Capítulo 25

5.2K 173 53
                                    

- ¡Lauren!- gritaba Natasha. – Wait up!- gritaba, tratando de mantener el paso apresurado de Lauren, el que iba contra la marea de gente en el Fumicio. Lauren se detuvo de golpe y Natasha y Phillip se tropezaron con aquella menuda espalda. – Parece que te vas haciendo del vientre- suspiró Natasha, tratando de recuperar el aliento, para darse cuenta de lo que había dicho y estalló en una carcajada junto con Lauren y Phillip.

- No me voy “haciendo del vientre”, Ella Natasha, simplemente me estresa toda la gente, me sofoca- dijo, afianzando, a la manija de su carry-on, el agarradero de su bolso negro. - ¿Dónde está Camila?

- Aquí estoy- dijo, emergiendo atrás de Lauren con una sonrisa con camanances.

- Good- exhaló la Arquitecta, sonriéndole y reanudando el paso.

Lauren realmente estaba nerviosa, sentía que hiperventilaría en el momento en el que su mamá conociera a Camila, el momento en el que inhalaran el mismo oxígeno, que compartieran el mismo espacio, aunque también se preocupaba por las demostraciones de afecto entre Natasha y Phillip en público que, de un tiempo acá, parecía que no les importaba, como si la palabra “compromiso” les viniera en gracia y les diera libertad para no disimular su deseo. Lograron llegar a migración, en donde sólo Natasha y Phillip fueron retenidos por una fila de quince minutos mientras a Lauren y a Camila simplemente les marcaban la entrada a la Unión Europea, puerto Roma, en sus respectivas Identificaciones. Recogieron el equipaje, risible para Lauren pues, a pesar de ser mujer y lo que eso estereotípicamente implicaba, viajaba relativamente ligero, pues sólo llevaba su carry-on, igual que Camila, mientras que Natasha, como que si había llevado su clóset entero: un carry-on de cabina, un Duffel y un carry-on de equipaje, mientras Phillip, como todo buen hombre, se encargaba de lo que Natasha no podía manejar y todavía se encargaba de su propio Duffel. Salieron de la Terminal y se quedaron parados unos momentos.

- Sabes, ahí están los Taxis- sonrió Phillip al oído de Lauren mientras ella veía con escepticismo el panorama.

- Yo sé qué es un Taxi y cómo se ve…más en mi ciudad- su tono era como de enojo, de desesperación.

- ¿Qué esperamos entonces?- preguntó Don Testosterona.

- Dame un minuto para respirar, ¿quieres?- murmuró, levantando su mano y colocándose sus Walnut Aviatior a los ojos para distraer a sus acompañantes de su mirada de querer matarlos a todos por igual, o tal vez sólo se quería matar ella.

Phillip dio un paso hacia atrás y se dirigió de hombros encogidos hacia Camila que fumaba un cigarrillo con Natasha a la par de un basurero. ¿El encendedor? Pues Camila se había extraviado en el aeropuerto en busca de una cajetilla de cigarrillos y un simple encendedor que le había costado casi un riñón. Una X3 vermilion metálico se aparcó frente a Lauren mientras ella, distraída, buscaba su teléfono en su infinito y profundo bolso Balenciaga negro, y, Phillip, viendo la escena de reojo mientras sacaba un cigarrillo de la cajetilla, vio salir a una mujer un tanto baja, alrededor del 1.60, de cabello rubio claro y liso hasta un poco por arriba de los hombros, vestida en una blusa negra ajustada de las mangas y holgada del torso; estilo murciélago, pantalón beige un tanto ajustado hasta los tobillos, Mocasines café oscuro de cuero; una señora en forma pero ya acorde a su edad, que no se podía describir su rostro por sus oversized sunglasses que dejaban ver, claramente, el encaje de las “F” que eran para Fendi. Lauren levantó la mirada y, quitándose sus gafas, se arrojó a su mamá con alegría, como si tuviera una vida de no verla.

- ¡Mami!- gritó, riendo mientras la abrazaba por los hombros y la mecía de lado a lado en aquel fuerte abrazo.

- Tesoro- sonrió, enseñando la misma sonrisa perfecta de Lauren al aire sin notar a los tres recluidos ahogarse en el humo de sus cigarrillos de la impresión, de ver cómo Lauren se le arrojaba a su “mami” para abrazarla. – Perdón el retraso, tuve un problemita que ya solucioné- sonrió, tomando a Lauren por su mejilla derecha entre sus nudillos para luego darle un beso en ambas mejillas. Lauren, ante la felicidad de ver a su mamá, sólo podía sonreír. La volvió a abrazar, para luego, con una sonrisa, apartarse y llamar a los ahogados recluidos.

El lado sexy de la arquitectura (CamrenADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora