Capítulo 2.

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Wunsch se había convertido en uno de los clubes más populares de la ciudad. Con tan solo cinco años de estar abierto al público había logrado tener más ganancias que otros que llevaban muchos más años.

¿Su popularidad a que se debía? Algunos podrían asegurar que era por la belleza de sus dos dueños, esos sí que capturaban la atención de muchos, pero la verdad de su punto clave es el excelente servicio, la buena música, licores de calidad y lo bien que el lugar está ambientado. Otros podrían decir que era porque los jefes de jefes se sentían como en casa ¿el porqué de eso? sencillo, el lugar tenía el visto bueno de la Organización.

Mientras muchos estaban en la planta principal disfrutando de la música y los buenos tragos, otros preferían pasarla bien en las pocas habitaciones privadas que se encontraban entre los pasillos oscuros.

El hombre de los ojos marrones terminó de abotonar su camisa y le echó un vistazo a la chica de ojos azules que parecía no querer levantarse.

—Venga, Miranda, hora de salir. Debo ir al segundo piso.

Ella se puso de pie y se desperezó. Luego se puso los zapatos— Si dejaras que subiera a tu oficina podría hacértelo mientras llenas los papeles, pero prefieres traerme aqui como si fuera una cualquiera.

Él hizo una pequeña mueca. Ella le había dado un buen polvo así que no le diría que eso era lo que ella era para él, una cualquiera.

—Llámame por si te vuelves a aburrir —dijo ella antes de salir de la habitación.

—Sabía que estabas aqui, pedazo de idiota. —dijo el de los ojos verdes entrando al cuarto— El lugar está al tope y tú aqui jugando a la mezcla del twister y el kamasutra. —el otro soltó una carcajada— Iniciará una partida de póker al lado de la oficina ¿te vas a unir?

—No. Tengo documentos por revisar.

Los dos salieron de los pasillos y atravesaron la multitud para poder llegar hasta las escaleras y subir a las oficinas.

Dos hombres de traje negro y una mujer con un vestido rojo ajustado a su figura entraron a Wunsch.

—Bueno... —dijo Jay— A decir verdad, es un lugar muy sofisticado, pero a la vez se nota que muchos vienen a desordenarse, esa dualidad me gusta.

Aly asintió y siguió a los dos hombres a la barra. Le echó un vistazo al lugar buscando algo que llamara su atención. La barra estaba casi despejada, solo venían por los tragos e inmediatamente se iban, la mayoría estaban concentrados en la pista de baila, en las esquinas había hombres en unas mesas fumando y bebiendo, las mujeres se acercaban como si quisieran ofrecerles algún tipo de servicio. Unas cuantas pastillas cruzaban de unas manos a otras, pero se desvió de eso, no habían venido a incautar solo a observar. Con su mirada siguió a una pareja y los perdió en los oscuros pasillos del fondo.

—Van a los cuartos. —dijo Jordan— Por esos pasillos solo encontraras cuartos para clientes. También están las escaleras para el sótano, pero no hemos podido llegar hasta allá.

—Dos coñacs en las rocas —le dijo Jay al bartender.

—Para mí una cerveza —pidió Jordan antes de que el bartender se alejara.

—¿Han podido pasar al piso de arriba? —preguntó Aly.

—No. Sabemos que hay dos oficinas, ambas tienen vidrios polarizados, también sabemos de la zona VIP, pero no hemos tenido acceso. Ahí solo dejan pasar a personas como Demetrio.

Los dos detectives restantes cruzaron miradas— ¿Demetrio? —preguntó ella— ¿Demetrio Carignan?

Jordan asintió— Un gran pez gordo.

La promesa de dos almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora