18- De regreso al Pico Sisheng

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Tras haber recibido una respuesta positiva por parte de su informante, regresaron al monte Kunlun, en el Palacio TaXue  esperarían el mejor momento para emprender viaje hasta el Pico Sisheng, debían ser pacientes, Taxian Jun solía dejar de vez en cuando su lugar para mantener controlados a sus súbditos.

-Cuando llegue el momento iré solo, así evitaremos llamar la atención, además conozco el lugar como la palma de mi mano, sé dónde esconderme y como salir de ahí rápidamente de ser necesario- dijo el joven maestro cuando planeaban la pronta emboscada.

-Es demasiado peligroso- dijo Mei HanXue.

-Iremos contigo, podemos preparar más de algún truco para atraparlo y si resultas herido podemos encargarnos de curarte rápidamente- agregó Mei Hanxue.

Enseguida Xue Meng negó con la cabeza -Ya me han ayudado bastante, tres personas serán demasiado llamativas, además es un asunto entre ese perro y yo- contestó frunciendo el ceño al tener que recordarlo.

-Al menos deja que uno de nosotros te acompañe, el otro puede esconderse cerca para ayudarlos de ser necesario, de esa forma nos aseguraremos de mantenerte a salvo, sé que es asunto tuyo y no vamos a involucrarnos con él pero... Tú eres nuestra prioridad, déjanos hacer esto por ellos...- el mayor se refería a sus padres, Xue Meng sabía muy bien lo serio que se tomaban su deuda y aunque no estaba del todo dispuesto terminó accediendo.

Durante los días de espera fue poco lo que el joven maestro pudo compartir con los hermanos Mei, además cuando lo hacía unicamente veía a uno de ellos y su seriedad era tanta que ya no podía distinguirlos, sabía que eso era algo que ellos estaban acostumbrados a hacer pero le resultaba molesto, era como haber retrocedido.

Aunque se sentía un poco solo y bastante irritado por ser ignorando tan repentinamente, Xue Meng se centró en entrenar, se había hecho la idea de que debía enfrentarse a Mo Ran en un combate cuerpo a cuerpo, así que utilizó a LongCheng, su preciada cimitarra para entrenar sin falta todos los días, recordando todas las enseñanzas que su shizun le había brindado, pensando en que se acercaba el día en que podría liberarlo podía esforzarse aún más.

Una mañana tranquila llegó el tan esperado mensaje, el emperador saldría del Pico Sisheng dentro de una semana y era el momento perfecto para poder escabullirse sin llamar la atención, llevaron equipaje ligero y cambiaron sus ropas para parecer simples viajeros, especialmente Xue Meng quien estaba acostumbrado a usar elegantes ropas, esta vez tendría que vestirse como un campesino, ocultando sus brillantes plumas para no ser descubierto.

-Incluso así luces bastante bien- lo halagó el mayor.

-Muy guapo sin duda- concordó el menor.

-Eso es obvio- contestó orgulloso con las manos cruzadas, como si poner en duda su atractivo lo hubiera ofendido, esa respuesta hizo reír a los gemelos, haciendo el ambiente un poco más relajado al emprender su viaje.

Debieron ir a caballo pero tenían tiempo, durante las noches Xue Meng no podía dormir, era evidente que estaba muy ansioso por lo que pasaría, sin embargo se negaba a hablar sobre lo que le pasaba, como si eso fuera un signo de debilidad o como si estuviera devolviendo la indiferencia que ese par le había entregado los días anteriores.

-Es hora de que te calmes un momento, mañana habremos llegado a nuestro destino y no puedes seguir tan inquieto, llamarás la atención de todos- lo reprendió Mei Hanxue haciendo que se sentara junto con ellos cerca del fuego.

-Estoy calmado, estoy perfectamente bien- mintió moviendo su pie, dando golpecitos en el suelo con gran velocidad.

-Sabemos que has entrenado mucho, ten más confianza en ti además... Tenemos algo que queremos darte.

frente a la mirada sorprendida del joven maestro, los hermanos dejaron sobre su palma una pulsera, en ella había muchísimas piedras, todas muy pequeñas y discretas pero cada una con su propia belleza.

-Son piedras del lago...- explicó Mei Hanxue con una expresión solemne.

-No pudimos encontrar una que fuera llamativa, sin embargo logramos encontrar todas estas, ayudarán con tu cultivo, te darán más energía y sin duda todo saldrá bien- le aseguró Mei HanXue.

Xue Meng recordó esa ocasión en donde casi se congeló al nadar en ese lago, incluso habían caído enfermos. Ni siquiera pudo imaginar el tiempo que les llevó encontrar esas piedras tan pequeñas, cada una con su propio potencial, reunidas en una joya tan bonita...

-¿Ustedes... Estuvieron buscando estas piedras todos estos días?- los hermanos asintieron -Fue por eso entonces que casi no los vi- les reprochó con un ligero sonrojo.

-Buscar en lo profundo del lago es una tarea difícil, si queríamos darte la pulsera antes de llegar a nuestro destino teníamos que dejarte solo un tiempo ¿Nos extrañaste?- preguntó coqueto el menor, ganándose una patada en la pantorrilla.

El joven maestro se tomó su tiempo para ponerse la pulsera y apreciarla de cerca, ahora ya no se sentía tan solo, además era algo muy bonito -Me gusta... Gracias, aunque no era necesario que lo hicieran...

-Claro que era necesario, tú querías una piedra del lago, tanto así que te arriesgaste a enfermarte por eso- le recordó el mayor.

Esas palabras lo hicieron sonrojarse por la verguenza pero no podía negarlo -Bien, bien, cuidaré muy bien de este regalo, los compensaré adecuadamente en el futuro.

-Puedes compensarnos ahora mismo, solo quiero un beso en la mejilla- dijo divertido el menor.

-¿Eh? ¿Por qué querrías eso?- Xue Meng se alarmó de inmediato.

-Bueno, me parece un precio justo, no es como si pudieras pagarnos realmente- el mayor acercó su mejilla esperando recibir su pago.

Xue Meng suspiró, las bromas de ese par a veces eran demasiado extrañas, simplemente los ignoró y sonrió ligeramente mientras calentaba sus manos en el fuego haciendo que la pulsera diera reflejos de colores.

Los hermanos no insistieron en su broma, se sentaron cada uno a su lado y se acurrucaron muy cerca, la noche era fría pero juntos se sentía mucho más cálido, además el nerviosismo había desaparecido, dejando solo una agradable sensación en el pecho del joven maestro.

El día siguiente llegaron a su destino, se alojaron en una modesta posada y esperaron a que la caravana del emperador bajara del pico Sisheng, tras ello una joven muchacha se encontró con ellos para dar inicio a lo pactado y hacerlos entrar a escondidas al palacio del emperador.

El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora