Una historia de amor que empezará cuando el sentimiento de amor nazca dentro de ellos, uno se verá en la obligación de ocultar estos para evitar el rechazo, mientras que el otro busca la alternativa de eliminarlos.
Pero después de un percance se da...
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❦Séptimo mes
Estaban a mitad del mes de marzo, y Tae jura que odia a quienes no le dijeron que en los últimos meses del embarazo se sentiría tan cansado, y más teniendo a dos bebés dentro, los cuales se movían con cualquier cosa. Cómo si ya quisieran nacer.
Salió del baño dirigiéndose a la habitación que sería de sus pequeños, encontrando a Jungkook admirando su trabajo en la pared.
— Está hermoso —Dijo llamando su atención mientras se acercaba a él.
El alfa había estado pintando un hermoso árbol de color blanco en la pared que estaría frente a las cunas de sus cachorros.
— Estuve muy inspirado —Respondió mirando el perfil de su omega.
Su corazón revoloteó y su lobo comenzó a mover su cola al ver al más bajo, le agradaba en sobremanera ese sentimiento indescriptible que nació desde que se enamoró del omega. Esbozó una tenue sonrisa cuando Tae giró su cabeza y sus miradas conectaron, dándose una pequeña sonrisa con sus corazones a todo dar.
Habían aprendido muchas cosas desde que empezaron su relación, aprendieron que hay diferentes formas de decir te amo sin pronunciar palabras, y en ese momento, donde se miraban a los ojos y se sonreían con ese sentimiento de felicidad dentro de cada uno, era una de las formas de decirse lo mucho que se aman.
— Ah... —Jadeó en sorpresa el omega llevando una de sus manos a su gran barriga.— Se están moviendo.
Kook se posó delante de su pareja, alzando el suéter de pijama (que hace unos meses era de él) y viendo como pequeños bultos aparecían a los costados, sonriendo al saber que sus cachorros estaban despiertos.
— ¿Quién se mueve? ¿Beomgyu o Yeji? —Preguntó suavemente escuchando la risita del omega.
— Creo que los dos, amor —Respondió sonriendo, llevando una de sus manos para acariciar los azabaches cabellos del alfa cuando éste empezó a besar su abultado abdomen.
Adoraba cuando Jungkook empezaba a besar su panza y le hablaba tierno a sus cachorros, diciéndole cosas graciosas que le habían sucedido ó como le había ido en el día.
Tachó esos momentos como uno de los mejores que le han pasado en sus diecinueve años.
ꕥꕥꕥ
Abrió sus ojos haciendo una pequeña mueca, sentándose como pudo en la cama y colocando sus pies en sus pantuflas de tigresito.
Miró la hora en el reloj de la mesita de noche, casi las dos de la madrugada. Acarició su panza para ponerse de pie y sin hacer ruido salir de la habitación con destino a la cocina.
Quería helado.
Abrió el refrigerador en busca de lo buscado, no encontrando nada, cosa que lo molestó en demasía, y con un puchero caminó a pasitos lentos de nuevo hacia la habitación para despertar a su alfa.
