Capítulo 33

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- Buenas tardes- sonrió Volterra al entrar a su oficina, tras él venía un hombre de quizás treinta y cinco años, de buen parecido aunque daba pereza.



- Alec- sonrió Lauren, poniéndose de pie, dejando a medias un diseño en SketchUp. – Buenas tardes



- Volterra- sonrió Camila, dejando de hacer su creación en AutoCad.



- Vengo a presentarles a Clark Windham, el nuevo Ingeniero- sonrió, haciéndose a un lado para que Lauren y Camila vieran al distraído hombre tras él.



- Arquitecto Volterra, tiene una llamada urgente- se asomó Larissa, su secretaria.



- Conózcanse, relaciónense- murmuró. –Vuelvo en un minuto, sino, Lauren o Camila, por favor, relaciónenlo con el resto



- Como usted diga, Jefe- rió Camila. – Mucho gusto, Camila, Diseñadora de Interiores y muebles- sonrió, alcanzándole la mano a Clark.



- Mucho gusto, Camila, Clark- sonrió nerviosamente, tratando de no verla a los ojos. – Ingeniero estructural y ambiental



– Bienvenido a bordo, y mucha suerte- sonrió Camila.



-Sí, eso de la suerte la voy a necesitar- dijo.



- No es un mal ambiente de trabajo- rió Camila. – Es muy relajado y flexible, ¿verdad, Arquitecta?- Lauren asintió, quedándose de brazos cruzados, pues el tipo ese estaba un tanto distraído en analizar a Camila de manera lasciva.



- Pero tengo referencias de que es muy difícil lidiar con la tal Arquitecta Jauregui, que mi vida será difícil si llego a cuestionarla, ¿algún consejo para llevarme bien con ella?- sonrió, volviéndose a Lauren con una sonrisa torpe. Camila simplemente se rió nasalmente, aguantándose las ganas de reírse en su cara. – Perdón, qué grosero, mucho gusto- le alcanzó la mano a Lauren.



- Lauren Jauregui- rió, sacudiendo su cabeza burlonamente mientras le estrechaba la mano, viendo al nuevo Ingeniero perder el color facial y toda fuerza de piernas. – Vienes de Bergman



- Perdón, de verdad, perdón- murmuró tartamudamente y se ruborizó.


- David Segrate no es la mejor fuente- sonrió, acordándose de que Phillip le había comentado algo sobre aquel estudio, acercándose a "Watch Group", consultora para la que Phillip trabajaba, para que hicieran la misma intervención de reforma fiscal interna, la misma que habían hecho en Volterra-Pensabene, y fue algo por lo que Phillip tuvo que rechazar la oferta de trabajo, además, era una malísima paga, pues estaban en los suelos. 


- Perdóneme, Arquitecta, de verdad- repitió. 


- Ah, veo que ya conociste a mi Socia- sonrió Volterra, tomando a Clark por el hombro, Lauren no borró su sonrisa burlona. – Bueno, creo que te presentaré al resto del Estudio, ya que conociste a mi sobrina- y le señaló a Camila, pues lo hizo sólo por si se había interesado físicamente en ella, para hacerle saber que ella estaba fuera de su alcance. – Y a tu otra jefa...dime, ¿qué te ha parecido hasta ahora todo?- preguntó mientras se alejaba y cerraba la puerta tras él. 


- Oye, ven aquí- dijo Camila, caminando hacia Lauren, bordeando su escritorio y la empujó delicadamente sobre su silla. – Gaby, cero llamadas y cero visitas, por favor- dijo Camila por el intercomunicador. Se colocó sobre Lauren, en su silla, que los rodos desplazaban la silla. 


- ¿Qué haces?- murmuró Lauren, viendo a Camila abrirse su camisa mientras ella la tomaba por su trasero. 


- Make me cum- sonrió, revelando su sostén negro strapless y el leve bronceado extra que todavía le quedaba después de las vacaciones. 


- Aquí no, hay mucha gente- Camila bajó su sostén y subió su falda, mostrándole a Lauren una diminuta porción de encaje negro mientras su trasero era abusado por las caricias de su novia. – Eres irresistible- susurró, abrazándola por su diminuta cintura y trayéndola hacia ella, clavándose los pezones de Camila entre sus labios, entre sus dientes, Camila deteniéndola por la cabeza, apretando su mandíbula, como si eso iba a detener sus gemidos. Y, succionando sus pezones suavemente, sintiendo la suavidad de ellos entre sus labios, masajeándolos con su lengua, hundiéndolos suavemente con ella, presionándolos, para luego succionarlos de nuevo, coqueteándoles con la punta de su nariz, excitándolos no sólo con su tacto, sino también con su tibia exhalación nasal, con sus lengüetazos verticales y los jugueteos circulares que a Camila tanto le encantaban, y se notaba por la rigidez de sus ambos rosados pezones. 

El lado sexy de la arquitectura (CamrenADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora