Acabé mi cerveza y sali de prisa del bar, las lágrimas como cascada bajaron por mis mejillas de la mano de un dolor intenso en el pecho. Grité. Me pregunté por qué, me senté en la acera y dejé salir todo el dolor dentro de mi, ese dolor que sale y en cuestión de horas regresa.
Quisiera tener su fuerza, poder conocer a alguien y olvidarla tan rápido como ella me olvidó. Al llegar a casa me dejé caer en mi cama y me dormí, en mi sueño, ella estaba nuevamente en casa, me miró y se acercó con una copa de vino.
-¿Te gustaría tomar un trago conmigo esta noche?- me dijo con entusiasmo.
-Si.- respondí con brillo en mis ojos.
La tenía en frente, conmigo, siendo ella, sonriendo y cantando canciones a diestra y siniestra.
Después de un rato, tocaron su puerta, era su amiga, se reían emocionadas, me disfruté mirarla sonreír. Una hora después llegaron dos personas más, y ahí me di cuenta que nunca fue una noche para dos, que todo estaba planeado para tener unos tragos con sus amigos, con mi presencia, pero sin mi.
Me integré, hablamos un largo rato y pasadas las doce llegaron dos chicos, sus amigos. Me comencé a incomodar, a preguntarme que hacía yo ahí, sabía que esa noche me iba a doler, que en algún momento se me destrozaría el pecho.
Un par de horas más tarde me levanté de la tertulia al baño porque Julieta coqueteaba descaradamente con uno de los chicos a los que invitó. Al salir del baño, levanté la mirada y ella lo besaba en la cocina, y sí, ese fue el momento de la noche donde me quebré, no supe que hacer, me estaba quemando por dentro, lo hizo sin pudor, me estaba diciendo con su acción que no le importaba lo mas mínimo, que era menos importante que cualquiera que estuviera cerca.
El mundo se me cayó encima esa madrugada, la mujer de mi vida me reemplazó de inmediato, no dudó. Tal vez me lo merecía. Lleno de dolor armé un cigarrillo de marihuana y al salir por la puerta principal me preguntó que a donde iba y que sucedía, con rabia aparte con fuerza su mano de mi brazo y dejé que la puerta cerrara de golpe.
Caminé hacia el parque, me senté en un columpio y dejé que el cigarrillo hiciera lo suyo, minutos después se acercó el chico con el que momentos antes ella se besaba con la lujuria que un día me besó a mi. Y acto seguido apareció ella detrás de él como quien se resguarda en su cuidador, me amenazaba con sus manos y ella lo aprobaba con su cara que indicaba que me lo merecía. Se alejaron y regresé a su casa donde siguió torturandome, lo besaba descaradamente y mientras estaba yo en la habitación del fondo, sus gemidos que un dia me pertenecieron, comenzaron a sonar de fondo.
Después de la mala noche desperté, fue el peor sueño que tuve en años, lo sentí tan real que lo lloré durante días.
Al paso de dos semanas, un domingo por la mañana decidí salir a caminar cerca de nuestro parque, caminaba mirando al piso, me sentía acabado, me dolían los ojos, antes de llegar a una esquina, levanté la mirada y al fondo estaban los ojos de Abigail mirándome con la boca que escupió sangre en mi cara. Mis piernas titubearon, los nervios me hicieron apurar el paso, cuando intenté cruzar la calle, antes de poner el pie en la carretera, su mano sostuvo mi muñeca.
-Tenemos mucho que hablar- me dijo con amabilidad y de manera amistosa.
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DESNUDO (En proceso)
RomansaLautaro, es un chico moralista que tiene un sueño erótico con Abigaíl, la ex de su mejor amigo. El universo conspira para que se encuentre con ella en una situación que lo hará dudar de la lealtad hacia su amigo Martín, y hará que deje su moralismo...