6- Una extraña cita (parte I)

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Como si fueran las personas más cercanas en el mundo, Mei Hanxue y Xue Meng pasearon por el mercado mirando un montón de cosas, había que reconocer que era de utilidad tener a una persona local que comprendiera bien el dialecto, de esa forma cuando algo llamaba la atención del joven maestro, su amigo de la infancia le explicaba con lujo de detalles qué era lo que estaban observando, para qué servía y cuanto costaba.

Probaron algunos bocadillos en puestos de la calle que a Xue Meng le parecieron algo desabridos ya que les faltaba picante pero no podía pedir tanto de un lugar lejano a su hogar.

-Xue Ziming, creo que deberías probarte algo de ropa local, las telas son de primera calidad y tal vez los colores que se usan aquí te sienten bien ¿Qué dices?

-Supongo que ya que estamos aquí podemos mirar un poco- aceptó fingiendo que no le interesaba a pesar de que estaba curioso sobre los atuendos locales.

Xue Meng observó las hermosas y refinadas telas, adornos para el cabello y diversos accesorios que no comprendía del todo cómo se usaban, Mei Hanxue dejó que recorriera aquella tienda sin ninguna limitación y cuando él se detuvo a mirar más de la cuenta una de las prendas, la sonrisa traviesa en el rostro de Mei Hanxue hizo sospechar un poco a su compañero.

-Esta ropa es demasiado hermosa, deberías probártela, el tono de tu piel luciría aún más bonito con estos colores, anda, ve al probador, yo te esperaré aquí- empujó al confundido Xue Meng y le entregó algunos accesorios, sin entender él se tomó su tiempo para ponerse la ropa, cuando salió lucía una túnica color turquesa con adornos verdes en las mangas, un bordado de flores bastante llamativo en la parte baja, cuando se miró en el espejo consideró que no se veía mal, solo un poco extraño debido al cambio de estilo de la región, estaba pensando seriamente en comprar ese atuendo.

-¿Por qué ese joven está usando ropa de niña?- preguntó una pequeña a su madre apuntando a Xue Meng quien no paraba de mirarse al espejo.

-No lo mires, vamos rápido- dijo la madre cubriendo los ojos de su hija quien luchaba por echar una última mirada.

-Tú...- el rostro de Xue Meng se puso azul y luego rojo de furia se sacó la túnica tirándosela a la cara esperando detener esa sonrisa burlona pero solo logró conseguir una carcajada de su acompañante -¿¡Quieres morir!? Deja de burlarte de mi, eres una maldita rata mentirosa- le arrojó el resto de la ropa quedando únicamente en su bata interior, dejando poco a la imaginación.

-Ziming... Deberías ser cuidadoso, estamos en un lugar público, si quieres desnudarte para mi debes hacerlo cuando nadie más pueda verte- respondió aún más travieso, con susurro que solo Xue Meng podía escuchar, esta vez no supo si el rojo de su rostro provenía de la ira o de la vergüenza -Lo siento, lo siento, esta vez si te traeré ropa masculina, es solo que como la elegiste con tanto cuidado no quería limitar tus gustos, además con tu esplendida apariencia cualquier prenda lucirá bien en ti, eso ya deberías saberlo.

-Por supuesto que lo sé- contestó orgulloso -Pero ya no quiero probarme más ropa, el estilo de esta región no va conmigo, más vale que pienses en cómo disculparte adecuadamente, estúpido Hanxue, imbécil temperamental...

Tras salir de la tienda Mei Hanxue le ofreció innumerables objetos como disculpa, pero el ofendido joven maestro lo consideraba basura, baratijas que le gustarían a una doncella pero no a un hombre hecho y derecho, al final pasaron por un puesto que vendía piedras con poderes espirituales y ese si fue algo que llamó su atención.

-¿Qué hace esa?  y aquella es muy bonita ¿Cuáles son sus cualidades?- tomaba cada piedra para mirarla de cerca, sus colores eran hermosos, una de ellas era muy similar al adorno en forma de gota que el rubio llevaba en la frente.

-Si tienes curiosidad, no es la misma piedra que llevo aquí- tocó su frente -La mía ayuda al flujo de energía espiritual correcto, en la medicina es importante mantener la armonía, además combina con el color de mis ojos- bajó las pestañas coqueto mientras sonreía -En cambio esta ayuda con la creación del núcleo espiritual, así que no te será de utilidad, la mayoría son para ayudar a personas enfermas, ancianos o niños lo que tú necesitas no lo encontrarás en un puesto barato, sino buscando adecuadamente en el lugar correcto ¿Quieres intentar probar suerte en el lago helado?- preguntó con entusiasmo, observando cierto interés en el rostro del contrario.

-...¿Qué es exactamente lo que tenemos que buscar?- preguntó con desconfianza, no caería nuevamente en una segunda broma.

-En el lago prácticamente hay solo piedras sin valor, pero si llegas a encontrar alguna roca cristalina significa que fue capaz de absorber la energía del lago, tiene cientos de años y mucha energía espiritual, casi nadie va allí debido al frío y la falta de peces en esta época. No perdemos nada con ir a echar un vistazo, además podemos mirar el paisaje.

-Entonces, no me haré ilusiones con encontrar algo tan extraño, pero quiero conocer el lugar, después de todo me la he pasado encerrado demasiados días.

Con un nuevo panorama en mente ambos montaron sus espadas y avanzaron rumbo al lago.

El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora