolor en su pecho parecía no querer detenerse. Hacía casi un año que ese asqueroso sentimiento la había inundado.
El sonido de su celular avisando que una llamada estaba entrando la sacó de sus pensamientos.
—Diga —dijo ella con voz átona.
—Mendes, que gusto volver a escucharte.
Miró la pantalla para ver el contacto— ¿Sargento Walker? —preguntó, volviendo a llevar su celular a la oreja.
—El mismo. ¿Cómo has estado?
Sabía que lo hacía por cortesía, pero sinceramente era una pregunta estúpida— Solo estoy. —respondió y bebió de su trago— ¿A qué debo la llamada?
—Quiero que te paces unos días por Chicago. Necesito refuerzos para estos días, carezco de detectives en estos momentos y bueno, desde que te vi en acción hace tres años tuve el interés de integrarte a mi unidad.
—¿Acaso Chicago no tiene más detectives? —dijo de forma grotesca— No creo que sea el mejor momento, usted merece a alguien que esté bien enfocado.
Walker sabia por lo que ella estaba pasando, pero lo mejor para ella era cambiar de aires— Cobra propuso el traslado y yo encantado acepté. Tendrías que acatar la orden directa quieras o no, aun así, los dos queremos que estés a gusto con cada decisión.
—¿Es temporal? —preguntó, siendo consciente de que no podía refutar ante la oferta. No, no era una oferta, era una orden.
—Por el momento, sí, pero podríamos hacerlo permanente más adelante.
—¿De qué se trata? —preguntó— El caso —agregó.
—Aún no hay caso en especial. —mintió. Sí que lo había. Walker y personas del alto rango tenían pensado iniciar un importante caso para que la cabeza de un nuevo jefe que había llegado a la ciudad rodara hasta un tribunal— Ya te lo dije, refuerzos. Necesito llenar una bacante en mi unidad.
—¿Solo una bacante? —ella no iría a ningún lado sin su compañero.
Walker soltó una leve risa— Sabía que lo mencionarías, no te preocupes, él también tiene su traslado, ustedes son un 2x1.
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La promesa de dos almas
RomanceDiez años después. Chicago y sus altos índices en criminalidad más la promesa de dos almas que juraron amarse. ¿Su relación evolucionará con el pasar de los casos o le darán paso a su amor para otra vida?