PARTE 67

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Después de un buen rato enfrente de aquel lugar, decidí adentrarme. Mientras lo hacía me di cuenta que todo estaba solo aparentemente, observé muy detenidamente y sólo pude observar a la secretaria al fondo de aquel pasillo.

Me acerqué y le hice saber que ya había reservado cupo con el psicólogo. Esta me dijo que esperara un momento y que tomara asiento.
Los nervios empezaron a hacerse presente mucho más de lo que pudiera imaginar, y no era por que no hubiera estado antes con un psicólogo, pero estar con uno nuevo me hacía sentir muy temerosa.

Después de unos minutos me pidió que pasara, tome mis cosas y me adentré al consultorio.
-Buenos tardes, ¿Cómo estás?.- Escuché, mientras entraba.

-Buenos tardes, estoy...estoy bien, supongo.- respondí, mientras me acercaba un poco más a su escritorio.

-Mi nombre es Teofilo, cómo ya sabes soy psicólogo y psiquiatra a la vez. Se que es tu primera vez conmigo y que quizás eso tienda a ponerte tensa, pero quiero que tomes asiento, te relajes y me empieces a contar lo que sientes, lo que te trae este día aquí.- dijo, mientras me hacía seña de que tomara asiento con su mano derecha.

-Gracias, soy Caroline. Anteriormente estuve en sesiones por problemas de depresión, ansiedad y autoestima baja. Estás me ayudaron mucho, me dieron técnicas para que me dejara de autolesionarme, también me ayudaron a tener un poco más de seguridad. Pero con el tiempo he vuelto a perder todo eso que en su momento construí.- Dije, mientras sentía como mis lágrimas empezaban hacerse presente.

-Ten.- Dijo, acercándome unas toallitas para que pudiera limpiar mis lágrimas.- Se que esto te es difícil, aunque ya hayas estado anteriormente en dicho tratamiento, no quiere decir que por eso se te sea fácil. Si estás aquí, es por que lo necesitas, así que desahógate que estoy aquí para escucharte y poder brindarte mi ayuda.- añado, mientras me brindaba una cálida sonrisa.

-Gracias.- conteste, una vez tomando aquellas toallitas.- Mi vida ha sido un caos desde siempre, mis padres nunca me han prestado atención, bueno hasta ahora pero eso tiene una explicación. Bueno, hace unos años conocí a un chico, el cual cambió mi vida por completo, al principio creí que era el amor de mi vida y que era con él con quien iba a compartir mis días. Tuvimos una relación, confié mi vida ciegamente en él, sabía que mis padres siempre habían estado distantes a mí, que era vulnerable aunque pareciera que no. Con el tiempo llegue a tomar la decisión de tener relaciones con él ya que me lo pedía como prueba de mi amor, pensé que era evaluable y accedí. Pero fue mi peor error, después de eso él cambió, empezó a abusar de mí...- Hice una pausa, mientras sentía como aquellas heridas que creí que ya habían cicatrizado empezaban a sangrar nuevamente.

-Tomate tú tiempo.- escuché decir al psicólogo, mientras se levantaba y acercaba una silla cerca de donde se encontraba la mía.

Respire profundo y decidí continuar:
-Me abusaba constantemente, al principio creía que estaba bien, que tenía razón cuando me decía <<que no era la primera vez y que debía dejarme llevar>>. Pero todo eso cambió cuando en una ocasión yo lo rogué que parara por que no deseaba estar con él y este no lo hizo. Decidí acabar con todo, pero después me di cuenta que había quedado embarazada.- Hice nuevamente una pausa, me limpie mis lágrimas, respiré profundo y continúe.- Cuándo él lo supo actuó como loco, dijo que no quería que naciera, que no estaba preparado. Aparte que me culpo por estar en ese estado, mi embarazo era de alto riesgo. Él lo supo, a los días dijo que me apoyaría pero...Sólo fue una falsa, el se encargó de acabar con mi embarazo. Me golpeo muy fuerte aún sabiendo que estaba en aquel estado, después se marcho dejándome tirada en el suelo, sangrando y sabiendo que mi vida corría peligro. Perdí a mi bebé.- añadí al final, sintiendo como los ataques de ansiedad volvían.

-Quiero que sepas que te admiro, eres valiente, fuerte y capaz. Estás aquí y eso me demuestra que eres de espíritu inquebrantable, tus padres me comentaron que intentaste acabar con tu vida y quiero que sepas: si te quedaste aquí y eso no se dio a marcha, es por que hay muchos propósitos para ti en esta vida. Quizás ahora mismo no lo veas así, pero con el tiempo darás gracias a la existencia por haberse empeñado en dejarte con vida.- dijo el psicólogo, mientras tomaba de mis muñecas.

-Sí, intente acabar con este dolor, por que ya no soporto más. No se que me pasa, me estoy volviendo loca, siento que extraño a Santi a pesar de todo el daño que me hizo, esta mal, lo sé; pero es algo que no puedo controlar. Cada vez que me habla me hace entrar en ataques de ansiedad, quiero olvidarlo por completo, empezar de cero.- Conteste entre lágrimas.

-Y lo harás, pero todo debe de ir paso a paso. Extrañar a alguien a pesar del daño que te ha causado no está mal, eso muestra que lo quisiste de verdad, lo que está mal es pensar que por eso estás cometiendo un pecado, estuviste mucho tiempo con él, es lógico que lo extrañes. Pero algo debes de saber y es que tú extrañas de él: lo que fue cuando estaba contigo, extrañas sentirte acompañada tener en quien desahogar tus penas, por que si; él fue tu salvación en algún momento. Pero debes entender que tu vida es mejor sin su presencia, no será fácil pero tampoco imposible.- dijo, mientras se ponía de pie y tomaba uno de sus libros.

Después de tomar su libro, me observo y dijo:.- De hoy en adelante fortaleceremos tú alma.

Y así fue, ese día iniciamos algo que me hizo liberarme de todo aquello que tanto me atormentaba.

Cada sesión era algo nuevo, me desahogaba con él y sentía tanta paz. Sentía como aquello me iba ayudando, en la universidad todo estaba saliendo súper bien, mis padres seguían al tanto de todo, siempre pendientes de mí. De vez en cuando hablaban con mi psicólogo, para saber cómo iba mi avance.

Me hipnotizo un par de veces, para que pudiera perdonarme a mi misma, como también a mis padres y aquellos hombres que habían perturbado mi niñez por tanto tiempo. Sin dejar aún lado a Santi, debía liberar mi alma y eso era a base del perdón. Cada vez mi espíritu crecía más, mi confianza iba mejorando y mis seguridades se restauraban cada vez más.

Llevaba un mes de sesiones, y sentía como el cambio era notorio, ya no sentía miedo, los ataques de ansiedad y pánico habían disminuido mucho, que mucho, demasiado. Mis noches ya eran más tranquilas, mi relación con mis padres cada vez se tornaba mejor.

Cuando parecía que todo estaba acomodándose en su lugar, una extraña llamada invadió mi celular, dejándome helada y sin saber que hacer.

La vida de Caroline.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora