Capítulo 39.

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Al día siguiente Aly realizó la jornada laboral con Jordan ya que a Jay le había dado un día de descanso, pero él prefirió hacer trabajo de oficina. El día no fue tan pesado así que supieron podían regresar temprano a casa.

—¿Han sabido algo de Sullivan? —preguntó Aly.

Jordan negó— Aún no. ¿Sabes algo de Gordon?

—No y ya no sé si pueda preguntarle algo a Andrew.

Jordan la miró de reojo mientras conducía— ¿Se puso algo difícil la situación?

Aly apoyó la cabeza contra la ventana y asintió— Creo que ahora no le va a importar si yo se lo pido. Ellos simplemente prefirieron hacerse a un lado.

—La verdad siento que Gordon ya regresó a la ciudad. Entre mis informantes escuché que pronto está por moverse una gran carga, dicha carga no procede de los jefes que tenemos identificados.

—A veces tenemos que actuar rápido y otras veces, como en esta ocasión solo nos queda esperar. Que abrumador.

—Así es.

Estaban a una cuadra de la estación y a mitad de dicha cuadra Aly visualizó un Sprint rojo el cual le recordó mucho al de la noche pasada. Lo miró de reojo, pensativa. Meneo la cabeza creyendo que no sería el único modelo en la ciudad, aun así, cuando algo le daba una mala corazonada ella decidía prestarle atención a eso.

Jordan parqueo en la puerta trasera donde solo pasaban los de inteligencia— ¿Puedo pedirte un favor? —preguntó ella y él asintió— Tengo algo de trabajo por revisar y creo que regresaré tarde a casa así que... ¿podrías por favor llevar a Jay para que él me deje la dodge? Pero si es mucha molestia yo podría pedir un taxi o...

Él la interrumpió— Está bien, Mendes. Puedo llevarlo.

—Gracias.

Jay no tuvo problema con irse con Jordan, es más, antes de ir a casa los dos se pasaron unos minutos por un bar para disfrutar de una buena cerveza.

Aly se quedó en la estación y accedió a las cámaras de seguridad del distrito con el permiso que le habían dado. Notó que aquel Sprint no se movió de su lugar y al parecer había alguien adentro esperando o vigilando. Se las ingenió para ver la placa de dicho auto, pero lo único que logró saber fue que la placa tenía una matrícula falsa.

Decidió ser sigilosa y estar atenta de los movimientos que se hacían con el Sprint. Quizá lo hizo por su instinto de querer ir más allá de las cosas para descubrir el porqué del todo o por el hecho de que si se ocupaba en algo iba a dejar de pensar en Sullivan y en el hecho de que si él no regresaba, ella tendría que ir.

Por primera vez sintió temor de volver a ir de encubierto y no por el trabajo que tendría que realizar sino porque la última vez cuando ella regresó ya no tenía a la persona que quería. El pensar que la historia se repitiera o incluso que fuese ella quien ya no estuviese al terminar el caso la caló hasta los huesos.

Pasadas las cuatro de la madrugada, los Müller regresaron a casa. Andrew al no ver la dodge estacionada y no encontrarse con Aly al entrar supuso que los detectives tendrían bastante trabajo, pero cuando el reloj marcó las siete y escuchó a Jay en casa decidió levantarse y buscarla.

Pasó a la sala de estar donde Jay bebía café y le lanzaba una pelota a Wolfie— Buenos días —saludó y Jay respondió con un movimiento de mentón— ¿Y Alison?

—En la estación.

Jay traía el cabello húmedo, era claro que estaba recién bañado así que Andrew supo que ya llevaba varios minutos en casa— ¿Se fue temprano?

La promesa de dos almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora