Prólogo

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He cambiado

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He cambiado.

Lo sé, lo siento dentro de mí.

Ya no hay nada, nada de lo que quedó de mí hace algún tiempo, ni un recuerdo alegre que brille en mis días oscuros. Tan solo queda un diminuto trozo de mí que aún alberga esperanza en él, pero que intenta luchar por mantenerse a flote en un mar espeso de recuerdos de mi pasado que amenazan con hundir toda aquella esperanza de mi interior. Ahora intento no caer porque si caigo una vez más, es posible que nunca más vuelva a levantarme por el dolor que me arrastra hacia un lugar lleno de miedo y oscuridad.

Sé que algo pasó porque todo el mundo me sonríe de manera sentimental, aunque no me conozcan. Lo peor, me siento culpable, me siento responsable de todas esas miradas que al fin y al cabo se dirigen siempre a mí. Sé que hay algo detrás de esas falsas sonrisas que proyectan en sus rostros inocentes iluminados por la compasión.

"No es tu culpa" me repito e intento luchar contra las guerras de mi interior, pero caigo ante ellas, perdiendo ante un río de lágrimas descontroladas. Todas las veces repito eso, cada día de mi vida, aunque no sé por qué lo hago; no paro de decirme que todo pasó por mí, por mis actos, mis decisiones, mis imprudencias, mis sentimientos, mis emociones, mis sueños y mis pesadillas, mi vida...

"Hay que ser fuerte" me repetían constantemente aquellas voces conocidas que inundaban mi cabeza desde hacía relativamente poco tiempo. Sé que si alguna vez he sido consciente de tal gravedad, quizá mi subconsciente lo reconozca, como la huida.

He pasado días y meses encerrada entre cuatro paredes, cuatro paredes blancas que no dejan salir mi dolor al exterior y que me protegen de lo inevitable: la aceptación.

Ha pasado mucho tiempo desde que sonreí, desde que fui yo misma una vez más; la idea de no ser yo se me repite todos los días, tantas veces que ni siquiera sé la razón de por qué sigo aquí, sentada en el alféizar de la ventana de mi nueva habitación.

Mi mente presencia pequeños recuerdos de ese momento, pequeños fragmentos afilados y amenazantes ante la idea de volver a tocarlos, de volver a recordarlos.

Tengo miedo.

Cada vez que el cielo se oscurece, las calles se vuelven solitarias, el frío se asienta en los adoquines, el suave mecer de los árboles al ritmo de una suave brisa nocturna, aquellos ululares de los búhos que entonan sus canciones durante la noche bajo el marfil de luz proyectada por la luna. Tengo miedo de cerrar los ojos, miedo de volver al pasado de mis recuerdos, un pasado que desgraciadamente me hizo cambiar.

Tengo miedo a no volver a sentirme igual, porque aunque me duela decirlo, me cuesta mucho poder recordar.

"Recordar" —una vez más aquella palabra surcó mi mente, una palabra tan simple y que aún así acarrearía dolor y sufrimiento a mi nueva vida de nuevo. Pero necesito mantenerme fuerte en estos momentos porque si no nunca seré capaz de salir de esta pesadilla, en la que llevo atrapada durante 8 meses de mi vida. Necesito hacer esto por mí, no por la gente que se preocupa de que mejore. Tengo ganas de dejar de tener miedo por las noches, porque sé que en cuanto mis párpados se cierren, las pesadillas se alimentarán de mi dolor interno poco a poco, hasta consumirme por completo.

Necesito esto.

Necesito recuperarme.

Necesito volver a ser yo.

Necesito...vivir.

Lentamente cierro mis ojos y dejo que mi mente encuentre el camino hacia los dolorosos recuerdos de mi vida.

"Recuerda" —respiro profundamente, preparándome.

"Recuerda" —siento el cosquilleo que provocan mis temores acechando en el fondo de mis recuerdos.

"Recuerda" —siento dolor ante la puñalada del miedo en mi corazón.

"Recuerda" —el negro espesor se hace visible entre los flashes de imágenes, unas débiles lágrimas se arrastran temerosas por mis mejillas.

"Recuerda" —se me corta el aliento y aprieto mis manos, mi sangre se hiela ante el miedo que las recorre poco a poco.

"Recuerda" —el miedo avanza hacia mí, lentamente, penetrando en mi corazón.

"Recuerda" —me siento inmóvil, las imágenes fugaces pasan y me hacen recordar...mi dulce agonía.

Siento como mi cuerpo se vuelve débil, mis sentidos dejan de ser receptivos y pasan a la neutralidad.

Solo un esfuerzo más.

"Recuerda Edine Harford"...

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Bienvenidos a mi primera novela!

Tan sólo comienzo con unas palabras de agradecimiento por haber dado una oportunidad a este proyecto.

Mis más sinceras gracias

Ahora sí, comienza DECB

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Darkness: El Cisne Blanco © | #pgp2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora