Una historia de amor que empezará cuando el sentimiento de amor nazca dentro de ellos, uno se verá en la obligación de ocultar estos para evitar el rechazo, mientras que el otro busca la alternativa de eliminarlos.
Pero después de un percance se da...
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Al día siguiente el primero en despertar fue Tae, tallando sus ojos y mirando a su novio dormir en el incómodo sillón al lado de sus pequeños. Escaneo la habitación dándose cuenta que Jungkook había dejado el envase de su cena mal tapada toda la noche, lo que le hizo pensar que si había comido.
Sus ojos volvieron al alfa, mirando la belleza que se carga, su ceño un poco fruncido y su boca un poco abierta. Sonrió por lo tierno que se veía.
— ¿Ya terminaste de admirar al alfa que te embarazó? —Su voz salió ronca por haber estado durmiendo, haciendo sobresaltar al omega.
— Todavía. Nunca me canso de admirarte —Respondió sin quitarle los ojos de encima.
Jungkook abrió sus ojos conectándolos con los avellanas de su omega, viendo tantas cosas detrás de estos, y una de esas era la lujuria.
— Voy a follarte.
-Si por favor, alfa.
Tae casi se ahoga con su propia saliva al escuchar lo que dijo su alfa y también la respuesta de su lobo, el cual pudo apostar se estaba colocando de una manera obscena para su alfa.
— Cuando te recuperes de la cesárea, voy a follarte. Estás avisado, amor, prepara ese lindo y abultado trasero... buenos días.
Dejando un beso en los labios entreabiertos de su novio caminó hasta entrar al baño de la habitación cerrando la puerta y dejando a un omega con el corazón acelerado y con imágenes pasando por su cabeza de lo que sabe que sucederá.
ꕥꕥꕥ
Jungkook se había cepillado los dientes y lavado el rostro, teniendo que ayudar a su omega a levantarse para que fuera al baño he hiciera lo mismo.
Dos horas luego se encontraban cargando cada uno a un bebé, maravillándose cuando estos abrieron sus lindos y rasgados ojitos al mismo tiempo en que hacían tiernos movimientos con su boquita o cuando apretaban sus dedos con sus pequeñas manos.
Esas pequeñas acciones causaban miles de sensaciones en los padres primerizos, los cuales estaban absorto de lo que pasaba fuera de ese hermoso y familiar circulo de amor.
— Creo que a pocas horas de conocer a nuestros hijos he descubierto una pequeña manía de Beomgyu con hacer pucheros o ¿todos los bebés hacen eso? —Dijo levantando la vista de su hijo para mirar a Kim.
— La verdad no lo se, pero se ve tierno haciéndolo.
Le sonrió levemente sintiendo el suave toque de los labios contrarios en los suyos por unos segundos.
— Se parecen a alguien que conozco haciendo puchero.
— Yo no hago pucheros Jungkook.
— Nunca dije que fueras tu, en verdad hablaba del señor Kim.
