Capítulo 28

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Después de un descanso tan aparatoso como el que tuve los días anteriores, cuesta volver, sintiéndote incompleto, fue tan doloroso que al final sientes que extrañaste la rutina. Un zumo de naranja en la mañana, el camino al trabajo, ocho horas en piloto automático y de regreso a casa. Tenía que encontrar la manera de salir del hueco sin que las piernas me temblaran en el intento.

La ausencia de Martin también hace que esto no sea tan llevadero. Al salir de la oficina fui al bar donde frecuentabamos él y yo, tomé una cerveza y con el primer sorbo comencé a recordarla, estaba hecho pedazos. La vida estaba jugando en mi contra, me costó salir del lugar donde el cerebro me tenía reprimido, después de salir y vivir una de las mejores etapas de mi vida, caí en picada, con la caída, mis alas se fueron deshaciendo, ardiendo, hasta volver a ser esto que tal vez solo Dios sepa lo que soy.

Era increíble como mi mente se alejaba de la realidad golpeándome con pensamientos de muerte, me pregunté muchas veces si el dolor y el sentimiento de culpa se iría si dejo de existir de un tajo. No tenía la respuesta, pero tenía las ganas o la curiosidad.

Cuando el dolor es intenso y constante nada se podría hacer más fácil que saborear la muerte, saborearla o sentirla en tu mano derecha en forma de cuchillo, en forma de ese cómplice perfecto para darle fin al sufrimiento. Es fantástico el camino hacia la muerte.

DESNUDO (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora