Capítulo 5 - Angie

35 3 1
                                    

Lloré en silencio durante todo el camino

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lloré en silencio durante todo el camino. Al principio Angie me consolaba con algo de compasión pero para cuando llegamos a su apartamento, ella lucía hastiada.

Al entrar me desplomé en su sofá sin dejar de gimotear, Angie se sentó en la silla frente a mí y dijo:

―¡Ay ya Hada, no es para tanto!

―¿No es para tanto? ―Dije tratando de permanecer calmada, pero sus frías palabras desataron una explosión de sollozos descontrolados―. ¿No es para tanto? ¡Estamos hablando de Peter! ¡Crecimos juntos, te acuerdas! ¡Para mí no hay, ni habrá nunca nadie como él! ¡Lo he amado siempre, lo amo tanto que preferí alejarme de él para que no tuviera que pasar por todo lo que yo he pasado por ser una mierda Tipo B! Y ahora él decidió seguir adelante y, y... sé que debería alegrarme por él, pero la verdad es que me mata...

Mi hermana escuchaba atenta. Yo esperaba que ella me iluminara con sus sabias y amorosas palabras, como siempre lo hacía, pero en cambio, dijo:

―Eso no es amor Ada, al menos no del que tú piensas. Peter y tú solo se dejaron llevar por lo que los demás decían de ustedes, pero en realidad no son «almas gemelas»; tú te aferras a él porque te recuerda otras épocas, más felices. Y él se aferra a ti porque es un maniático del control igual que todos en esa familia y sabe que te puede controlar.

Tal vez su razonamiento no era del todo ilógico, pero en ese momento, me pareció muy cruel y la sangre me ardió de ira.

―¿Cómo puedes decir algo así en este momento? ―reproché.

―¡Es la verdad, date cuenta Ada, Peter solo piensa en sí mismo, siempre ha sido así!

―¡No es cierto! Sabes qué ―dije tomando mi bolso y dirigiéndome a la puerta―, yo vine aquí nada más porque tú querías, pero la verdad no necesito tu psicoanálisis barato. Si quieres jugar a la madre sustituta, mejor lo hacemos un día en que yo esté de humor para fingir que te creo toda esa mierda de que te preocupas por mí.

―Ada por favor espérate...

―¿Para qué? Para que te quedes con la conciencia tranquila y puedas dormir feliz sintiéndote una superhermana. Ya te dije: HOY NO ESTOY DE HUMOR.

Cerré la puerta de golpe y me alejé por el pasillo sintiendo llamas en el rostro, pero a medida que caminaba, la sangre se me fue enfriando y de pronto sentí como una punzada en el corazón. No era por lo de Peter, no, algo me decía que debía volver y hacer las paces con Ángela.

 Volví sobre mis pasos como halada por un lazo invisible, hasta que me encontré de nuevo ante su puerta. Toqué el timbre y unos segundos más tarde la puerta se abrió. Allí estaba ella, con el maquillaje parcialmente lavado por las lágrimas.

Corrí a abrazarla, no sabía por qué lloraba, era algo poco común en ella. Cuando estuvo entre mis brazos, su llanto se tornó más frenético.

―Perdóname Angie, estaba molesta, yo no quise...

Ada y EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora