Una historia de amor que empezará cuando el sentimiento de amor nazca dentro de ellos, uno se verá en la obligación de ocultar estos para evitar el rechazo, mientras que el otro busca la alternativa de eliminarlos.
Pero después de un percance se da...
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Taehyung esbozó una sonrisa, acunando el lindo rostro del alfa entre sus manos—. Todavía somos menores de edad y no estamos preparados para cuidar a un cachorro, Kookie. —Le dijo sintiendo como el alfa pegaba su frente con la suya.—
— ¿Eso significa que también quieres tener nuestros cachorros creciendo allí?. —Preguntó rozando sus narices en un beso esquimal.—
— Claro que quiero.
Se sonrieron mutuamente para cortar la distancia y unir sus labios, moviéndolos con parsimonia sobre los contrarios, sintiendo como las mariposas aleteaban como locas en sus estómagos junto a los rápidos latidos de sus corazones.
Se separaron pocos centímetros, recobrando la respiración para después volver a juntar sus labios en un beso más rápido.
Kim bajó sus manos y las colocó en los hombros del alfa, sintiendo como el agarre de este en su cintura se volvía más fuerte, sin lastimarle. La lengua del azabache delineó los labios del omega, pidiendo permiso para entrar, permiso que fue aceptado cuando este abrió su boca, dándole paso al sinhueso de Jungkook estudiar su cavidad bucal.
Sus lenguas se encontraron, comenzando un juego entre ellas de inmediato, ocasionando que ambos gimieran por la acción.
Se separaron por la falta de aire, Jungkook haló el labio interior del peliplata al separarse, pegando su frente a la contraria recobrando la respiración mientras daba caricias a la pequeña cintura de su novio.
— ¿Tienes hambre?. —Preguntó el omega.—
— Bastante como para comerte, lindura. —Respondió coqueto.—
— ¡Jungkook estoy hablando en serio!. —Chilló con un sonrojo alejando de golpes al azabache, quien empezó a carcajear.—
— Bien, bien... Si tengo hambre, bebé. —Dijo con una sonrisa después de reírse, acercándose de nuevo al más bajo.—
— Quédate a comer entonces, Kookie.
Jungkook negó—. Está bien, comeré en mi casa.
Tae iba a contestar cuando escucharon unos pasos y luego la voz de Dahyun entrando a la cocina junto con un Yugyeom contando dinero.
— Claro que no, cielo, comerás aquí y punto. —Dijo la omega mirando unos segundos al azabache.—
— Como quiera tengo ir a casa a bañarme, señora Kim.
— Puedes bañarte aquí, lo sabes.
— Pero no tengo ropa de cambio.
— Taehyung tiene demasiada ropa tuya en su armario.
Entonces el susodicho abrió sus ojos espantado por lo dicho por su progenitora, empezando a negar con su cabeza repetidamente.
— De ninguna manera, esas prendas no volverán a tocar a Jungkook, son mías, dejaron de ser de Kookie desde que se las quité.
