Una historia de amor que empezará cuando el sentimiento de amor nazca dentro de ellos, uno se verá en la obligación de ocultar estos para evitar el rechazo, mientras que el otro busca la alternativa de eliminarlos.
Pero después de un percance se da...
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Se habían pasado toda la noche entre besos, cumplidos y comida callejera que encontraban mientras iban caminando.
Eran las once de la noche, iban caminando con las manos entrelazadas hacia sus hogares. Había un silencio cómodo, los dos llevaban las mejillas coloradas al recordar todo lo sucedido esa noche.
Minutos después se detuvieron frente a la casa de Kim, colocándose Jungkook frente a este mientras movía sus manos entrelazadas mirando al suelo.
— ¿Qué pasa?. —Preguntó con voz suave el omega subiendo la cabeza del alfa por el mentón con su mano libre.—
— No quiero alejarme de ti. —Confesó mirando a su novio, el cual esbozó una pequeña sonrisa.—
— Entonces quédate a dormir conmigo, con tu omega, alfa. —Dijo soltando la mano del más alto para pasar sus brazos por el cuello de este, acercándose más a Jungkook.—
— ¿Qué consigo a cambio?. —Preguntó coqueto sintiendo como Tae rozaba sus labios, el alfa llevó sus fornidos brazos a la pequeña cintura del peliplata.—
— Muchos besos. —Respondió picando los labios contrarios.—
— Me quedo. —Volvió a atrapar los labios del omega entre los suyos, separándose poco después con una sonrisa y las mejillas coloradas.—
— Entremos entonces, Kookie. —Dijo con emoción agarrando la mano del azabache y entrando a su casa, no sin antes abrir la puerta con la llave que tenía.—
Al entrar cerraron la puerta detrás de ellos, el omega giró a ver a su novio con una sonrisa juguetona.
— Hagamos algo divertido. —Mencionó con la misma sonrisa.—
Jungkook frunció el ceño mirando la sonrisa juguetona de su omega—. ¿Qué tienes en mente?.
— Vamos a saquear la cocina como lo hacíamos antes. —Dijo subiendo y bajando sus perfectas cejas.—
Empezaron a caminar hacia la cocina, siendo cuidadosos en cada paso que daban, no querían hacer ruido y despertar a los oficiales que se encontraban en la habitación del segundo piso.
Al llegar a la cocina se dirigieron a la nevera, el omega la abrió mientras que Jungkook se apoyaban en la isla mirando la parte trasera de su novio y como movía coquetamente sus caderas.
Sabía que lo estaba haciendo a propósito.
Tae sacó la mitad de un pastel que su madre había hecho ese día, lo dejó en la isla y miró al alfa.
— Nos lo llevamos. —Jungkook asintió, pero de repente el recuerdo de una noche llegó a su cabeza, mirando preocupado al omega.—
— Me acuerdo de esa noche donde estábamos saqueando la nevera pero...
— ¿Pero?. —Inquirió frunciendo el ceño.—
— Nos descubrió tú pa...
— Los descubrí yo. —Las luces de la cocina fueron encendidas por el mayor que se encontraba sentado en un taburete pegado a la pared, sacándole un grito de susto a los dos jóvenes, quienes palidecieron cuando Yugyeom habló.—
