- Ahora es el momento de ir al mercado, ¿no?
- Sip. Comprar las cosas para nuestro tan esperado picnic.
- Me gusta lo de el picnic - comentó Barbara distraídamente.
- Y será a orillas del Sena.
- Ah, estoy deseando que llegue el picnic.
- Pero acaba de desayunar o morirás de hambre
Bárbara podría haber gruñido.
Tengo muchas ganas de ver el río.
- Ah. Bueno pues. ¿Dónde hay un mercado por aquí? - Preguntó Macarena, después de que cruzaron una calle.
- Está Carrefour, lo pasamos ayer. Eso es todo - dijo Bárbara, girando a la izquierda.
- Te gusta caminar - dijo Macarena.
- ¿Prefieres llamar a un taxi?
- No. Suelo caminar por la playa. Es solo que ... pensé que eras del tipo que pasaba el día en su habitación o en la biblioteca, leyendo o inventando un invento para cambiar el mundo.
- Cambiar el mundo. Me gusta eso - comentó Bárbara, sonriendo. - Estamos aquí - dijo, cuando entraron al estacionamiento del mercado.
- Podría haberlo descubierto yo misma.
Bárbara se encogió de hombros y tomó un carrito.
***
- ¿Qué tenemos hasta ahora? - Preguntó Macarena, mirando el carro.
- Rosquillas, pan, yogurt, mermelada, jugo, pastel, galletas y algunas cosas más. Me alegra que no estés en una dieta real. Ahora, necesitamos un mantel a cuadros blancos con rojo - dijo Barbara.
- ¿Para que? - Preguntó Macarena.
- Porque los manteles de los picnic son de cuadros rojos con blanco.
- ¿Según quien ?
- Yo - dijo Bárbara. Creo que lo encontré - dijo Bárbara, caminando hacia un estante donde había varios manteles doblados y apilados.
Bárbara pagó las compras en el registro.
- Vamos - preguntó Macarena al pasar a Bárbara, abruptamente.
- Um - dijo Barbara pensativamente, siguiéndola fuera de la tienda.
***
Bárbara había ido a ver algo en una librería, dejando a Macarena afuera, luego Bárbara la alcanzaría.
Macarena estaba absorta en sus pensamientos cuando escuchó una voz masculina a su lado.
- ¿Puedo ayudarla? - Era un hombre joven de no más de veinticinco años, con cabello rubio ondulado y ojo alegre para las mujeres. Era vendedor de la tienda en la cual Macarena estaba mirando la vitrina.
- No gracias.
- ¿Estás mirando los zapatos? - Son muy bonitos. Como usted.
- Llámame señorita - pidió Macarena, tratando de no sonar dura.
- Como quieras - soltó una risita extraña, mirándola.
- Creo que alguien te está llamando - dijo Macarena, en un último intento de ser cortés, su insistente mirada la molestaba.
- ¿Prefieres que regrese a la tienda?
- Sí, por favor.
- También me gusta ser discreto en un ambiente profesional, señorita. Puedes verme a las doce para almorzar - le sonrió descaradamente.
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The Experiment | Barbarena Terminada
RomanceUn millón de dólares, era el valor del premio que la red de científicos más grande del mundo estaba ofreciendo a dos personas que serian elegidas para ser parte de un experimento Social. Este experimento se basaba en colocar a dos personas de person...