Capítulo 29

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- ¿Y Camila e Irene?- preguntó Natasha, haciéndose un moño rápido por segunda vez, pues la primera vez había tomado los elásticos de su bikini también.

- Se estaban bañando cuando salí, de seguro ya vienen

- Sí, sí, estoy en vacaciones, pero cualquier cosa me avisan- sonrió Phillip, poniéndose de pie para recibir a Natasha y a Lauren que se acercaban a la mesa para sentarse. – Buenos días, Lauren Michelle- sonrió, dándole un beso en la frente

- Buenos días, Felipe… ¿tan temprano y fumando y tomando? Te va a dar algo algún día

- A ti te va a dar algo de tanto estar con Camila en la cama- rió, tentando la línea de la confianza tras una mirada matadora de Natasha que le advertía un regaño.

- ¿Celoso?- lanzó la carcajada más ruidosa y descarada de la historia, haciendo que Phillip se sonrojada y aceptara la derrota. – Como sea- dijo, respirando después de haberse reído hasta llorar, haciendo reír a Natasha también; que sólo se habían calmado porque el mesero había llegado a tomarles la orden. – Un tazón de fresas, durazno y manzana verde, granola aparte sin pasas y yogurt simple, y una taza grande de té de manzanilla, por favor- le dictó, colocándose sus gafas a los ojos. – Ah, y unos huevos benedictinos con salmón y con la salsa aparte, y un batido de naranja y fresa, por favor- sonrió, viendo la cara del mesero que la tachaba de “golosa”, aunque lo segundo era para Camila.

- Un americano de huevos fritos y, en vez de pancetta, tocino, si pudiera ponerle patatas fritas, mejor y un café grande, por favor- sonrió Natasha, viendo que Phillip recorría el menú con desconcierto.

- Un omelette de jamón y queso cheddar, por favor, asegúrese que sea cheddar, patatas fritas si se puede, tocino y el panini de milanesa picante, y un café, por favor- rió Phillip ante los ojos anchos de Lauren y Natasha.

- Aquí como que te murieras de hambre, ciento ochenta libras…- bromeó Lauren, notando que Camila e Irene venían a lo lejos, riéndose como las hermanas que eran; físicamente distintas, muy distintas, pero eran parecidas en el carácter.

- Buenos días- saludó Phillip, volviendo a ponerse de pie para saludar a Camila con un abrazo y un beso en la frente, luego a Irene con un abrazo que la dejó un tanto ida en sus deseos.

- Buenos días- sonrió Camila, dándole a Lauren un beso en su cabeza mientras le acariciaba sus hombros sobre su Kaftan de Les Copains.

- Buenos días, Licenciada- sonrió, levantando sus gafas y guiñándole el ojo derecho, se le escapó una leve risa por el recuerdo de la noche anterior. - ¿Qué tal durmió?- rió nuevamente por su nariz.

- Como una roca, aunque me siento un poco débil- se sonrojó, viendo que Lauren le daba los “buenos días” a Irene también.

- Te pedí unos benedictinos con salmón, salsa aparte y un batido de naranja y fresa…no sabía qué querías Irene, cuando venga el mesero se lo pides

- Mila, ¿por qué te sientes débil?- bromeó Phillip con una sonrisa mientras se quitaba sus gafas oscuras y tomaba su camisa por los bordes y la subía para sacarla, dejando su torso a la vista de sus tres acompañantes. - ¿Qué?- preguntó ante las miradas acosadoras de aquellas féminas.

- Bonitos pechos- rió Lauren para molestarlo, sabiendo que le dolería, en realidad sólo quería olvidar el tema de la “debilidad” de Camila.

- Igualmente- rió, recibiendo un golpe de Natasha en el hombro mientras el mesero llegaba con las bebidas. - ¿Y mi café?- preguntó Phillip, viendo una taza muy pequeña frente a él. – No, yo pedí un café grande- dijo, haciendo un gesto de “grande” con sus manos.

El lado sexy de la arquitectura (CamrenADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora