¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Thea's pov:
No hubo ningún momento en todo el día en el que no estuviera junto a Ben o tan siquiera estuviera observándolo.
No podía ni por un segundo tratar de no pellizcar o de jalar su cabello, seguía pareciendo tan irreal para mí, que, si se trataba de algún sueño o algún tipo de ilusión creada por algún ser sobrenatural de los que me rodeaba, no quería que me sacaran nunca de él.
Después de haber estado alrededor de media hora o más fuera del instituto, Ben decidió que pasáramos rápidamente por el trabajo de papá para que lo pudiera saludar, pues tenía muchas ganas desde que había llegado.
En este momento, nos encontrábamos en mi casa, Jack, Chris, Leo y Ben estaban en mi sala de estar y Alice, Ada y yo los veíamos desde la gran ventana de la cocina que nos daba una enorme vista hacia ellos.
—¿No te ha marcado? —Ada me pregunta, despego mi vista de ellos para ahora concentrarme en ellas.
—No, ¿eso es algo malo? —Alice y Ada se ven entre sí unos segundos que me parecen eternos, rasco mi cuello sintiendo una ligera satisfacción por el largo de mis uñas.
—No es malo, pero...—Ada me mira nerviosa y luego mira a Alice—... entre las brujas y las Hadas... son muy quisquillosas. A las brujas casi no nos gusta meternos en problemas de Vampiros, pero en los de los Hombres Lobo... Uf, Dios mío, es como si fuera un imán.
—¿Y eso que quiere decir? —la cara de confusión de Alice es probablemente igual que la mía, era como si Ada nos estuviera hablando en un idioma completamente diferente.
—Les gusta hablar sobre lo que pasa en las manadas, y, si esa información que ellas tienen llega a caer en las manos de algún Vampiro mal intencionado, podría causar un gran alboroto en la manada, por eso el que tu papá y Noni estén tan apresurados por qué ya llegue la hora en que Jacky te marque.
—En pocas palabras eso significa que si siguen de chismosas puede que un Vampiro venga por Thea.
—Es una forma más grosera de decirlo, pero sí, tienes razón.
Cierro los ojos con fuerza al sentir como me empiezan a arder, un dolor punzante desde mi nuca hasta mi frente hace que me levante asustada de mi asiento, aún con los ojos cerrados y el dolor recorriendo en todo mi cuerpo, puedo escuchar las voces de los chicos y puedo sentir como todos tratan de llegar hasta mí.
En cuestión de segundos el dolor desaparece como por arte de magia, como si nunca hubiera estado ahí, siento la boca seca y con cuidado trato de abrir los ojos, lentamente empiezo a reconocer las figuras de todos frente a mí.
—Thea, tu cara...
Ada me tiende un espejo sacado de un lugar inexplicable para mí, y cuando me veo, lo único que puedo sentir es como mis piernas pierden fuerza debilitándose y haciéndome tambalear.
