Capítulo 21

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Hospital Ville Lorent. Al día siguiente.

Alguien llamaba a la puerta, la de la habitación siete, en el tercer piso.

Antes de empujarla sigilosa, para liberarse de cualquier posible problema con algún enfermero en el pasillo, había salido del cuarto de su paciente. Natalie ingresó acuciada, menoscabando la tranquilidad de al otro lado.

—Ethan —dijo ella al verlo. Él aún observaba a través de la ventana, sentado en una silla.

Ethan volteó, sonriente, hacia la doctora que lentamente se le acercaba.

—Hola, señorita. ¿Cómo ha estado? —Regresó su mirada a la ventana.

—Mejor que nunca, espero que tú también — respondió, sentándose en un extremo de la cama, lo más cerca de ese paciente—, más ahora porque mañana te encontrarás con ese exterior. Lamento mucho no haber tenido la oportunidad de venir aquí y...

—Conocerme es lo que menos le habría importado a usted.

—Te equivocas.

—Nada me asegura que usted haya deseado cambiar mi primordial pensamiento.

—He pensado mucho en eso, y me siento afortunada de no haberlo intentado. Ethan, veo que tus tratamientos no funcionaron.

—No lo sabré hasta que esté frente al primer maldito. Gracias a la debilidad y al ingenio de ese torpe doctor, casi me aseguro de que no funcionaron.

—¿Has pensado por dónde comenzar? — preguntó, a sabiendas de las intenciones nada controladas de ese hombre, las que, no teniendo problema alguno, estaría dispuesta a aprovechar, y solucionar el problema que sacaría a la luz su grave afección, fruto de una conservación intacta del sólido amor hacia Addison.

—En cualquier parte pueden encontrarse. Y de las consecuencias no se preocupe, que haciéndome preso, solo empeorarán las cosas.

—Me gustaría ayudarte a no demorar.

—¿De qué habla? —inquirió extrañado, y se volvió hacia ella, quedando frente a frente.

—Descubrí que alguien en este hospital, merece pagar de la manera que solo tú conoces.

—¿Quién es? —inquirió interesado.

—La enfermera Grace —respondió, y su rencor guardado salió a la luz.

—¿Grace? Pero ella es todo lo contrario a...

—Así como supiste ocultar lo que menos deseabas que se descubriera, ella supo ocultar de todos lo malvada que es. Solo alguien lo sabía, y entiendo por qué no lo dijo.

—Ese es el gran obstáculo. Muchos ocultan esa maldad.

—Pero pocos lo saben hacer correctamente. Seguro así será la enfermera, y entonces se habrá salido con la suya.

—Parece que ella le hizo a usted un grave mal.

—La descubrí golpeando a Addison en la habitación, me resultó difícil creerlo de alguien que demostró mucha confianza. No puede quedar impune. ¿Imaginas hasta dónde puede llegar?

—¿Qué quieres que haga?

—El día de mañana sale a la media noche. Será una sorpresa para Addison verla muerta, porque en el fondo lo desea.

—La esperaré afuera, ¿a dónde la llevo?

—A Belleville, ahí llegaremos.

Con ello, Natalie se hacía de un despejado camino hacia el siguiente.

LA RUE BELLEVILLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora