Una caja de "Her Majesty's Reserve", unas cuantas botellas de champán e incontables risas después, la mamá de Natasha se armó de valor para dar el tan anhelado discurso. No fue necesario el típico golpe inocente a una copa, ni un golpe a un micrófono, sólo se paró en donde estaban tocando el grupo de cuerdas y todos hicieron silencio y le pusieron atención.
- Quiero agradecer a todos los que pudieron venir ahora, a los que no pudieron o no quisieron venir, se perdieron del mejor sushi de Nueva York y del mejor Bollinger Blanc de Noirs de los últimos diez años y que no volverán a conseguir tan fácil porque yo lo compré todo. Hace cinco años recibí mi quinto Pulitzer, que no hubiera sido posible si mi hija, Natasha, y su amiga, Lauren, no hubieran insistido tanto en ir a cenar "Per Se", restaurante que ahora es famoso y está en el apogeo de su existencia. Alguna vez todos tuvimos tres años y nos paramos en el medio del jardín, como lo hago yo ahorita, y todos pensaron qué adorables éramos... pero la verdad es que sólo algunos de nosotros crecemos y nos pagan por eso. Mi nueva columna no tenía nombre hasta que la adorable amiga de mi hija la describió con un término bastante gracioso y, hasta cierto punto, acertado; mi nueva columna se llamará "Trinidad Moruga Escorpión" y brindo por Lauren, por el New York Times y por todos los nuevos restaurantes que quieran tener futuro y que sólo algunos afortunados tendrán. ¡Salud!- concluyó, levantando su copa y bebiéndola hasta el fondo.
La gente se reía de cómo Margaret gozaba de su poder y de su auto convicción, no se reían de ella, se reían por ella. Algunos le llamaban "Martha's Slaughter", otros "The Food Butcherer" y, otros no tan malos, "The Chef Stresser".
- Amor, son las dos treinta, ¿me acompañas a traer a otra caja de Reserve de la caja de papá?- dijo Natasha a Phillip, rozando su nariz con la suya.
Camila volvió a ver a Lauren con una sonrisa vencida, ambas sabían que quizás traerían otra caja de Reserve, pero que en realidad iban a que Natasha pudiera aguantar hasta llegar al apartamento de Phillip y poder tener una madrugada digna de recordar, una madrugada duradera; al menos de media hora y no de cinco minutos y con la libertad del cuerpo.
- ¿Estás bien?- preguntó Lauren a Camila, viéndola un poco distinta, no sabía si triste, confundida o cansada.
- ¿Encajo yo en este mundo?
- ¿Qué tiene de raro o de especial este mundo?
- ¿Comiendo de Masa como si fuera gratis, bebiendo champán de cinco cifras la botella, fumando de una caja que mantienen en una caja fuerte, vestida de Alexander McQueen y besando a quien creo que sabe de esta casa porque ella la diseñó y la remodeló?
- Este mundo no tiene nada de malo, sólo cuando las drogas aparecen, las drogas pesadas, ahí sí debería darte miedo, porque a mí también me da...esto- dijo, señalando a su alrededor con su dedo- no sucede todos los días en mi vida, porque a diferencia del 95% de la gente que está aquí, yo tengo un trabajo y cuentas que pagar a fin de mes en donde si veo la diferencia en mi estado de cuenta, te puedo decir quiénes son humanos y trabajan bajo un horario y bajo una paga injusta sobre lo que hacen, yo también me quedo en mi apartamento, comiendo Paninis de queso gouda y tomando agua mineral mientras veo HBO en mis sábanas...
- Y si entro yo a tu vida, ¿qué tanto cambiaría?
- A mis amigos no los voy a dejar de ver, eso te lo aseguro, a ti te caerán bien los demás, creo que Natasha y Phillip te caen bien...pero no cambiaría en nada, vendría a reírme con Natasha a cualquier evento de su mamá pero también me quedaría en casa, comiendo Paninis de queso gouda, viendo HBO en mis sábanas...contigo, si la idea te parece- Camila sonrió y se sonrojó. Asintió mientras paseaba su mano por su cuello de tal manera que ponía a Lauren un tanto nerviosa.
- Señorita Jauregui, ¿puede decirle a la Señorita Roberts que el auto ya está listo para cuando quiera retirarse, por favor?- se acercó el mayordomo de la residencia.
- Claro que sí, Hugh, yo le digo cuando regrese- respondió Lauren, con una sonrisa amable. Eso era algo que a Camila le gustaba, lo bien que trataba a los demás, siempre se había imaginado que trataría despreciativamente al servicio o a quienes le sirvieran.
- ¿Roberts, Robinson?- preguntó Camila con suma curiosidad.
- No te has confundido, Natasha Roberts, Margaret Robinson...es sólo que no quisieron tomar sólo un apellido y se refieren a la familia Robinson porque Margaret es la que tiene el control- rió Lauren.
- ¿Qué hace el papá de Natasha?
- Creí que lo sabías por tu reacción en el auto
- No, sólo sabía que Margaret está casada con Romeo, he leído cada una de las críticas de Margaret- sonrió, apenada.
- Pues, es asesor legal, casi nunca trabaja pero, cuando trabaja, no trabaja por largo tiempo después de terminar
- Interesante...¿tus papás qué hacen?
- Mi papá es consultor financiero en Roma, mi mamá es curadora en el Vaticano, también son divorciados...pero desde hace años ya.
- ¿Cada cuánto ves a tu mamá?
- Pues, una vez al año con suerte, pero esta Navidad voy a Roma a verla y a pasarla con ella, mis hermanos nunca se han interesado por hacer sentir bien a mamá.
- ¿Por qué lo dices?
- Mi hermano es hijo de papá nada más, de mamá no tiene nada, y mi hermana no ha logrado entender que mamá está sola todo el tiempo, siempre se va en un crucero con sus amigos para Navidad y Año Nuevo...- puso su mano sobre el muslo de Camila, dándole a entender que no quería profundizar mucho en ese aspecto. Sí, Lauren tenía dificultades para hablar sobre ese tema en especial.
- Entiendo...¿qué te parece si nos vamos de aquí y...no sé, nos vamos?
Lauren tragó duro y se puso de pie, pasó despidiéndose de Margaret y de Romeo y de uno que otro guapo que se desvivía por ella aunque ella sólo tenía ojos para Camila. Se encontraron a Natasha en el pasillo, siendo atacada por los labios de Phillip de la manera más tierna posible, como si él fuera a irse a la guerra. Se despidieron de ellos, dieron las gracias y quedaron en llamarse en cuanto revivieran. Se metieron al auto y, esta vez, fue Camila quien subió la ventanilla para tener más privacidad. Subió su vestido, su hermoso y caro vestido, hasta sus muslos para colocarse sobre Lauren, para besarla, para continuar aquel episodio en el cuarto de Natasha.
ESTÁS LEYENDO
El lado sexy de la arquitectura (CamrenADAPTACIÓN)
RomanceTres cosas- comenzó a decir mientras recomponía su compostura y su postura en aquella sala de reuniones... ESTA HISTORIA NO ME PERTENECE, LA ABSOLUTA E INCREÍBLE AUTORA ES ELLAJ. Aclaración: Los personajes del fic se introducen en condiciones de pe...