46- El pasado

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Mientras las emociones intensas del joven maestro eran procesadas, se mantuvo ocupado haciéndose cargo de ritos de purificación, el incienso fue quemado y los rezos que murmuraba parecían hacer eco en cada rincón, aunque el ambiente estaba cargado de una energía pesada, pudo disminuir su intensidad, su propia energía espiritual, potenciada por la de los hermanos Mei trajo equilibrio al lugar que solía llamar hogar.

Los días siguientes se aseguró de monitorear de cerca a los sacrificios, molestando a Hua Binan a quien le parecía innecesario, sin embargo, no lo detuvo, ya que le parecía gracioso observarlo. Violadores, asesinos, estafadores y ladrones ocupaban las filas de sacrificio, muchos de ellos incluso reían con histeria al saber que podrían ayudar a que ese mundo cayera en miseria.

-Puedes verlo joven maestro, estas personas no merecen tu compasión, al final cada uno se preocupa de sus propios beneficios- decía Hua Binan como si sus palabras pudieran convencerlo de tomar partido de su causa.

Aun así el joven maestro soportó esa tensa situación y siguió de cerca los pasos de Hua Binan esperando obtener más información acerca de sus planes, pero parecía que la puerta del tiempo y el espacio, de la vida y la muerte no sería abierta a corto plazo, lo cual le dio algo de tranquilidad para hacer sus propias averiguaciones, si Shizun había encontrado la forma de viajar, debería haber dejado algunas pistas.

Junto a sus chicos visitaron el pabellón del loto rojo en repetidas oportunidades en busca de más información que Chu Wanning pudiera haber dejado, lo que no sabían era que Mo Ran los observaba de cerca cada vez que se acercaban a ese lugar, como si invadieran su propio territorio, apretaba los dientes de rabia.

Aunque los tres eran bastante discretos, no pasó desapercibido para aquel observador, la manera en la que se miraban, las caricias en la espalda y en la mejilla que se dedicaban de vez en cuando, la forma en la que sus cuerpos no podían mantenerse a más de un metro de distancia, demasiado cerca para ser solo amigos, aunque jamás lo admitiría, el vinagre corroía a ese cadáver viviente.

En su mente confundida creía que había experimentado esos mismos gestos durante las noches que pasó junto a su Chu Fei pero estaba demasiado borracho para diferenciarlo de un sueño, no sabía si esos dulces gestos fueron reales pero comenzaba a dudar.

¿Y si lo que había dicho Xue Meng era real? ¿Y si realmente él se quedó a su lado porque quiso y no por la fuerza? Lo pensaba una y otra vez, pero no estaba seguro, aunque Shizun demostró haber tenido siempre las fuerzas para hacerle frente, cuando las usó, terminó agotando su vida, podría simplemente haber tenido miedo... Pero él enfrentó tantas veces la muerte a la cara ¿Cuándo tuvo miedo de morir?

Una de esas tantas visitas a la morada de Shizun, el joven maestro ya se sentía agotado de buscar sin encontrar nada, cansado soltó un suspiro y buscó consuelo en el abrazo de Mei HanXue.

-A este paso él abrirá la puerta antes que nosotros...- se lamentó mirándolo con ojos cansados.

-Solo hay que seguir buscando, Meng Meng nunca se da por vencido, sé que vamos a encontrarlo- HanXue le acarició la cabeza.

Rápidamente el menor de los gemelos se coló al abrazo, ubicándose al lado del moreno para que su hermano mayor también lo consolara.

-También estoy cansado, los libros tienen mucho polvo, me pica la nariz- se lamentó como un niño pequeño haciendo reír a los otros dos.

En medio de ese intimo momento la puerta se abrió de golpe, Taxian Jun los miró con el ceño fruncido, a su parecer, profanaban el lugar con sus tontos coqueteos.

-Fuera de aquí, han venido lo suficiente, desde ahora tienen prohibida la entrada a este lugar- soltó con desdén.

-¿Lo dice Hua Binan?- preguntó Xue Meng caminando para quedar en frente de sus chicos.

-Lo digo yo- contestó altanero.

-Entonces piérdete, no puedes prohibirme nada, no eres nadie- dijo el joven maestro levantando el mentón, desafiante.

-Soy el emperador del mundo espiritual.

-Eras, estas muerto, en cambio yo soy Xue Meng, dueño legítimo del Pico Sisheng, discípulo de Chu Wanning, tengo todo el derecho de venir las veces que quiera.

-¿Vienes aquí para usarlo de hotel?- Taxian Jun levantó una ceja y mostró una sonrisa burlona, obviamente refiriéndose a la relación con los gemelos.

Las mejillas del joven maestro se tornaron rojas, pero no volvería a perder los estribos por su culpa, realmente no valía la pena -Demostrar afecto no implica siempre tener sexo, obviamente no lo sabes, te criaste en una casa de placer después de todo, te lo explicaré, cuando amas a alguien estar cerca del otro es suficiente para demostrarlo, piénsalo, seguramente Shizun te lo habrá mostrado en alguna oportunidad.

Las palabras del joven maestro hirieron el orgullo del perro, pero inflaron el corazón de los gemelos, la forma abierta en la que Xue Meng admitía sus sentimientos había definido quien era el ganador de esa discusión.

-Como sea, si buscas algo de Chu Wanning debes saber que él no estuvo aquí siempre, solía visitar la biblioteca con frecuencia, también el bosque de bambú- Taxian Jun apretó los labios con fuerza antes de continuar -Y si lo que buscas es abrir la puerta del tiempo y el espacio... Puedes buscar en la habitación de Hua Binan esta noche, tiene asuntos pendientes en la secta de la medicina, solo te advierto que si lograr abrir la puerta, quiero verlo.

-¿Qué te hace pensar que te dejaré verlo?- contestó desconfiado.

-Lo harás- sin esperar una respuesta el antiguo emperador agarró de su ropa al joven maestro y lo empujó fuera del lugar, con un gesto de su cabeza indicó al par de rubios que lo siguieran, cuando quedó solo, ordenó los libros que estaban tirados sobre la mesa y se recostó sobre la cama que ya casi no conservaba el aroma de su Chu Fei, como no podía beber, al menos podía embriagarse en los recuerdos de aquellos días con el rastro de su olor.

Esa noche a pesar de que pudiera ser una trampa, Xue Meng se coló en la habitación de Hua Binan, luego de revisar por horas los pergaminos que tenía, descartaron toda la información de medicina que almacenaba, encontrando por fin algo relacionado con su búsqueda, aunque no era información completa, en definitiva sería de su ayuda, así que rápidamente hicieron una copia de la información.

Durante la madrugada salieron de allí con una sonrisa victoriosa, Taxian Jun los observó con seriedad, pero antes de que dijera algo Xue Meng le entregó unas cuantas hojas, aunque no dijo nada, era seguro que cuando lo leyera la cólera inundaría todo su ser, no querían estar allí cuando eso ocurriera.

En aquellas páginas se describía la maldición de una extraña flor, con su efecto el odio en el corazón de su huésped se volvería incontrolable, y el amor hacia la persona que plantó el hechizo incrementaría, para poder crearla se necesitaba la sangre de un demonio, delatando a la única persona que tendría intenciones de ocupar tal artimaña para obtener sus cometidos.

A Xue Meng y a los hermanos Mei no les interesaba demasiado qué haría Taxian Jun cuando se encontrara con tal información, estaban más preocupados en completar la información que tenían por lo tanto buscaron en la biblioteca y observaron detalladamente el bosque de bambú, tras largos esfuerzos lograron obtener el hechizo que abriría un portal al pasado, sin dar aviso a nadie activaron la formación y un portal al pasado se abrió ante sus ojos, un extraño silbido sonó en sus oídos, mientras los gemelos vigilaban, Xue Meng entró con el corazón acelerado.







El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora