29- Invierno

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Gracias a los informantes que el líder de la secta tenía desplegados por todo el territorio, la información de que el emperador se había ido rumbo al Pico Sisheng  llegó rápidamente a sus oídos, no pasó ni siquiera un día y las personas de la secta ya podían abandonar el refugio y dedicarse a enterrar a los muertos de aquel ataque, ciertamente no se podía llamar una batalla.

Se realizaron solemnes ceremonias para despedir a los fallecidos, el Monte Kunlun estuvo de luto pero no dejaron de lado la necesidad de buscar estrategias para mantener la defensa.

En una reunión con los ancianos de la secta, se abordó lo ocurrido, sus causas y repercusiones, Xue Meng que había estado escuchando respetuosamente tomó la palabra.

-Me iré, mi presencia representa una amenaza para toda la secta, no deseo causar más problemas, de verdad lamento mucho todo lo que he provocado.

Los hermanos Hanxue lo escucharon con el corazón apretado, él no les había dicho que tomó esa decisión, haber pasado todo este tiempo juntos les hacía casi imposible pensar en seguir separados en el futuro, ambos fruncieron el ceño pero no era algo que pudieran discutir en ese lugar, respetaban la autoridad del joven maestro, al menos en público. 

Los ancianos comenzaron a murmurar rápidamente tras escucharlo, muchos estaban a favor y otros en contra, la palabra final la tomó obviamente el líder de la secta.

-Xue Ziming, comprendo tu postura y sé que piensas que esa es una alternativa acertada, sin embargo en toda guerra habrá victimas- hizo una pausa para observarlo, parecía no comprender -Aunque eres muy joven debes comenzar a aceptar aquellas perdidas como un hecho que no serás capaz de compensar, sin embargo aún mantenemos vidas valiosas en nuestra secta, si te vas, serás una persona menos para nuestra defensa, no hemos olvidado que eres quien hirió a Taxian Jun, él tampoco ha olvidado que nosotros desde el principio no lo hemos reconocido como emperador, puede que su ataque se haya relacionado contigo esta vez, pero habríamos sido atacados tarde o temprano, así que no te considero responsable de lo que pasó.

-No pude ayudar en sus defensas, nadie pudo detenerlo ¿Que diferencia hay en que me quede?- preguntó Xue Meng, disgustado de la idea de que otros sintieran compasión por él.

-Su retirada no fue coincidencia, Chu Wanning le dio un motivo para detener el ataque, creo que al menos por un tiempo podemos estar seguros de que no volverá, mientras tanto ayúdanos a encontrar la forma de mejorar nuestras defensas, después de todo eres su discípulo, tenemos expectativas en tus habilidades. Al menos mientras dure el invierno quédate con nosotros, cuando llegue la primavera no vamos a retenerte- sentenció en un tono que era imposible que alguien dijera lo contrario, ni siquiera Xue Meng.

Al llegar la noche y de regreso en el pabellón, dos personas molestas exigieron una explicación.

-¿Pensabas irte sin decirnos nada?- preguntó Mei HanXue con una voz fría.

-Lo escucharon hace un momento, de todos modos no puedo quedarme aquí para siempre- contestó desviando la mirada.

-Entonces debiste decirlo, iré contigo a donde sea, deja de pensar como si estuvieras solo- lo regañó Hanxue.

-Ustedes no deberían involucrarse conmigo, él los matará, casi te mata...-miró al menor a los ojos, recordando con angustia aquel episodio -Si él hubiese sabido que son dos, habría estado incluso más feliz de matarlos lentamente- esta vez sus ojos se posaron en las claras pupilas del mayor, haciéndole notar su preocupación.

Mei HanXue se acercó a su rostro, desafiante -Entonces nosotros deberíamos observar como él te quita la vida ¿Eso te parece justo?

-Yo... Si ustedes no hubiesen estado cerca habría podido atacarlo de frente, lo que dices no habría pasado- Xue Meng dio un paso hacia atrás, pero las manos de Mei Hanxue lo tomaron por los hombros.

-Meng Meng, creo que estás olvidando que salvamos tu vida en el Pico Sisheng, si vas a enfrentarlo nos necesitas a tu lado- le susurró al oído el menor.

De un momento a otro algo que parecía una discusión se había transformado en una situación demasiado comprometedora, solo a unos centímetros tenía los labios del mayor, mientras que en su oreja podía sentir el aliento del menor. Sus mejillas enrojecieron, no tenía dónde escapar.

-¿Por qué hacen esto?- bajó su rostro intentando protegerse -Sólo si yo me voy ustedes podrán estar seguros, así que me iré al llegar la primavera, de esa forma...- Antes de que pudiera continuar sintió un mordisco en su oreja, de inmediato sus labios fueron presionados por la persona que estaba frente a él.

Todo su cuerpo se estremeció para congelarse en el lugar, no se movió en absoluto, sin embargo los labios sobre su boca se abrieron paso para jugar con su lengua, incluso aunque quisiera preocuparse por eso no podía, ya que las mordidas de su oreja bajaron por su cuello, eso definitivamente dejaría marcas, cuando sus labios fueron liberados, una mano gentil volteó su rostro y unos labios idénticos lo atraparon nuevamente, la persona de en frente se dedicó a besar la otra parte de su cuello, lamiendo sin pudor alguno.

Su cabeza estaba hecha un lío, una alarma sonaba en su mente, avisándole que si permitía que eso siguiera definitivamente se arrepentiría en el futuro... Pero esos besos se sentían muy bien, esos brazos que lo envolvían apartaban el temor y la culpa, solo un minuto más... Solo un beso más...

-Mei... Han... Xue...- murmuró débilmente cuando sus labios tuvieron una pausa -No hagas esto...- ambos hermanos se detuvieron cuando notaron sus ojos húmedos, como si estuviera a punto de llorar.

Negó con la cabeza y se alejó de ellos varios pasos, sin atreverse a mirarlos a los ojos.

-Detengámonos aquí, nada bueno saldrá de esto, me iré en primavera y no cambiaré de opinión, ustedes se quedarán aquí y se mantendrán a salvo, además esto no volverá a ocurrir- sentenció con una voz débil, su rostro estaba completamente rojo, con el cuello lleno de marcas que le daban una apariencia demasiado erótica, por supuesto los gemelos no se tomaron en serio lo que había dicho, solo vieron que podrían tener más oportunidades, la primavera estaba bastante lejos aún. 

El joven maestro volvió apresurado a su habitación, se fue a la cama y apretó las mantas con fuerza esperando que el latido de su corazón se calmara... Como si pudiera.


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Tengo algo que decir~

Lamento haberlos hecho sufrir en los últimos capítulos pero era necesario, espero que con esto último sus corazones se sientan un poquito mejor, nuevamente gracias por sus comentarios y por leer esta historia ^^




El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora