Capítulo 1

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-Alex? Te encuentras mejor? -preguntaba su madre entrando al cuarto después de su examen mensual debido a su enfermedad.

Con la garganta adolorida, asiente incorporándose levemente tomando su teléfono y escribiendo lo que quería decir.

Puedes decirle a Jhon que tengo sed? -su madre asiente yendo a buscarlo.

Suspirando, recuerda cuando conoció al doctor Jhon, fue quien lo atendió cuando llego grave al hospital y desde entonces lo ha atendido, tomando el teléfono vuelve a acostarse recordando que nunca pudo ser como los demás niños y ahora con sus 17 años estando en una larga lista de espera interminable desde su niñez y dado a que probablemente ya estuviera muerto cuando estuviera disponible lo que necesitara.

Observa al doctor Jhon llegar con un vasito de agua con un popote.

-Te encuentras mejor Alex? -pregunta el doctor que siempre lo había atendido desde niño recibiendo un asentimiento por parte del chico.

-Muy bien, te recetaremos medicamentos un poco más fuertes para mantenerte estable.

-Cuales son sus nombres?. Leía el doctor desde el teléfono del chico.

-Bueno, serán principalmente betabloqueadores, como metoprolol, propranolol, atenolol, bloqueadores de los canales de calcio, como verapamilo y diltiazem y meprobamato, ya sabes como tomarlos y todo queda en tus manos -sonríe amigable -lastimosamente subimos la dosis de los medicamentos así que si te sientes adormilado o lo contrario, tienes insomnio está bien, háblame y veremos que podemos hacer.

Suspirando asiente reconociendo uno que le daba nauseas.

-Se que uno te da nauseas pero es parte de el medicamento y no podemos hacer nada, muy bien, unas horas más aquí y podrás irte, firmaré tu hoja de salida.

-Muy bien, aquí está la receta de los medicamentos que necesitaras y tienes que tomarlos 2 veces al día antes del desayuno y después de la cena. -decía el Jhon recibiendo una sonrisa cansina por parte de Alex.

En la farmacia cercana, observa en una nevera que había ahí un jugo de pera, y toma y se acerca alegre donde su madre hasta escuchar la cuenta de sus medicamentos.

-En total son 140 dólares con el descuento del seguro. -decía Natalie, la señora que siempre los atendía, dubitativo coloca el jugo en su lugar siendo observado por ella.

-Tómalo Alex, eso va de mi parte  - Decía Natalie con una radiante sonrisa sabiendo que después de su cita no podría comer nada mas que no fuera líquidos.

Luego de que su madre pagará sus medicamentos que lo mantendrían con vida hasta su trasplante entran al auto dirigiéndose a casa.

Al llegar, coloca sus medicamentos para colocarle el rotulado y mantenerlos listos para el día siguiente.

-Quieres otro jugo hijo? -preguntaba su madre mientras el asienta con la cabeza recibiendo esta vez un jugo de melocotón.

-Mañana es el primer día de escuela hijo.

Al oír eso, deja de tomar su jugo recordando que sería 2 de Marzo y las clases iniciarían temiendo tener una crisis como hace dos años que no pudo asistir retrasándose un año entero.

-Tranquilo, todo estará bien está vez estarás bien, ahora ve y descansa, te llevare algo de comer más tarde.

Sonriente, va a su cuarto, la casa era pequeña, solo vivían ellos dos, su padre dejo a su madre embarazada cuando supo que el llegaría al mundo y ella desde que supo sobre su enfermedad siempre ha tomado horas extras para poder pagar los medicamentos que no estuvieran incluidos en el seguro.

Una casa pequeña y un cuarto pequeño, justo lo que necesitaban para vivir anhelando cada día dejar de tomar esos tediosos medicamentos que cada día le atrofiaban su estomago mientras mas le subían la dosis.

No podía jugar, no podía hacer mucho esfuerzo ya que su cardiomiopatía hipertrófica no le dejaba hacerlo.

Amaba el fútbol, mas nunca pudo seguir jugando ya que siempre se cansaba rápido y terminaba faltándole el aliento.

Mientras más divagaba más deprimido se ponía hasta recibir un mensaje de su amiga.

-Hola Alex, te encuentras bien, puedo ir a tu casa? Como sea ábreme, ya estoy aquí. -Termina de leer para escuchar un timbre escuchando la voz de su madre decir que ella abriría e inmediatamente aparece una chica hermosa en su puerta.

-Llegué -decía sonriente contagiándole la sonrisa.

-Hola Madeline. -escribía en un tablero que tenía para cuando no podía hablar por el ecocardiograma transesofágico que consistía en pasar un tuvo por su garganta y ver como estaba su corazón sin anestesia completa solo en el área.

-Aún no puedes hablar por lo que veo, en fin, estás listo para mañana? -pregunta buscando algo en su teléfono.

-Podrías ayudarme a arreglar mis medicamentos? -pregunta tomando la bolsa con ellos dentro.

La chica asiente empezando a sacarlos siendo una de las pocas amigas que siempre había tenido.

Mientras acomodan, la chica recordaba todas las travesuras que hacían antes que el enfermara.

-Espero no estén haciendo a mis nietos -decía su madre entrando al cuarto repentinamente con una charola haciendo que ambos se sonrojaran.

Su madre sabía sus gustos hacia los chicos pero nunca pudo tener una relación debido a su enfermedad siendo aceptado por su madre alegando que siempre lo imaginó y que no por eso iba a darle la espalda.

Luego de darle un beso a su hijo le deja un plato con yogurt y fruta suave para comer y dándole uno con sándwiches a su amiga recibiendo una mirada de reproche por parte de el.

-Ya mañana comerás bien -decía su madre saliendo del cuarto en lo que el comía lentamente.

Eran cerca de las 9 de la noche y ya su amiga se había ido pudiendo recuperar lentamente su habilidad de hablar palabras cortas.

Suspirando, recuerda que el día siguiente sería día de escuela; rememoraba que el anterior no fue nada agradable al dejarse llevar por los prejuicios al ser abiertamente gay, siendo bulleado por sus compañeros donde por culpa de uno tuvo que quedar en el hospital por una arritmia.

Tomando su teléfono termina por configurar su alarma y observando el lugar donde estaba su uniforme listo para el día siguiente, decide acostarse y disponerse a dormir, un día largo le esperaba en la escuela y sus nuevos medicamentos.

La felicidad está en cada uno.

A Un Latir Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora