45- ¿Cómo no lo notaste?

555 87 27
                                    

-No lo entiendo...- murmuró Xue Meng secando las lágrimas que caían por sus mejillas tras leer las palabras de su Shizun, se supone que estaba recluido, que Mo Ran lo torturaba de las peores maneras, esto según la impresión que el mismo perro dejaba, sin embargo, ninguna carta daba indicios de que tuviera miedo, dolor o rabia, a lo sumo algo de melancolía podía notarse en las palabras de su maestro.

-Creo que puedes entenderlo mejor que nosotros, es solo que es demasiado extraño- comentó Mei HanXue acariciando la espalda de su novio.

-Imposible...- el joven maestro negó con fuerza apretando los puños -Shizun es...- quería decir que su Shizun era perfecto, que su imagen impecable no podía mancharse con nada, pero era evidente que en su última carta había sentimientos que hoy en día podía entender a la perfección, una entrega absoluta, un anhelo constante, incondicional a la persona amada, tal vez si esos sentimientos se hubieran dirigido hacia otra persona podría aceptarlo, no obstante, eran hacia ese maldito perro. No quería creerlo.

-Piensa un poco más en lo que dice la última carta ¿crees que realmente Mo Ran podría haber cambiado por la maldición de alguien o realmente siempre fue así? - Mei Hanxue estaba tan confundido como su novio, era el joven maestro el único de encontrar respuestas.

-No siempre fue así...- admitió llevándose las manos al rostro -Cuando lo conocí era un niño asustado que pronto sonreía mostrando sus hoyuelos todo el día, incluso más cuando conoció a Shizun, odiaba que se le pegara tanto... Pero cuando ocurrió lo de Shi Mei simplemente no volvió a ser el mismo.

Cuando dijo eso último se congelo un segundo, no era necesario unir más puntos, ese debía ser el motivo para que Hua Binan haya fingido su propia muerte, ya tenía sus razones desde ese momento, incluso recordaba que se había quejado de que otra persona estaba interfiriendo y por eso no pudo controlar a Mo Ran antes, esa persona debía ser Shizun.

Pensar en que su Shizun se vio atrapado en un amor no correspondido hasta su muerte, todo por el deseo egoísta de un demonio... Incluso ahora no sabía si podía culpar a Mo Ran por todo lo que había hecho, se sentía impotente.

-Voy a matarlo...- murmuró poniéndose de pie con el impulso de hacerle frente a esa belleza demoníaca, sin embargo, apenas puso un pie fuera del pabellón del loto rojo se encontró con la figura imponente de Taxian Jun.

- ¿Por qué mierda estas aquí? - soltó despectivo empujando al joven maestro.

- ¿Y desde cuando te importa lo que tenga que ver con Shizun? - escupió sus palabras junto con un empujón de vuelta -Si de lo único que puedes hablar es de tu Shi Mei entonces qué mierda te importa lo que haga aquí, es mi Shizun, tengo más derecho de estar aquí que tú, maldita marioneta.

-Qué mierda sabes tú sobre Shizun, fui yo quien pasó con él todo este tiempo- contestó molesto.

-Y de qué mierda te sirvió si ni siquiera pudiste darte cuenta de nada, te dejaste controlar, ignoraste lo que sentía Shizun, si no podías ser su discípulo al menos podías ser un hombre y corresponderle.

Aunque sus palabras le sorprendieron, ignoró el origen de sus conjeturas -Créeme que le correspondí muchas veces, Chu Wanning podía llegar a ser insaciable en la cama- contestó el perro con una sonrisa torcida, sabía lo que sus palabras causarían, pero aun así quiso decirlas, Xue Meng era el único que podría reaccionar sin reprimirse ante su miserable conducta.

-¡MALDITO PERRO DE MIERDA!- Xue Meng se arrojó con todo su peso sobre Mo Ran tirándolo al suelo mientras golpeaba con sus puños ese burlesco rostro, una y otra vez mientras la ira iba subiendo cada vez más, nublado por la rabia, apretó su cuello hasta dejar marcas, sin embargo los pulmones de ese perro no necesitaban aire y por mucho que apretara no podría matar a alguien que carecía de vida, mientras la sonrisa vacía del perro se formaba en su rostro, la misma que vio cuando se había envenenado a sí mismo, el joven maestro comprendió que lo que hacía no tenía sentido y su rabia dio paso a una profunda tristeza.

-Por qué eres tan inútil, por qué te dejas controlar, por qué no te diste cuenta que Shizun te amaba, incluso aunque eras una maldita basura... Olvidaste que él te enseño a escribir, que te tomó la mano para que escribieras a diario las cartas a tu madre... Que te acariciaba el pelo cuando lo hacías bien, ¿Cómo pudiste olvidar cómo te miraba? - el cadáver de Mo Ran no podía llorar, sin embargo, las lágrimas que caían de los ojos de Xue Meng justo en sus mejillas daba la impresión de que ambos estaban llorando.

Las palabras del joven maestro hicieron a Mo Ran recordar los últimos momentos de Shizun, tenía una expresión tan cálida, pero estaba seguro de que nunca lo había mirado de esa forma ¿Por qué él hablaba como si siempre hubiera sido así? ¿Por qué mencionaba recuerdos que estaba seguro de que nunca existieron? Una tremenda inquietud lo invadió, era como si estuviera a punto de recordar una palabra, sin embargo, no podía encontrarla y la sensación de familiaridad se perdía en la confusión.

-Te equivocas... Chu Wanning no era capaz de amar a nadie, sólo se preocupaba de su reputación- las manos sobre su cuello se había soltado, permitiéndole poder hablar nuevamente.

-Sigues siendo tan idiota...- contestó Xue Meng con frustración, se quitó de encima y se sentó en el suelo llevándose las manos a la cabeza -Todo este tiempo lo culpaste de matar a Shi Mei ¿No te das cuenta de que está vivo y hace contigo lo que quiere?... Shizun quedándose por voluntad propia junto a la persona que amaba, un hombre ¿De qué manera puede ser eso proteger su reputación?

-¡DEJA DE DECIR QUE ME AMABA, ESO ES UNA MALDITA MENTIRA!- los gritos de Mo Ran retumbaron en todo el lugar.

Xue Meng en lugar de enojarse soltó una risa cansada.

-Él tenía razón, odio es lo único que puedes sentir, Shi Mei hizo un excelente trabajo, debes estar cómodo, ya ni siquiera te esfuerzas en pensar, eres una marioneta perfecta.

Mo Ran levantó el puño con intenciones asesinas, sin embargo, Hua Binan le había ordenado claramente que no podía herirlo, como resultado fue incapaz de mover su puño, hasta ahora no había intentado hacer nada por su cuenta y no le molestaba seguir sus órdenes, fue la primera vez que realmente se sintió como una marioneta, dándole crédito a las molestas palabras del joven maestro.

Aquellas dos personas que habían estado observando atentos decidieron que era momento de interferir, ayudaron a levantarse a su compañero y abandonaron el lugar dejando solo a ese cadáver, que por enésima vez se lamentaba profundamente de haber despertado de la muerte en un mundo en donde estaba aún más solo.

Tengo algo que decir~

Este capítulo fue muy satisfactorio de escribir, siempre quise que alguien le hiciera frente al taxista, siempre quise que alguien valorara el amorcito de Shizun y lo vieran como un ser humano en esta línea temporal.

( ◡‿◡ ♡)

El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora