Capítulo 8 - Caos

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Faltaban unos minutos para las dieciocho horas, mi compañero ya había salido de la colonia y estaba en camino para relevarme

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Faltaban unos minutos para las dieciocho horas, mi compañero ya había salido de la colonia y estaba en camino para relevarme. Yo planeaba el trayecto que tomaría al regreso para ir por Bii. Mi mente no paraba de pensar en Peter, en Angie, pero sobre todo en los visitantes afuera de la colonia.

De pronto, las luces del interior de mi cabina cambiaron a rojo y la alarma comenzó a sonar por todas partes.

―"Todas las unidades móviles de los sectores sur y este, reportarse al punto de egreso tres Sureste. Violación del perímetro cuatro en proceso. Repito, todas las unidades"...

El corazón casi se me sale del pecho. Me puse en marcha de inmediato mientras revisaba la información que me estaban trasmitiendo: la torre Este había detectado un intruso, según los datos captados por las cámaras se trataba un vehículo terrestre tripulado por un sujeto no identificado. Se había acercado lo suficiente para avistarlo, pero no tanto como para volarlo con las minas.

En la pantalla veía como un drone se acercaba al invasor mientras otros dos exploraban el perímetro cuatro en busca de más intrusos.

Como mi compañero aun no llegaba me adelanté hasta donde había dejado a Bii y volví a conectarme.

La mujer seguía sentada allí, habían acabado de empacar pero parecían estar esperando algo.

―¿Será que se fue a ver el edificio? ―Dijo ella.

―No sé pero ojalá regrese rápido porque ya va a oscurecer ―respondió su pareja.

Dos de los uniformados estaban cerca del camión intentando comunicarse por radio. Faltaba una de las motos y también el soldado joven.

Mi compañero, Phoenix, pasó a mi lado y me hizo señas para que avanzáramos. Puse la patrulla en automático y sin pensarlo subí todo el volumen del altavoz de Bii para que los monos pudieran escuchar lo que pasaba al interior de mi cabina.

―Objetivo localizado, se trata de un individuo armado que se moviliza en un vehículo terrestre no identificado. Se ha enviado el drone para neutralizar al sujeto ―indicaba el operador.

―¡Evan! ―Gritó la mujer buscando el lugar de donde provenía el sonido.

En cuanto vi que estaban al tanto del peligro que les acechaba, apagué el altavoz para que no pudieran encontrar a Bii. El uniformado de mayor rango acudió a atender a la mujer que hablaba histérica y apuntaba en dirección al termitero.

El alto no tardó en entender lo que pasaba, hizo entrar a la mujer y a su marido en el camión y luego bajó una de las motos que habían cargado. Ambos vehículos partieron apresuradamente dejando a Bii envuelta en una nube de polvo.

Volví a enfocarme en mi pantalla, tenia imágenes de los tres drones . El primero ya estaba bastante cerca del objetivo, era cuestión de segundos para que lo tuvieran en la mira. Los otros dos casi habían barrido el perímetro cuatro y aunque no reportaban hallazgos, sabía que según el protocolo luego los enviarían a inspeccionar el perímetro cinco donde estaban los demás invasores.

Un par de minutos era todo lo que los monos tenían para escapar sin ser vistos y eso sólo si se movían en la dirección correcta. Ya no estaba en mis manos. Sabía que debía concentrarme en la misión así que le ordené a Bii que volviera a mí en vuelo bajo y sigiloso.

A través de los monitores podíamos ver como el simio invasor conducía admirando el panorama alrededor de La Catedral sin siquiera advertir que estaba siendo vigilado. Entonces la mira del primer drone apuntó a la cabeza del objetivo y disparó.

«Objetivo neutralizado» se leía en la ventana correspondiente. Abajo, tenía las ventanas de los otros tres patrulleros que estaban allí afuera conmigo; parecían emocionados de ver aquel cuerpo sin vida desplomarse junto con la motocicleta.

Yo no compartía su emoción, de hecho tuve que cerrar los ojos cuando el drone sobrevoló el cuerpo para disparar el tiro de gracia.

Phoenix y yo recibimos órdenes de quedarnos custodiando el cadáver. Los otros dos compañeros siguieron patrullando mientras los drones terminaban la búsqueda.

Nos detuvimos en el lugar con la orden de mantener nuestra posición hasta que el perímetro cinco estuviera asegurado. Phoenix parecía ansioso por salir de la patrulla y acercarse al cuerpo que yacía a escasos metros de nosotros. Yo, en cambio, no podía apartar la vista de las seis ventanas que aparecían en mi pantalla.

Tierra, rocas, arbustos tostados, solamente. El recorrido aéreo casi terminaba y las otras torres no reportaban nada aún. Poco a poco la tensión fue disminuyendo y pude volver a respirar. El sol estaba cayendo y a pesar del simio muerto frente a nosotros, recuerdo que pensé que el desierto se veía más hermoso allí afuera donde no habían muros ni alambrados. Aquella vastedad era impresionante.

Entonces la señal de alarma volvió a sonar y a partir de allí todo pasó tan rápido.

Un drone había sido derribado, no estábamos seguros de cómo. Ahora solo quedaban cinco de seis imágenes. Los otros dos vehículos no tripulados fueron enviados a inspeccionar el lugar del ataque y se nos ordenó seguirlos mientras llegaban los refuerzos.

Tratábamos de seguirles el paso pero los artefactos voladores se movían más rápido que nosotros. Un segundo drone fue derribado pero esta vez, el otro aparato que estaba cerca captó el fuego del arma que había disparado y ubicó al atacante.

Evan, así lo había llamado la mujer, la imagen del individuo atrincherado detrás de unas rocas no era clara pero yo supe de inmediato que se trataba de él.

El último drone que quedaba se acercó disparando sin siquiera tomarse el tiempo de fijar la mira; era evidente que el enemigo era rápido y certero y que sus armas, aunque primitivas, tenía el poder suficiente para derribar nuestras naves.

El láser del drone a máxima potencia hizo volar parte de las rocas donde se escondía el mono. Solo se podía observar humo y polvo en la transmisión de la aeronave que volaba a la luz naranja del sol poniente, los dos patrulleros que nos aventajaban ya tenían a la vista el lugar de la acción y de pronto... perdimos la imagen del drone, dos o tres segundos más tarde vimos algo como una bola de fuego rompiendo contra las dos patrullas de la vanguardia.

En mi pantalla solamente quedó la imagen de Phoenix, los tres drones y las otras dos patrullas habían dejado de transmitir.

Phoenix y yo nos detuvimos. En el centro de mando se hizo un breve silencio, hasta que de pronto la voz de uno de los patrulleros caídos resonó en las bocinas.

―Aquí cabo Lemus, el objetivo se dirige al perímetro cuatro, se moviliza en un todoterreno igual al de su compañero y al parecer está armado con armas de alto calibre y granadas.

―Copiado. Aquí centro de mando; a todas las unidades fuera del perímetro cuatro abortar la misión, repito, a todas las unidades fuera del perímetro cuatro abortar la misión. Iniciar retirada, el sistema de minas de la frontera tres se activará en un minuto, repito, el sistema de minas de la frontera tres se activará en un minuto.

La cuenta regresiva se inició en nuestro monitor y Phoenix y yo comprendimos que si no volvíamos dentro la alambrada antes de que el cronómetro marcara cero, nosotros volaríamos junto con el enemigo.

Sin dudarlo comenzamos a conducir de vuelta a toda velocidad. La barrera de alambre electrificado quedaba a menos de un kilómetro pero con el cronometro corriendo hacia atrás casi parecía inalcanzable.

De hecho así fue; no pudimos llegar a tiempo. La pantalla marcó diez segundos y la cuenta regresiva sonó fuerte para recordarnos que volaríamos en pedazos si no salíamos de allí. Tuvimos que devolvernos a toda prisa hacia afuera.

―"Unidades fuera del perímetro dos; esperen nuevas órdenes, se enviaran refuerzos" ― dijeron desde el centro de mando.

Phoenix me lanzó una mirada de pánico a través del monitor, estábamos solos afuera y no teníamos ni idea de dónde estaba el mono.

Ada y EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora