PARTE 31

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Después de quedar en shock por un momento, lo único que dije fue: ¿Me puede prestar el baño?.

La secretaria contestó confundida: Sí claro, al final del pasillo a mano izquierda.

Me fui corriendo, me encerré en aquel baño y comencé a llorar, no sabía que iba hacer, me sentía sola, vacía y sin salida alguna.
Lo único que hice fue llorar, llorar tanto como no imaginan y no, no era por que estaba creciendo un ser dentro de mí, eran las circunstancias, mi relación con Santi había terminado y yo, yo no estaba preparada ni psicológicamente mucho menos físicamente, sentía que no iba a poder con todo.

Después de un rato (no supe que tiempo pase en el baño) me lave el rostro, salí y agradecí a la secretaria, vi su rostro de confusión, me despedí y me dirigí hacia mi ginecóloga.

Cuando llegue al consultorio, lo primero que hice fue darle la prueba, les juro que sentía que no era yo, mis lágrimas resbalaban sobre mi rostro, por más que deseaba ser fuerte y no mostrar mi dolor, era imposible.

Al ver los resultados mi ginecóloga me dijo: Me imaginaba esté resultado, aunque temía mucho.

La observé y con voz chillona dije: ¿Porqué?.

Ella solo contestó con voz triste: Tú embarazo es de alto riesgo y ese sangrado es indicio de un aborto espontáneo.
Cuando oí eso mi chip cambió, no era posible que me estuviera pasando todo esto a mí.
Empecé a llorar, nunca olvidaré como mi ginecóloga se levanto y fue hacía donde estaba, me abrazo y me susurró: Todo estará bien, no estás sola.

Era lo que necesitaba escuchar, era el abrazo que tanto tiempo había necesitado, me refugié en ella, empecé a sacar todo lo que sentía y ella solo me abrazaba haciéndome sentir que no estaba del todo sola.

Cuando ya me calme, me explico todo lo que haríamos, el reposo que debía tomar, el medicamento y las precauciones.

A pesar de saber que estaba sola, sabía que ese pequeño me iba a necesitar. Quizás no había sido planeado, pero ahora ya estaba en mí.

En un momento deseé, soñé con este momento, pero de una forma distinta. Al lado de Santi y siendo feliz con él, imaginé un futuro a su lado, con la felicidad de ser padres.

Pero ahora lo único que importa era estar bien y poder ayudarle a este pequeño a que su crecimiento fuera el adecuado. Tenía que alejarme de los caos y estar lo más tranquila posible.

Aún no estaba segura si compartiría aquella información con mis padres, no creía que les importara. Quizás lo mejor era no decirles nada, hasta no estar ya más segura y estable.

La doctora me dejó muchos medicamentos, me dio unas notas con las comidas que debía ingerir, también con las actividades que si podía hacer, como también con las que no podía.

Aún no podía creer que un pequeño ser crecía dentro de mí.

Mi vida cada iba cambiando cada instante....

La vida de Caroline.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora