55- Control

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Aunque su corazón seguía sin latir y el sol se escondía y salía sin que nada le generara el más mínimo interés, había una razón para que Taxian Jun viera pasar el tiempo con paciencia, Xue Meng le había asegurado que Chu Wanning seguía allí, al otro lado del portal y que al llegar el momento cruzaría hacia su línea temporal, podría verlo, podría tenerlo nuevamente.

Desde que lo perdió ya se sentía muerto, realmente no había mucha diferencia desde que él cerró sus ojos hasta ese mismo instante, su imperio dejó de interesarle, la gente que lo rodeaba le hacía perder la paciencia, por mucho tiempo el odio lo motivó para hacer cosas imperdonables, pero sin su Chu Fei simplemente había dejado de sentir cualquier cosa.

Tras despertarse y ver nuevamente a Shi Mei sentía que una parte de su existencia por fin se había completado pero en realidad no era suficiente, se dio cuenta rápidamente de que seguía sintiéndose vacío sin esos ojos de fénix.

Ser usado por Shi Mei no le importaba, era solo algo más en qué ocupar su infinito tiempo, pero mientras los días en el Pico Sisheng pasaban lentamente sin la voz demandante de aquella persona, trató de hacerse cargo de esa flor en su corazón que había echado profundas raíces, no le gustaba la idea de estar en frente de Wanning y no poder actuar con plena libertad. Pero en su pecho parecía que esa flor lo había consumido por completo, si trataba de arrancarla no podía asegurar que seguiría en pie para verlo.

¿Cuándo podrían encontrarse de nuevo? ¿Podría tomarlo con ese cuerpo? ¿El Wanning de esa época lo miraría con el mismo odio o admitiría lo que sentía? Se pregunta eso una y otra vez y una noche la respuesta estuvo ante sus ojos. Una fuerte luz iluminó el horizonte, del otro lado un tiempo lejano se asomaba, entró allí sin importarle nada, incluso si tenía que seguir algunos deseos de Shi Mei estaba dispuesto a hacerlo si eso significaba ver a esa persona otra vez.

Cuando se encontró del otro lado las llamas comenzaban a consumir todo a su paso, olía a muerte a pesar de que el lugar parecía celebrar una ocasión especial, tal vez un matrimonio. Antes de que pudiera enfocar su vista en las personas que tenía en frente perdió el control de su propio cuerpo, su conciencia se desvaneció como si se adentrara en una espesa bruma, cuando recuperó el control sus manos estaban cubiertas de sangre y los cadáveres yacían a sus pies.

-Mo Ran, hazte cargo de ellos, tómalos como piezas de ajedrez y llevémoslos con nosotros, las preparaciones están listas, el portal debe abrirse en el monte Kun Lun en donde la energía espiritual es más abundante.

-¿Dónde está él?- preguntó con seriedad.

-Supongo que te refieres a Shizun, logró salir de aquí junto con tu yo de esta época- explicó Hua Binan luego de dar un suspiro.

-Entonces antes de ir allí, iré a buscarlo.

Hua Binan negó lentamente –No hace falta, no pudiste retenerlo ahora, simplemente espera a que venga por su cuenta, de todos modos, cuando vea ese enorme portal se acercará, aunque sea por curiosidad.

-Dije que iré a buscarlo y si alguien se entromete lo mataré, incluso si es mi yo de esta época.

Sus palabras parecieron gustarle a Hua Binan, que ya tenía algunos planes para romper aquel recipiente inservible en donde la flor del odio parecía no haber germinado, si no podía utilizarlo entonces podría hacer más fuerte a su marioneta y para ello sabía exactamente qué hacer, después de todo ya lo había hecho una vez.

Manchó su reputación, culparon a Mo Ran de las masacres que generó Taxian Jun y cuando vieron su oportunidad expusieron su pasado, sus manos estaban manchadas desde el principio, era un impostor, no había nada que pudiera hacer para defenderse de la verdad.

Miradas de horror se dirigieron a Mo Ran, lo apuntaron con el dedo y lo llamaron asesino, si hubiera estado solo su alma se habría quebrado, pero en ese mundo las cosas eran diferentes, tenía a su Shizun a su lado y dos compañeros que lo respaldaban, allí nadie fue tomado prisionero, aunque la batalla exploto con más intensidad de la esperada, decenas de vidas se perdieron incluyendo a los líderes de la secta Xue.

Mientras Hua Binan se escondía entre las sombras, el Shi Mei de aquel tiempo luchaba con todo lo que tenía para apoyar a sus compañeros, podía parecer una coartada perfecta, especialmente porque luchaba con verdaderas intenciones de protegerlos, tal vez fue por eso que Taxian Jun mostró interés en él y se atrevió a mirarlo de cerca, cuando sus miradas se encontraron el joven se congelo por un momento.

-Así que esta vez vives, me parece bien, mantente así- dijo burlonamente.

-¿Qué haces aquí?- Shi Mei se mostró nervioso, sus manos temblaban, se suponía que solo sería un enfrentamiento entre las sectas, si Taxian Jun actuaba no habría forma de que las cosas salieran bien, pero cuando lo vio avanzar hacia el centro de la batalla supo por quién estaba allí –No vayas con Shizun, él no es parte de los planes ahora.

-Cierra la boca Shi Mei- le respondió con frialdad y siguió caminando, matando a un par de personas de paso.

Shi Mei entró en desesperación y aunque era posible que no funcionara, puso algo de energía en su voz, como se supone que debería ordenarle a su marioneta.

-¡DETENTE!- gritó tan fuerte que las miradas se dirigieron a él, siendo capaces de vislumbrar aquella figura idéntica a la de Mo Ran detenerse en el acto.

Entre aquellos que alcanzaron a verlo se encontraban unos agudos ojos de fénix, aunque estaba lejos Chu Wanning pudo distinguirlo entre la multitud, su corazón se detuvo, no podía ver a nadie más, miles de sentimientos y recuerdos se aglomeraron en su mente, instintivamente avanzó y comenzó a correr en su dirección, realmente no sabía si era para luchar o para protegerlo, solo sabía que debía ir por él.

El joven discípulo se sintió aún más asustado al notar que era su Shizun quien acudía esta vez así que rápidamente pensó en una estrategia.

-¡Ahora! Todos ataquen, es Taxian Jun, el verdadero asesino- rápidamente lo agarró por el cuello, ante los ojos de todos parecía que lo estaba reteniendo para que los demás pudieran atacarlo, pero solo lo hizo para acercarse a su oído y susurrar –Vete de aquí de inmediato.

Era una orden, Taxian Jun no podía ignorarla, pero mientras la obedecía también tomó la mano de aquella persona antes de volar rápidamente.

-¡WANNING!- Mo Ran gritó con desesperación pero luchaba con cuatro oponentes a la vez, no pudo liberarse de ellos a tiempo para alcanzarlo, además, por su culpa los padres de Xue Meng habían perdido la vida, simplemente no podía dejarlo a su suerte, tenía que encargarse de ellos primero o Wanning no se lo perdonaría.

Aunque con la aparición de Taxian Jun muchos bajaron sus espadas, dándose cuenta de que podrían estar culpando a la persona equivocada, otros no estaban dispuestos a rendirse tan fácilmente. Para cuando la lucha terminó no quedaba persona en pie que no tuviera las manos manchadas de sangre.

-Iré a buscar a Shizun- anunció Mo Ran apresuradamente.

-Voy contigo- le respondió Xue Meng con furia en sus ojos.

-No... Tus padres... Yo me encargaré de traer a Shizun, Shi Mei, no te apartes de él- su compañero asintió enseguida y el joven maestro bajó la cabeza y apretó los puños, era cierto, una parte de él tampoco quería irse.

Unos pálidos dedos apretaron el hombro de Xue Meng -Lo cuidaré, vete rápido- Mei HanXue parecía confiable, lo suficiente como para que Mo Ran se alejara con la confianza de dejarlo en buenas manos.

El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora