26- Prisioneros

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Taxian Jun había conseguido una herida que lo mantuvo casi al borde de la muerte, para su fortuna contaba con todos los medicamentos espirituales que necesitaba para recuperar rápidamente sus fuerzas.

La persona que lo había herido era quien creció junto a él, el joven maestro del Pico Sisheng, Xue Meng a quien su shizun había protegido y dado un trato especial en innumerables oportunidades, su corazón le guardaba un rencor inmenso, hace muchos años él se encargó de acusarlo cuando cortó una hermosa flor, como resultado Chu Wanning lo había castigado azotándolo con Tianwen hasta que su espalda estuvo completamente ensangrentada, si bien su shizun era una persona sin piedad, su discípulo le seguía los pasos de cerca ya que lo había observado en silencio permitiendo aquella injusticia.

En los años posteriores aunque había dado muerte a sus padres y a la mayoría de las personas pertenecientes a la secta, no había podido acabar con la vida de esa persona ya que Chu Wanning lo defendió sacrificando su propio núcleo espiritual, permitiéndole huir y quedándose como prisionero. A pesar de que le había perdonado la vida, dejándolo huir, ignorando su insignificante vida, se había atrevido a atacarlo en su propio palacio, peor aún, su shizun insistía en que debía perdonarlo, ante sus ojos Xue Meng podía atacarlo pero él no debería cobrar venganza solo por los lazos que formaron en algún momento de sus vidas.

Esos lazos nunca fueron reales. No permitiría que Chu Wanning continuara manteniendo en su corazón a su tan preciado discípulo, si no le había dolido perder a Shi Mei entonces debería ser lo mismo con Xue Meng, incluso era mejor si podía observar su expresión al verlo morir.

Fue fácil encontrar a su antiguo primo, no había olvidado que cuando fue atacado no estaba solo, Mei Hanxue lo había acompañado así que tras enviar algunos peones a seguirlos pudo confirmar que se refugiaba en el Palacio Taxue.

Taxian Jun destruyó la barrera sin mayor esfuerzo, aunque habían guardias que protegían la entrada de inmediato fueron afectados por la onda expansiva de aquella explosión, encontrar a Mei Hanxue fue incluso más fácil ya que era uno de los que resguardaba el lugar, aunque quiso atacarlo fue inútil, solo bastó unos cuantos golpes para tomarlo prisionero.

Junto a su nuevo acompañante subió tranquilamente las largas escaleras, dando muerte a quienes se atrevían a impedir su paso, no tardaron en darse cuenta de que era imposible hacerle frente, así que al notar una actitud temerosa en las personas de la secta pudo hacerlos sus peones sin oposición.

Cuando estaban cerca del palacio pudo encontrarse con Xue Meng, siempre tan animado, con tanta confianza, con tanta energía... Ni siquiera lo saludó antes de atacarlo pero tuvo que detenerse a la mitad de su movimiento.

-Veo que se han hecho cercanos, pensaba matarlo más tarde pero si vas a actuar de esa manera no me queda más opción que asesinarlo ahora mismo... ¿No quieres eso verdad?- los labios del emperador se contrajeron en una sonrisa aterradora, en sus ojos se podía ver claramente su deseo de matar.

-Suéltalo, has venido por mi, entonces yo soy tu oponente- lo apuntó con su cimitarra frunciendo el ceño.

Taxian Jun soltó una carcajada y alzó a Bu Gui para hacer un corte en la mejilla de su prisionero, no fue profundo pero la sangre manchó la delicada piel de Mei Hanxue, quien resistió en silencio sin hacer la menor muestra de dolor.

-Suelta tu espada o lo próximo que corte será su garganta- amenazó con tranquilidad.

-No lo hagas, no lo escuches- dijo Hanxue ganándose un golpe que lo hizo toser sangre y caer al suelo, Taxian Jun aplastó su cabeza con el pie e hizo presión esperando la respuesta de Xue Meng.

-¡¿POR QUÉ HACES ESTO?! ÉL NO TIENE NADA QUE VER EN EL ASUNTO- gritó con furia al ver a Hanxue de esa forma.

-Bien si no te importa entonces voy a matarlo ahora, no me gusta perder el tiempo- el emperador alzó su espada pero antes de que pudiera bajarla Xue Meng había arrojado su arma al suelo -Muy bien, esa es una mejor actitud- aunque le dio su aprobación golpeo su estómago incluso más fuerte que a Mei Hanxue, solo entonces lo tomó prisionero haciéndolo caminar hasta el palacio mientras seguía consiguiendo peones.

Rápidamente los ancianos se dieron cuenta de la imposibilidad de ganar esa batalla, así que organizaron a los discípulos para huir y poner a la mayor cantidad de personas a salvo, Mei HanXue era el encargado de guiar a un grupo numeroso, las cuevas de cultivo eran un lugar seguro pero si quería regresar a ayudar a su hermano y al joven maestro debía darse prisa, solo podía confiar en que su hermano menor protegería a Xue Meng con su vida, así como él mismo estaba dispuesto a hacerlo pero la ansiedad hacía que su manos temblaran ligeramente.

A pesar de lo que podían imaginar, el emperador no les dio muerte a las personas de la secta, tras haber atado a Xue Meng y su amigo en el patio del palacio, se dedicó a poner piezas de ajedrez en cada una de las personas que encontró, eso incluía al líder de la secta, niños, ancianos y personas de las aldeas cercanas, mientras la nieve caía lentamente, debían observar como todo lo que habían llamado hogar en esos últimos meses se destruía sin poder hacer nada.


El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora