Capítulo 27

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- Let me go!- se quejó Lauren, pataleando y tratando de librarse de Phillip.


- No, no y no- reía. – Y quédate quieta porque te puedes lastimar- reía más fuerte mientras la llevaba con su pelvis a su hombro derecho, tomándola por la parte trasera de las rodillas mientras Lauren se reía sin sentido. – Lauren, ¡sí que hueles a mujer!- se burlaba, por el olor a sexo que Lauren llevaba consigo.



Bajaban por las escaleras, Lauren se seguía quejando, atrás de ellos iba Natasha muerta en risa, más porque Phillip corría con Lauren y veía el rostro de Lauren de "me voy a morir". Phillip había irrumpido en aquella habitación, haciéndose notar con el portazo, despertando a Lauren y a Camila a las exactas doce del medio día. Camila, que estaba desnuda, le arrancó las sábanas a Lauren para taparse, pues estaba contra la pared, Lauren sólo en tanga y en la camisa de botones de la noche anterior, fue abusada por la fuerza bruta de Phillip al rehusarse a levantarse: causa de la escena. Y era que Lauren estaba muerta después de esa ida a Nápoles el día anterior, pero se debían reunir con Sinu.



- Asshole!- gimió Lauren saliendo a la superficie de la piscina. Phillip y Natasha se reían a carcajadas de una Lauren divertidamente enfurecida.



- But I'm your asshole- rió Phillip, rascándose el pecho desnudo.



Camila corrió desde las escaleras hacia abajo directo a Phillip y, embistiéndolo con todas sus fuerzas, pues era alto y fornido, lo empujó a la piscina también, no tomando en cuenta que ella también iría a parar a la piscina por el impulso.



- Ahora quiero ver que salgas, desgraciado, con ese tu bóxer blanco a ver qué no nos dejas a la imaginación- rió Lauren a carcajadas mientras se apoyaba de la orilla con sus brazos y se impulsaba hacia arriba mientras dejaba que Phillip viera su trasero literalmente desnudo y la camisa pegada al torso, marcándosele sus senos y sus pezones, pero no era algo que Phillip no había visto ya.



Camila siguió a Lauren, dejando a Phillip solo en la piscina. Al salir apretujó sus senos y dejó que se escurriera su camisa. Natasha las veía con miedo, sabía a lo que habían salido y, por justicia manipuladamente divina, aquellas empleadas de Volterra-Pensabene tomaron a Natasha, quien sólo llevaba su sostén y unos cacheteros de encaje negro que no dejaban mucho a la imaginación, y, de un empujón, la tiraron a la piscina junto con su prometido. Natasha salió a la superficie mientras Phillip se acercaba más a la orilla, intentando tardarse lo más que pudo, pues era cierto; de que se le marcaría, se le marcaría. Natasha sonrió y, ante las manos tendidas de Camila y Lauren, salió de la piscina, escurriendo su cabello y su sostén para luego arreglarse la parte trasera de su cachetero.



- ¿Qué esperas? Sal- sonrió Lauren. Oh, eso era venganza y de la tortuosa: impotencia contra vergüenza.



- Yo, aquí, como Suiza...- dijo Natasha, levantando las manos y diciendo que ella no participaría en esa disputa al ver que Phillip la veía con ojos de "dile que no sea mala".



- Me voy a sentar aquí- dijo, sentándose en un Chaise Lounge. – Y no me voy a mover hasta que salgas, Don Penoso, Duque de mierda- rió, deteniéndose el abdomen de la risa y haciendo que Natasha y Camila se rieran después del estado boquiabierto por el uso del "de mierda" por parte de Lauren. – Y tengo tooooodo el día- concluyó, cruzando la pierna y apoyando su codo en ellas para apoyar su quijada en su mano, sin quitarle la mirada de encima.



Phillip respiró hondo y, peinándose hacia atrás aquella cabellera negra y marcando sus músculos mientras lo hacía, se empezó a acercar a la orilla de la piscina para salir. Camila estaba sonrojada y todavía no había visto aquel menudo artefacto, de aquellos que no se le apetecían ni a palos, se tapaba con una mano los ojos, intentando su incómoda y penosa curiosidad y la luz de aquel penetrante sol del medio día. Natasha simplemente sonreía de brazos cruzados mientras su cuerpo goteaba no sólo agua, sino también lubricante femeninamente natural, pues sabía que, con sólo verlo, se le antojaría un poco de aquello. Phillip sacudió su cabeza, como en negación, pero aún así se impulsó de la orilla hacia arriba, haciendo que su bóxer, de por sí ya ajustado, se ajustara todavía más y se hiciera transparente, para que, cuando se pusiera de pie, dejara ver de lo que estaba hecho. Se dejó caer de nuevo a la piscina.



- Ugh...- suspiró Lauren, poniéndose de pie y acercándose a Phillip, agachándose; poniendo una mano entre sus piernas abiertas para taparse del prometido de su amiga, que no era que no confiaba en él, era que lo respetaba, más a Natasha. – Era una broma...cuidado me punzas el ojo, Tigre- rió, dándole unas palmadas en la cabeza como las que le daba a Piccolo. – Quedamos a las cuatro...si van a hacer algo, es para salir a las tres- sonrió Lauren para aquella pareja. – Sólo respeten a mi mamá



- ¿Tu mamá sigue en casa?- volvió a ver Natasha con mirada de sorpresa. Se esperaba otro perro.



- Sí, los miércoles no trabaja



Y Lauren tomó de la mano a Camila para que se dirigieran a la ducha. Se metieron a la ducha con ropa, de igual forma ya estaban mojadas, Camila besaba a Lauren mientras la tomaba por su trasero, clavándole sus uñas blancas y cuadradas, masajeándolo y acariciando su hendidura suavemente mientras Lauren la aprisionaba contra la pared, en donde les llovía una cascada, por primera vez, fría, demasiado fría. Lauren enterraba sus labios en el cuello de Camila, tomándola por su trasero también, subiendo por su espalda, clavándole las uñas. Camila tomó a Lauren por el cuello de aquella camisa que le evocaban tantas cosas del día anterior.



Habían ido a Nápoles, un viaje de más o menos dos horas de camino en el que Lauren dejó que Phillip condujera en carretera nada más para poder estar con Camila en el asiento de atrás, donde la tomaba de la mano y dejaba que Laura Pausini, lo único que sonaba en el iPod de Lauren, hiciera efecto en la atmósfera de los besos y las caricias que no tenían pena o vergüenza de hacerlo frente a Phillip y a Natasha, que a veces las miraban por el espejo, o las escuchaban besarse, pero, dentro de todo, fueron platicando sobre cosas relativamente banales, en donde Camila se encargó de crear una lista de lo que había que hacer en Nápoles:

- Entrenar el paladar con una buena pizza napolitana, original y única en su clase

- Merodear sin mapa como todo buen turista

- Comer gelato de Chalet Ciro, uno de cada uno si se puede

-Regresar vivos



Lauren tarareaba, y a veces cantaba apenada en voz baja, "La Cose Che Vivi", pensando en Camila, a quien le tomaba la mano, cosa que pasó todo el día, durante la pizza; que terminaron siendo cuatro pizzas, mientras la atacaba a besos en un callejón mientras Phillip y Natasha veían las tiendas de souvenirs, mientras caminaban sin destino por la ciudad para intentar digerir todo el gelato que se habían comido, mientras abrazaba a Camila en el asiento trasero y jugaba a peinar su cabello hasta que se durmiera en sus brazos mientras Phillip tomaba la SS7 para tener vista al mar todo el camino aunque el viaje tomara una hora más. Al llegar, despertando a Camila a besos, se retiraron a la cama todos por igual, pues entre la caminata por la ciudad y el adoquinado y la cantidad de comida, todos estaban exhaustos.



Alrededor de las dos de la mañana, Lauren se despertó de golpe tras haber tenido un sueño no tan ameno para su tranquilidad emocional. Se encontró abrazada de Camila, que apoyaba su cabeza entre su pecho y su brazo y la abrazaba por su abdomen. Lauren sudaba a causa de sus palpitaciones agitadas por el sueño, que ni ella misma quería repasar el sueño, quería sólo obviarlo así como yo, sólo quería intentar respirar tranquila. Camila se despertó ante aquella agitación repentina pero no estaba segura de qué decir; si decir algo o no decir nada.



- Shhh...aquí estoy yo, mi amor- susurró, abrazándola y acomodándose hasta llegar a su cuello y besarlo, tomando su mano con la suya. – Respira conmigo...- le puso su mano sobre su abdomen para que sintiera su respiración y ella pudiera imitarla. - ¿Estás bien?- susurró, viéndola a los ojos que, aun en aquella oscuridad, podía encontrar. Lauren asintió, tocando el cuello húmedo de su camisa. – Estás ardiendo, mi amor...¿te quito la camisa?- preguntó, dándole besos en su mano. Lauren sacudió la cabeza. - ¿El pantalón entonces?- Lauren tambaleó la cabeza, o al menos así sintió Camila.



Quitó aquellas sábanas de encima suyo, desarropando a Lauren mientras, al mismo tiempo, se quitaba ella sus leggings, y, a gatas en la oscuridad, exploró aquella diminuta cama hasta llegar a su cadera, de donde se detenían sus jeans y, deshaciendo el cinturón y desabrochando el jeans, lo haló hacia afuera, gateando hasta sus pies. Camila masajeó rápidamente los pies hirvientes de Lauren, acariciando sus pantorrillas y sus muslos hasta llegar a su camisa, que desabrochó dos botones más y acarició su pecho húmedo y caliente con sus manos mientras, a horcajadas sobre la cama, la abrazaba con sus muslos por sus caderas, y besaba su frente, bajando por su nariz con besos hasta llegar a sus labios.



- ¿Sigo?- murmuró, dándole besos en su labio superior.



Lauren emitió un "sí" gutural mientras la abrazaba por su cintura, metiendo sus manos bajo aquella camisa desmangada Polo hasta llegar a su espalda baja y subió, subiendo la camisa en el camino hasta llegar a sacar sus manos por la curvatura de las mangas, haciendo que Camila se irguiera y, cruzando sus brazos, se sacara aquella camisa que, según ella, Lauren quería sentir fuera, y así era. Reanudaron sus besos que no pasaban de sus labios, haciendo que Camila cayera totalmente sobre ella al traerla con sus brazos contra sí, sintiendo la piel de Camila rozarle sus caderas por el arrastre hacia arriba de su camisa, el roce de sus piernas. Camila levantó su trasero para que, entre Lauren y ella, sacaran su tanga y, así, Lauren consiguió tenerla totalmente desnuda sólo para ella.



- ¿Quieres hacer el amor?- murmuró Camila, pues cuando Lauren no estaba emocionalmente estable por algo, no había manera de encenderla.



- Quiero tenerte así- respondió, besando la barbilla de Camila. - ¿Quieres tú?



- No importa lo que yo quiera, mi amor...- sabía que Lauren no quería y ella no estaba ardiendo tampoco, bueno, quizás si haya estado un poco mojada y tenía la respiración agitada, pero no, no quería.



- Onto my face- exhortó en aquel concierto de susurros.



Y Camila, muy obediente, a horcajadas sobre la cabeza de Lauren, fue atraída hacia la lengua de Lauren con sus brazos por sus muslos, sacando un leve pujido al que intentó ahogar sin éxito. Se detenía de la repisa que estaba sobre la cama de Lauren; la que tenía atestada de Vogue Italia.



- Spank me...- susurró Camila entre sus respiraciones cortadas causadas por la lengua de Lauren, que se paseaba con minuciosidad por su clítoris, endureciéndolo, hinchándolo y encandeciéndolo.



Lauren, con su mano derecha, le dio una nalgada suave, luego otra, otra, y otra, haciendo del placer de Camila un enorme placer que no conocía el silencio. Le dio otra nalgada suave para corroborar sus sospechas, pues Camila volvió a gemir. Lauren llevó su mano por el vientre de Camila, recorriéndola hacia arriba, apretujando suavemente sus senos para sentir sus pezones ya erectos, recorriendo su cuello hasta llegar, a ciegas, a sus labios, en donde le introdujo su dedo índice en la cavidad bucal de Camila, quien sabía por qué lo hacía: para calmar sus gemidos, aunque eso sólo le excitara más. Camila introdujo el dedo anular de Lauren también, atrapándolos con sus labios, succionándolos de arriba abajo como a manera de felación, previendo que tal vez esos largos y delgados dedos irían a penetrar su ano, algo que se le antojaba desde hacía algunos días. Imitaba a la lengua de Lauren con la suya, trazando los mismos círculos, las mismas líneas, las mismas succiones.



La Arquitecta sintió a Camila hacerse hacia abajo, señal de su próximo orgasmo que no avisaría por tener la boca llena. Camila tomó la cabeza de Lauren con sus dos manos, ahogándola entre su entrepierna, creándole dificultades para respirar; por lo que Lauren exhaló fuertemente mientras Camila mordía sus dedos con fuerza, haciendo un gemido colectivo muy sensual mientras Camila se mecía de adelante hacia atrás y en círculos sobre la lengua de Lauren mientras la tomaba por el cabello. Camila logró quitarse de encima de Lauren para dejarla respirar y se dedicó a limpiar el contorno de los labios de Lauren, con besos y lengüetazos suaves, probándose no sólo su sabor; un tanto salado pero dulce sabor, con aquel olor característicamente dulce y aquella textura propia de la feminidad, sino también los labios tristes de su novia. Lauren la abrazó, acomodándose en la posición inicial y, para la sorpresa de Camila, Lauren movió un tanto sus piernas para que le fuera más fácil penetrarla, sí, en su ano con su dedo del medio, el que Camila había lubricado.



- Agh...- gruñó entre dientes, siendo tomada un tanto por sorpresa. Al fin, no sabía por qué pero necesitaba a Lauren ahí.



- ¿Te duele?- susurró Lauren, preocupada y lista para sacar su dedo y besar aquel ano en compensación. Camila sacudió su cabeza mientras se derretía ante un beso de Lauren en sus labios, que ella la detenía con su dedo índice por su barbilla. – Relájate...- murmuró, haciendo que Camila supiera exactamente lo que venía. Movió un poco más su pierna para abrir sus glúteos.



Camila respiró hondo mientras soltaba un quejido sensual y caluroso que era causado por el dedo anular de Lauren, el que se introducía lentamente en su cavidad anal, haciendo de Camila una contracción corporal enorme que trituraba sus dedos, sus quejidos que eran tragados por la garganta de Lauren.



- ¿Duele?- volvió a preguntar Lauren.



- No, pero no me penetres, por favor- susurró, recostando su cabeza sobre el hombro de Lauren, tomándolo como almohada, apretujando sus dientes por el dolor, intentando no quejarse, sólo respirando agitadamente.



- Perdóname- murmuró, sacando lentamente sus dedos de Camila, quien emitió el quejido que quería contenerse.



- Está bien, mi amor- Lauren encendió la lámpara de su mesa de noche, sólo quería cerciorarse que no le había hecho daño. Camila no lloraba pero se notaba la memoria de su molestia. – Mi amor, estoy bien, de verdad...- sonrió un tanto cegada por la luz. Lauren se puso de pie y se dirigió al baño. - ¿A dónde vas?- Camila se sentó sobre la cama, sintiendo aquella molestia todavía más. Lauren no le respondió. Escuchó a Lauren buscar algo mientras el agua corría con fuerza en el lavabo. - ¿Para qué es eso?- preguntó, viendo que Lauren traía una toalla, un sobre, un recipiente con agua, algodones y un recipiente con gotero; era transparente y se hacía púrpura, con letras negras.



- ¿Confías en mí?- murmuró, colocando la toalla en el suelo, a la par de la cama.



Camila asintió y se colocó en cuatro sobre la toalla, apoyándose de la cama con su cabeza mientras separaba sus glúteos con sus manos, sin que Lauren se lo dijera. Lauren colocó el recipiente con agua y le vació un sobre que contenía un polvo blanco y de relativamente mal olor, olía entre a hospital y a azufre, un olor que invadía el olfato y daban ganas de vomitar. Lauren sumergió un poco de algodón en aquel agua turbia, removiendo el olor y el estómago de Camila, lo escurrió un poco, le dio un beso al convaleciente agujerito, colocó el algodón sobre la hendidura del trasero de su novia, lo terminó de escurrir, haciendo que Camila se quejara.



- Está caliente...- susurró, hundiendo su cara en las sábanas.

El lado sexy de la arquitectura (CamrenADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora