Cap. 17

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-¡Se acabó el tiempo! ¡Alto!

Solté un suspiro en cuanto oí aquella oración. Me consideraba una persona que aguantaba bastante bien el trabajo duro, sin embargo hasta que no escuche aquellas cinco bellas palabras no me había dado cuenta de lo cansada que estaba en realidad.
Me quité la liga que tenía amarrando mi cabello en un coleta y seguidamente busqué a Marui con la mirada, pues ambos estábamos en el salón C. Pero lo vi siendo mimado por aquella pequeña chica de lentes con la que siempre veía salir de su S.I.
Decidí dejarlo tranquilo, puesto que si la chica veía que me acercaba saldrá corriendo (ya lo habíamos presenciado antes).
Sin más a quien recurrir salí del salón y fui hacia el salón A, donde probablemente todos se reunirían pues ahí es donde estaba Megumi y si Megumi está ahí Yuki ira a buscarla primero por aquella relación protectora que tiene con ella. Y seguramente llevará con ella a Sakaki y Shun y de repente ¡Puf! toda la estrella Polar estará reunida.
Caminé por aquel ancho pasillo sin intención de entretenerme con nada hasta llegar a las puertas del salón del grupo A... lastimosamente sentí como mis piernas parecían querer detenerse y caer, como mis nervios agitaban los latidos de mi corazón, mis mejillas arder en reacción al sonrojo que la imagen de Ryou caminando frente a mi causó.
¿Cómo el destino puede ser tan inoportuno? Justo hace una horas pensaba en que, al pasó que iba, la posibilidad de toparme con él era casi nula, así que no lo buscaría durante lo que resta de la concentración... vaya desafortunada casualidad.
Podría caminar a paso lento, seguir a sus espaldas y evitar que me vea. Es buena idea...

-¿Ryou-kun? -Me acerqué por la derecha, apresurando mis pasos.

-Gottschet.- Él giró su rostro hacia mi y detuvo su caminar. Sonreí alegre mientras lo veía directamente.

-¿Cómo te fue hoy?- Pregunté mientras veía a todos los alumnos que pasaban esquivandonos, algunos refunfuñando y otros que ni lo tomaban en cuenta.

-Bien, terminé mis raciones.- Dijo sin algún tipo de emoción o confianza. No preguntó por mi, ni nada parecido, parecía que habíamos vuelto al primer día de clases. A cuando eramos dos desconocidos hablando por simple compromiso.

-Oh, que bueno, yo también cumplí con mis raciones.- Respondí nerviosa.- Pero al final terminé sirviendo 400 platos, estoy agotada.- Aún así traté de retomar la charla como si no estuvieramos en esta concentración infernal, como si fuera una de nuestras habituales charlas asimétricas.
Él no respondió y tampoco quitó la vista de mi. Así que pensé en que me sentía lo suficientemente humillada como para seguir tratando de alargar aquella incómoda conversación.

-Bueno yo, yo iba en busca de mis amigos, así que... nos vemos luego Ryou-Kun.- Aquella sonrisa que había estado presente se tornó en una mueca incómoda y con un par de gestos con las manos y sin esperar respuesta de su parte di la vuelta y seguí mi camino por aquel pasillo que parecía ser interminable.

Abrí las puertas de aquel salón y busqué a Megumi con la mirada, estaba sola buscando algo bajo su mesa. No quise interrumpirla como la última vez y busqué con la vista a cualquier otro amigo en el salón. Y ahí estaba mi dos veces último recurso, un sudoroso Soma Yukihira, parecía mantener una conversación con las primas Nakiri. Sin más remedio caminé hacia él escuchando así parte de su conversación.

-(...) Así es, soy la prima de Erina.- Caminé hasta estar frente a Soma-Kun, ignorando a las niñas Nakiri.

-¡Jin-chan! ¿Cómo te fue? -Soma clamó alegre al verme interrumpir.

-Muy bien Soma-Kun, supongo que tuviste algún contratiempo.- Dije mientras reía levemente y señalaba su sudorosa camiseta.

-Ja, ja, si, fue un error terrible.- Respondió apenado rascándose la nuca con su mano derecha. Yo estuve por responder, sin embargo me vi interrumpida.

Indiferente- Ryou KurokibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora