Luego de una tarde en que una inesperada cavilación le hizo sucumbir, el agente Edward decidió asistir, junto con su colega Bordet, a la prefectura y regresar a su estudio en su domicilio, con el objeto de profundizaje en la investigación. Ambos sabían que detrás de un asesino suelto existían las inhumanas razones de este para liderar al incierto número de individuos que le acompañaban, y por ende, existía la meta.
Les resultaría adecuado a los inspectores tener un panorama general de los infortunios presentados en el trascurso de casi dos meses; tiempo suficiente para el revuelo de falsas noticias entre los ya preocupados vecindarios de la región, y la promesa en espera, de intensificar la seguridad.
A las ediciones y los informes recabados se unían los artículos del Saumur, periódico de prestigio sobre todo en las provincias colindantes, e interesado en los trágicos casos.
Bajo el fulgor de una empolvada lámpara, y sentados sobre sus respectivos sillones separados por un buró con la documentación, los agentes habían de dedicarse a la lectura y análisis de los hechos.
El primero de los casos, con que se vio a Belfort como origen y epicentro, así era relatado en un artículo del Angulema:
«El miembro del bufete St. Serre, Gilbert Marconi, fue hallado sin vida en el interior de la habitación dos del piso uno, en el reservado vecindario de Alsacia, la mañana del día martes 17 de junio... Testimonios indican que la víctima llegó a su domicilio hacia las 23 horas del día lunes, y al amanecer el vigía se dio cuenta del suceso al entregar correspondencia... El vehículo del abogado, fue hurtado por quienes se hicieron paso a la habitación sin alterar la calma... La carta hallada sin remitente tenía como motivo la solicitud de los servicios del señor Marconi. En la misma se le indica que el interesado había de asistir al despacho el día 18 de junio, mismo lugar en que nunca se presentó».
El Saumur decidió articular mayores detalles referidos a la carta en cuestión de la que se cita parte del contenido:
«Me permito indicarle que, después de presentarme, llegará un colega mío al domicilio en que usted reside, con el propósito de pagar en su totalidad y por adelantado los servicios que me permití contratar...»
—El vigía no notó ninguna extrañeza luego de que Gilbert llegara, eso nos lleva a pensar que los asesinos no tuvieron contacto con él, lo cual deja en claro que fue alguien investigado al azar —comentó Edward, tomando la edición en que se trataba el caso en Des Rosiers—. A diferencia de este caso, nadie escuchó algo.
—Monsieur, recuerdo que usted se reservó de comentarios luego de que leyera esa correspondencia. ¿Cómo es que aseguró que los criminales continuarían?
—Resulta extraño que alguien se dirija de esa manera al miembro de uno de los bufetes más importantes. ¿Por qué evitarse de saludos y de identificación? Era ilógico, algo andaba mal.
—No es convincente. A penas aceptaría la explicación al día siguiente, cuando nadie en su búsqueda se presentó en el despacho.
—Consideré la posible pista de ese entonces, y la que ahora la es en su totalidad.
—La ubicación del despacho.
—Exacto, en Des Rosiers, el 25 de junio.
Ese primer dato les llevaba a la siguiente rue afectada. La evidente relación se mostraba al contener la misma naturaleza y suspicacia de los criminales, plural con que el Angulema había de referírseles.
«La policía fue notificada la mañana de ayer sobre el hallazgo de la mujer Adrienne Agnès, sin vida en el interior de su habitación, en el edificio Deauville de la calle Des Rosiers; y de su esposo Grignard Agnès, incrustado en la pared sobre la puerta del balcón... Minutos más tarde se encontró el cuerpo de la joven hija del matrimonio, quien habría sido ocultada en el interior de un ropero».
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LA RUE BELLEVILLE
Mystery / Thriller⭐✒️Obra ganadora de los Wattys 2022 en la categoría de horror ✒️⭐ Inevitables asesinatos azotan la provincia de Roanne. Arrastran una insondable estela de explicaciones que solo se esconden en los recuerdos de la doctora Natalie Bellerose, recuerdos...