Capítulo 32.

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Las semanas pasaron, tres semanas para ser más exactos. No hubo llamadas, mensajes, visitas, absolutamente ningún contacto entre Andrew y Aly. Realmente lo estaban dando por perdido.

Los días parecían eternos y las noches una tortura. Andrew casi no podía conciliar el sueño, aun cuando pasaba toda la noche alerta en el club. No tenía el mismo animo de antes y el hecho de que ni Derek supiera a donde se había ido Aly lo molestó y entristeció, ella estaba rompiendo todo contacto con ellos. Lo bueno era que, aunque por dentro no estuviese del todo bien, por fuera seguía manteniéndose en forma.

Aly solo pasaba los días enfocada en su trabajo, su mente ocupada era realmente una buena salida a lo desmoronado que se sentía su mundo.

Jay y Aly iban en la dodge cuando la central reportó que se estaban recibiendo múltiples llamadas de gritos que provenían de una casa vecina. En cuanto recibieron la dirección supieron que estaban cerca así que fueron los primer en atender al llamado.

Antes de Aly entrar por la puerta principal le dio tiempo a Jay de rodear la casa, pero cuando este se estaba acercando un hombre de capucha azul salió corriendo de la puerta trasera, el detective al verlo empezó la persecución a pie.

Aly entró a la casa revisando sigilosamente cada rincón hasta que vio un cuerpo que yacía en la cocina. Rápidamente se acercó.

—Oh no —musitó.

Dejando de prestarle atención a lo que decían en la radio, se inclinó hacia la víctima. Buscando la peor herida de todas las que tenía, hizo presión donde aún tenía enterrado un chillo, muy cerca del pecho.

—Soy la detective Mendes. Necesito que te quedes conmigo, preciosa.

Con una mano, le comunico a central la escena y solicitó apoyo.

La joven de veinte años se esforzó por hablar. Aly trató de auxiliará lo más que pudo, pero la joven estaba realmente mal. Pocos segundos después, la detective sólo tuvo un cuerpo sin vida.

Jay entró corriendo a la casa. Aly lentamente se puso de pie, mirando con tristeza a la joven que yacía.

—¿Se ha escapado?

—Tenía un auto encendido a una cuadra, se me fue difícil alcanzarlo, pero tengo las placas. ¿Hay alguien más en casa?

—Solo ella —señaló con la cabeza a la joven

Jay se acercó y fue una escena realmente horrible de ver. A la joven le había causado tres heridas con un objeto corto punzante en su torso, era difícil de reconocer su rostro pues los múltiples golpes la habían hinchado y el alambre de púas que la rodeaban había terminado el trabajo que los golpes no hicieron. Lo que resaltó fue la M que tenía en su frente.

Era tiempo de hacer trabajo de inteligencia. Mientras los forenses hacían su trabajo, los demás integrantes de la unidad llegaron a la escena, la víctima ya estaba identificada y trataban de comunicarse con algún familiar o conocido.

Colín se acercó— Otras unidades han estado investigando unos casos muy parecidos a este. Es el mismo patrón.

Walker ordenó— Busquen una conexión entre las víctimas. Empiecen a rastrear.

Sarah se unió— Señor, acaban de reportar que en una de las correccionales se está presentando un tiroteo.

Jay colgó la llamada con Katie— El Gleen Lc negro con las placas que indiqué se ha reportado parado frente a una correccional de menores.

—¿Acaso el mismo idiota se ha salido de sus cabales?

—Si es el nuestro iremos por él. Pónganse los chalecos, no sabemos a qué clase de loco nos vamos a enfrentar

La promesa de dos almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora