El trayecto en el ascensor fue bastante relajante, los invitados se lo estaban pasando en grande y no paraban de hablar sobre la elegancia del hotel y al parecer sobre el increíble sabor de las gambas del cóctel. Las agradables risas de la pareja que tenía a mi lado fueron lo único que consiguió serenarme y recordarme que no estaba aquí para aguantar a los Hunter, sino todo lo contrario, estaba aquí para escribir mi propio futuro.
El cansancio ya era bastante evidente en mi cuerpo y tan solo iba a aguantar unas pocas horas más antes de que cayese rendida como una muñeca de trapo. Estaba tan absorta en mis pensamientos que apenas le di importancia a las personas que se subían o bajaban del ascensor, ni siquiera era capaz de concentrarme en la melodía que había de fondo.
—Srta. Harford— una masculina voz me arrancó de mi viaje astral hasta llegar a parar a donde debía estar, el ascensor. Os prometo que me voy a borrar el apellido como sigan llamándome en lo que queda de noche. Con la poca fuerza que aún residía sorprendentemente en mi interior, me recompuse para encontrarme nada más alzar la vista al Sr. Crawford.
Tenía una sonrisa cálida perfecta, en ella mostraba sus dientes blancos, sus ojos ámbar brillaban como el ojo de tigre recién pulido, el cabello ébano había perdido el estado de rigidez de la laca y ahora vagaba libre como un espíritu de la naturaleza contorneando su anguloso y varonil perfil. Se encontraba en una actitud relajada, la corbata negra estaba medio aflojada y la tela de la camisa presentaba ya varias arrugas, dibujando patrones aleatorios alrededor de su torso.
Independientemente de su tranquilidad y parsimonia, aquella actitud imponente y orgullosa seguía presente en su porte. Un aura de importancia y elegancia lo cubría por completo, la cabeza alta y su mirada fija fueron tan solo unos pequeños gestos que me advertían acerca de su presencia.
—Brix, ¿cómo va la noche, se divierte?— por lo menos ahora debía aparentar normalidad, ya que él no tenía la culpa de mis batallas internas.
—Por supuesto, acababa de ir a ver la habitación en la que me hospedaré esta noche, y déjeme que la diga, que es increíblemente amplia— bajo esos ojos ámbar se dibujó una atrevida sonrisa pícara, aquello fue lo único que me devolvió a la realidad—. La cama es enorme, tanto que hasta un equipo de baloncesto entraría dentro; pero déjame que me deleite hablando sobre el espectacular baño en color marfil...
—Eso me han comentado varios huéspedes, por algo este hotel debe tener tanta fama, ¿no cree?— moví nerviosamente la pulsera con mis dedos. De seguido, recorrí el reducido espacio buscando a las parejas restantes que nos acompañaban, pero para mi sorpresa o para mi preocupación, estábamos solos.
Creo que ya estaba teniendo alucinaciones. Y ni siquiera me había acercado a una copa que haría saltar por los aires el alcoholímetro.
—¿Se encuentra bien?— su mano áspera agarró la mía de imprevisto, desplacé la vista desde nuestras manos unidas hasta su brillante mirada. Asentí brevemente con la cabeza a modo de respuesta—. En ese caso, me gustaría comentarle un asunto en privado.
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Darkness: El Cisne Blanco © | #pgp2021
Teen FictionTras una vida llena de lujos, escenarios y perteneciendo a una de las familias más poderosas de Londres, Edine Harford descubrirá lo que hay debajo de todo aquel lustre, el peligro. Todo comenzó con el fortuito encuentro en su nuevo instituto con el...