39- Shi Mei

744 93 30
                                    

La alianza que inicialmente se había reunido para derrotar al emperador había caído demasiado rápido, las personas que estuvieron cerca cuando él revivió y se atrevieron a demostrar su valentía, fueron los primeros en morir. Posteriormente los demás notaron que sería una tarea imposible y huyeron por sus vidas, fue fácil para Xue Meng notar que esta vez no tendría la ayuda de otras personas, ya que simplemente era imposible hacerle frente a Mo Ran, su poder era tiránico incluso después de haber muerto.

¿Qué alternativas tenía de ganar? ¿Qué sentido tenía pelear cuando ya toda su familia estaba muerta? Él ya no sería tan ingenuo, no podía pensar en proteger a extraños, por lo tanto tomó la única opción viable, aceptando la propuesta de quien fue su amigo de la infancia.

Pasaron a la privacidad de un salón sin cuerpos en el suelo e incluso se sirvieron unas copas de licor de pera, Mo Ran se quedó afuera del edificio, congelado, como si no fuera capaz de pensar por su propia cuenta, los gemelos quisieron acompañar a Xue Meng pero no se les permitió escuchar la conversación, debieron quedarse en el pasillo, esperando que nada malo pasara.

-No entiendo ¿Por qué nos hiciste pensar que habías muerto durante todo este tiempo? Mo Ran se volvió loco por tu ausencia, Shizun estuvo muy triste... Yo...- quería decirle que también había llorado pensando en su muerte, sin embargo le pareció ridículo mostrar su antiguo afecto en una situación como esa.

-Lo lamento, tenía cosas que hacer, los deberes con la familia son más importantes, supongo que tú podrás entenderlo- dijo Shi Mei con una sonrisa.

-Pero nosotros eramos una familia- le contestó con una mirada seria.

-¿Cómo podría un plebeyo como yo ser familia del gran joven maestro amado por los cielos?- preguntó con indiferencia y se aclaró la garganta para hablar de lo que realmente le importaba -¿No quieres saber qué planeo hacer después de lo que haz visto?

-...Tomar venganza supongo, conquistar el mundo de la cultivación, ser el más poderoso o alguna mierda como esa, ya he visto a ese perro haciendo lo mismo que tú, muchos otros señores tienen las mismas ambiciones, realmente no creo que seas tan diferente al resto- tomó un trago de licor, le parecía un fastidio tener que lidiar con esa clase de motivaciones vacías.

-Cerca, quiero volver a casa, el Pico Sisheng es la ubicación de las puertas del martirio pero para abrirlas es necesario hacer sacrificios, por eso necesito tu ayuda y el poder de Mo Ran, las bellezas del clan hueso esfenoide podrán volver al mundo demoníaco luego de miles de años... Lamentablemente tendré que establecerme en este lugar aunque no será por mucho tiempo.

-...- la expresión de Xue Meng se volvió molesta, frunció el ceño y miró cuidadosamente ese rostro, si lo que decía era cierto entonces siempre había sido una belleza y lo mantuvo en secreto ¿Acaso tenía miedo de que lo comieran o usaran con fines malvados? Si ese era el caso realmente nunca confió en ellos como su familia y eso era en parte su culpa pero el tiempo había pasado y no había lugar para enmendar esa situación, lo que realmente importaba hoy era otra cosa -¿Entonces cuantas personas debes sacrificar? Podríamos abrir las cárceles y sacrificar a los bandidos para tu cometido, no es necesario involucrar a las personas inocentes.

-Que considerado de tu parte pero me temo que no será suficiente, estamos hablando de construir un puente, será necesario hacer millones de sacrificios, tal vez incluso todo este mundo no sea suficiente... Pero descuida, si me ayudas con esta tarea quienes elijan no serán sacrificados.

-¿Qué pasará si no consigues suficientes sacrificios? Como dices tal vez este mundo no tenga tantas personas como para lograrlo, podría ser un sacrificio sin sentido, realmente es demasiado...

-Si es necesario abriré la puerta del tiempo y el espacio, de la vida y la muerte, de esa forma me aseguraré de conseguir el número necesario- Shi Mei bebió un sorbo de licor a modo de celebración.

Xue Meng podía sentir como una gota de sudor frío corría por su frente, si llegaba a concretar sus ideas podría viajar al pasado, podría ver a sus padres vivos pero nada le aseguraba que llegaría salvarlos de las garras de Shi Mei peor aún, si las leyendas eran ciertas, ambos lados del portal estarían condenados a la destrucción, los alcances de las acciones de esa persona eran incluso peores que las de Mo Ran, habría sido mejor que se mantuviera con vida para mantener a Shi Mei a raya...

-Qué hay de Shizun, si podías controlar a Mo Ran por qué no lo liberaste cuando aún estaba vivo- los ojos de Xue Meng eran afilados como cuchillas.

-No pude hacerlo, tú tampoco así que no eres quien para exigirme nada- la sonrisa de Shi Mei se esfumó, su expresión cambió, podía notarse que la muerte de Shizun era algo que le afectaba de todos modos -Fue ese perro quien hizo sufrir a Shizun, no tiene nada que ver conmigo, sin embargo si utilizo ese hechizo él aún tendrá una oportunidad, el Shizun del pasado aún puede librarse de las garras de Mo Ran... Por eso tienes que ayudarme.

Los labios del joven maestro se contrajeron formando una línea recta, se sirvió nuevamente otro vaso de licor, sus dedos temblaban, tal vez ese mundo estaba perdido, pero había una oportunidad para cambiar el destino, si quería saber más detalles, si quería salvar a las personas que amaba, tendría que encontrar una forma de contrarrestar lo que Shi Mei hiciera.

Hace tiempo el líder de la secta Kunlun le había dicho que debería aprender a aceptar las bajas en una guerra, aferrado a esa idea aceptó colaborar con Shi Mei.

-Por cierto, no me vuelvas a llama Shi Mei, ese nombre es ridículo, nunca me gustó, de ahora en adelante dirígete a mi como Hua Binan.

Aunque era mucha información que procesar, se quedaron hasta el amanecer hablando sobre los planes de Hua Binan, le dio a Xue Meng indicaciones respecto a lo que necesitaba hacer, discutieron sobre los detalles y aunque el joven maestro intentaba disminuir el número de victimas o descartar a niños y ancianos, la respuesta de esa belleza era inamovible, cada vez que proponía un cambio él amenazaba con que las personas del Monte Kunlun deberían tomar su lugar.

Agotado y mentalmente inestable, el joven maestro por fin salió de aquella sala, los hermanos Mei lo escoltaron hasta su habitación, sin embargo no se quedarían por mucho tiempo, sin siquiera lograr descansar y mientras decenas de personas se sacrificaban lanzándose al vacío, Xue Meng abandonó el Pico Sisheng y se dirigió a la ciudad más cercana para llevar el mensaje de Hua Binan que convocaba a las personas a presentarle sus respetos.

No fue necesario ocultar nada, el joven maestro les advirtió de su destino y les recomendó buscar un lugar seguro, esta vez él no podría protegerlos, lo más seguro era que el cadáver viviente de Mo Ran los encontrara de todas formas, sin embargo si podía retrasar lo inevitable, haría todo lo que estuviera en sus manos.



El secreto del pavo realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora