- ¿Emocionada?- preguntó Lauren, tomándole la mano a Camila mientras veía que se acercaban a la casa de los Robinson, o de los Roberts, como lo prefieran.
- ¿Debería estarlo?- murmuró en un tono bastante a la defensiva, pensando en lo nerviosa que estaba por la conspiración que había concretado con Phillip, "¿qué pasa si a Lauren no le gusta? ¿O si Lauren se desmaya de tanto alcohol? ¿O si yo me desmayo? Pues es que de la ansiedad no puedo estar tan sobria, ¿o si?"
- Señorita Gruñona, ¿qué sucede?- Lauren subió la ventanilla entre ellas y el conductor, algo que no habían necesitado porque parecían realmente unas amigas.
- ¿Estás segura que vine bien vestida?- improvisó, pues no podía arruinar la sorpresa.
- Creo que te verás más elegante que Margaret…¿eso te tiene con ese mal humor?- dijo, y le dio un beso en su mejilla, viendo que cruzaban las puertas de hierro; eran casi las once de la noche.
- Sabes, ahora estaba revisando mi contrato…y tendré que pagar una especie de multa porque me voy de improviso…
- ¿Te diste cuenta ahora o ya lo sabías y no me habías dicho?- Camila sonrió apenada, bajando su mirada y viendo sus dedos entrelazados con los de Lauren. – Bueno, sólo me hubieras dicho antes…ahora no importa, sólo las pagamos- dijo Lauren, levantando la cabeza de Camila con sus manos.
- Me quedo sin comer como dos meses- rió, que de gracioso no tenía nada. Lauren levantó su ceja derecha, frunció sus labios e inclinó un poco su cabeza hacia Camila. – Está bien, pero sólo como préstamo…- murmuró Camila, distanciándose un poco de Lauren con su cabeza. – Lauren inclinó su cabeza un poco más y levantó más su ceja. – Está bien, te daré el número de la cuenta de la Administración, ¿sí?
- La quiero para hace dos semanas,¿entendido?- exhortó, como si la relación fuera entre Jefe y Súbdito. Camila asintió, sonriendo y sin saber por qué, a lo mejor le gustaba eso de Lauren, no le molestaba tanto, después de todo; ¿A quién no le gusta que lo consientan y le resuelvan un problema en tres palabras?- ¿Te parece algo gracioso?- sonrió Lauren, todavía con su ceja levantada.
- Sí…cómo logras quitarme toda la soberanía- rió, dándole un beso a Lauren en esos labios fruncidos que logró aflojar, por sonrisa y por beso.
Lauren y Camila se bajaron del auto, expulsando vapor de sus bocas, estaba haciendo frío. Se abrazaron por el costado, pareciendo todavía un par de amigas sonrientes. Entraron a la casa después de haber dejado sus abrigos con uno de los recibidores en un Closet improvisado que a Lauren le molestó por estar fuera de lugar, tanto obstruyendo el paso, como de una mala mano. Camila, en efecto, se veía más elegante que Margaret dentro de lo casual, aunque Margaret, extrañamente, se había arrojado sólo negro, como si estuviera de luto, aunque quizás eso no era lo impresionante, sino más bien que, desde lejos, se le notaba cansada hasta la muerte, cero maquillaje.
- ¡Lo!- gritó Natasha, corriendo hacia ella en el look más casual que existió jamás y la embistió en un abrazo.
- ¿Borracha tan temprano?- susurró Lauren al oído de su amiga, casi muerta en risa.
-Margarita está enojada y hay mucho alcohol para que bebamos- murmuró, chasqueando sus dedos para que llegara un mesero. - ¿Qué tomarás?- sí, Natasha era potencial ebriedad personificada, se le sentía el humor.
- Dos Martinis, por favor- murmuró Lauren y Natasha sonrió groseramente al mesero, quien agachaba la cabeza para recibir la orden.
- Camz…bienvenida a la familia- sonrió Natasha, abrazándola, sí, estaba ebria, sin duda alguna.
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El lado sexy de la arquitectura (CamrenADAPTACIÓN)
RomansaTres cosas- comenzó a decir mientras recomponía su compostura y su postura en aquella sala de reuniones... ESTA HISTORIA NO ME PERTENECE, LA ABSOLUTA E INCREÍBLE AUTORA ES ELLAJ. Aclaración: Los personajes del fic se introducen en condiciones de pe...