Ya han pasado dos semanas desde el cumpleaños de Abigaíl y no hemos hablado desde entonces. Creo que no debí ilusionarme con volver a tocar su piel desnuda.
Pero ¿si tal vez ella está esperando que la llamé y yo aquí pensando en cosas contrarias?
Tomé el teléfono y marqué rápidamente.
—Abi, ¿como has estado?— pregunté nervioso.
—Muy bien.— respondió con tono alegre.
—Te llamo porque hay una duda que no me deja en paz. Verás, aquella mañana después de lo que pasó me hablaste en un tono de mando, eso fue muy excitante para mi, no sé qué pretendías con eso— dije esperando una respuesta que me sacara de una vez por todas de la duda que me rondaba la cabeza.
—No puedo responderte eso por teléfono, nos vemos a las tres en el café Jerry's. No faltes, no me gusta que me hagan esperar— dijo al mismo tiempo que colgaba la llamada.
¡Maldición! ¿Qué diablos le sucede?
Lo volvió a hacer, volvió a darme una orden y yo no tuve otra opción que ceder. Me vestí, y salí con el paso apresurado hacia el café. Eran las 2:20 p.m. y no quería hacerla esperar. Solo con palabras me puso en un estado de sumisión.
2:58 p.m. me acerqué al café y ella estaba esperando en una mesa con sombrilla en la parte de afuera del lugar.
Al estar a menos de dos metros de ella, me pidió que me sentara, todo era raro, tenía una sonrisa amable, y hace cuarenta minutos me había hablado como una generala.
—Termina de decirme que sucede— me apresuré a decir con desesperación.
—No sucede nada malo, la cosa es que tu y yo hicimos algo que yo no hago con cualquiera. Si te cité fue porque esa actitud de inocencia que tienes siempre me pone muchísimo y yo quiero pasar con esto a otro nivel.— agregó.
—No podemos tener una relación amorosa, Abi, no está bien— reviré.
—No, no, no... No te confundas, Lauti.
No te quiero para casarme contigo. Te quiero para acariciar tu espalda, para ponerte un lindo collar de cuero apretado al cuello, te quiero como el objeto sexual que obedece mis malditas órdenes. El que me hará acabar cuando yo lo decida y no quitará su lengua de mis pezones hasta que yo no se lo ordene— me dijo de manera muy firme mientras mordía sus labios y su mirada se perdía.
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DESNUDO (En proceso)
Любовные романыLautaro, es un chico moralista que tiene un sueño erótico con Abigaíl, la ex de su mejor amigo. El universo conspira para que se encuentre con ella en una situación que lo hará dudar de la lealtad hacia su amigo Martín, y hará que deje su moralismo...