La vida de Caroline.

PARTE 66

Al salir de clases me despedí de Michi, luego pase comprando algo para cenar ya que no había ido hacer mi súper y por lo tanto no tenía nada para poder cocinar.

Llegue a mi departamento, me cambié, acomodé todas mis cosas y luego encendí mi computadora. Mientras esta cargaba, me dispuse a ir a calentar mi cena, eran unos ricos rellenos de papa y salsa de hongos. Cuando regrese a mi cuarto escuché sonar mi celular, puse mi cena sobre la cama para poder tomar la llamada entrante.

LLAMADA ENTRANTE DE MAMÁ.
-Hola mi princesa, ¿Como estuvo tú día?, ya estás en casa.- contestó mi madre cuando supo que ya le había tomado la llamada.

-Hola mamá, estoy bien. Vine hace un rato y ahora mismo me dispongo a cenar. Tú día ¿Cómo estuvo?.- respondí, mientras me acomodaba en mi cama.

-Me alegro, estuvo muy bien, de hecho regrese hace un momento y quise llamarte para saber cómo iba todo.- contestó mientras se escuchaba un ruido como si estuviera cocinando algo.

-Me alegra mamá, espero tengas una feliz tarde y noche. Que cenes, salúdame a mi papá, los amo.- respondí, despidiéndome de ella ya que el hambre que sentía era inmensa.

-Yo te lo saludo, te hablo mañana, que estés bien. Espero te duermas temprano y ya sabes cualquier cosa aquí estamos.- respondió, despidiéndose con un beso al aire.

Me acomode y me dispuse a buscar una película para poder cenar. Encontré una de miedo <<Voces en medio del bosque>>, le di play, tome mi cena y empecé a disgustar de ella.

Media hora después, ya había terminado de cenar, estaba muy concentrada viendo la película cuando escuché sonar mi celular. Lo tome y no podía creer la llamada que estaba entrando. No sabía si contestarle o no, sabía que en cualquier momento tendría que enfrentar todo aquello pero; no me sentía preparada aún para hacerlo.
Deje que sonara y sonara, hasta que después de un par de llamadas perdidas decidí contestar.

-Ho..hoo..la.- conteste, un poco nerviosa y titubeando.

-Hola, Caroline. Quiero pedirte que no vayas a colgar por favor.- respondió, aquella voz que me causaba escalofríos.

-Qué quieres.- respondí, cuestionándole.

-Solo quiero que me escuches, se que me porte muy mal, no sabes lo arrepentido que estoy. Quiero pedirte perdón desde el fondo de mi corazón, no te pediré que vuelvas conmigo por que se muy bien que eso nunca pasará, te dañe demasiado y nunca medí las consecuencias. No sabes la falta que me has hecho, te extraño como no lo imaginas, ahora que te perdí de verdad me doy cuenta de lo miserable que fui contigo. Solo quiero que me perdones y me gustaría que habláramos en persona por una última vez pero; si no quieres entenderé, se que no lo merezco.- contestó, con una voz muy apacible.

-Santi, quiero que sepas que no te guardo rencor, ya paso todo. Quiero que sepas que te he perdonado desde hace mucho, por que quiero estar en paz conmigo misma, sólo te pido una última cosa y es que me dejes en paz. Ya no quiero volver a saber nada de ti, no me interesas, ya no importa lo que pienses o sientas ahora, ya es demasiado tarde. Vive tú vida y déjame vivir la mía.- respondí, mientras le colgaba la llamada.

En ese momento empecé a sentirme muy mal, un ataque de ansiedad empezó hacerse presente, no sabía que hacer estaba sola completamente sola. Las ganas de lesionarme empezaron hacerse presente y con esto conllevaba a que mi depresión aumentara aún más.

Me refugié en la esquina de mi cama, topada a la pared mientras tomaba mis piernas entre mis brazos y las abrazaba fuertemente. Las lágrimas empezaron hacerse presente, no sabía el motivo. Estaba segura que ya no sentía nada por él pero; porqué las lágrimas. Me di cuenta que no podría hacer todo aquello yo sola, no tendría dominio, así que decidí llamarle al psicólogo. Este me contestó después de tres llamadas directas a buzón, no estaba en horas de labor así que por ello se tardo mucho en tomar mi llamada.
Me aconsejo que leyera o hiciera cualquier cosa que me sacara de mis pensamientos tan dolorosos, también me dijo que lo visitara al siguiente día.

Después de hablar durante media hora con él, empecé a calmarme y poder dominar todo aquel sentir.

Un rato después qué pasó mi crisis, apague mi computadora, puse a cargar mi celular, fui a lavar los trastos que había utilizado en mi cena y luego fui a cepillar mis dientes, sabía que debía dormir por que realmente mi cuerpo me lo pedía.

Al siguiente día, me desperté sin ánimos de nada, me sentía muy vacía y sola. Mientras me duchaba las lágrimas se hicieron presentes, no sabía el porqué. Busque entre mi ropa lo más cómodo, así que elegí un pantalón negro y una blusa color rosa vieja, me puse mis tenis negro, peine mi cabello, me eche un poco de perfume, tomé mis cosas y me dispuse a iniciar mi gran día en la universidad.

Mientras iba de camino, decidí enviarle un mensaje a mi madre.
-Buenos días mamá, espero hayas descansado te deseo un día fenomenal, no te hablo por que voy tarde para clases, te llamaré cuando salga de esta, que tengas un buen día, te amo.

De la misma forma le envié uno a papá, después me dirigí a mi primer clase, no sentía ánimos de nada, sólo quería que aquel día terminara rápido para poder estar nuevamente en mi cama y dormir para así olvidarme de todo aquello que sentía en mi interior.

Ese día salía temprano de clases, por lo que llame a la secretaria del psicólogo para reservar cupo en las horas de la tarde, sabía que necesitaba ayuda pero tenía miedo afrontarme a ella. Cuando salí de mi última clase, me despedí de mi gran amiga Michi y luego tomé un taxi, este me llevo hacia la clínica del psicólogo.

Cuando llegue, empecé a dudar mucho en si realmente era lo mejor, aunque en mi interior sabía que sí; debo confesar que tenía mucho miedo. Así que solo me quede enfrente observado la entrada  y pensando en todo.
<<Este sería el cambio de mi vida realmente.>>