Una historia de amor que empezará cuando el sentimiento de amor nazca dentro de ellos, uno se verá en la obligación de ocultar estos para evitar el rechazo, mientras que el otro busca la alternativa de eliminarlos.
Pero después de un percance se da...
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-Vamos, abre la maldita puerta que nuestro omega está ahí, humano -Dijo desesperado su lobo con su cola moviéndose de lado a lado.
Jungkook soltó el celular en cualquier lugar, apresurándose a la puerta para abrirla y encontrarse con Taehyung.
Todavía tenía su celular en su oreja, sus hermosos ojos avellanas contenían lágrimas al igual que seguían resbalando por sus rojas mejillas.
El labio del omega empezó a temblar nuevamente por las ganas de llorar al ver que su alfa estuvo llorando y sin pensarlo mucho dejó caer su celular para abrazar a su pareja por el cuello, escondiendo su rostro en su fornido pecho.
— P-P-Perdón —Dijo volviendo a llorar abrazándose más fuerte a Jungkook, quien envolvió sus brazos al rededor de su pequeña cintura.
— No tienes que pedir perdón, el que debe de pedirlo soy yo, amor —Respondió llevando su mano derecha alejando el rostro de su pecho para que lo mirara—. ¿Escuchaste?, no tienes porqué pedir perdón, bebé, yo si te tengo que pedir perdón por ser un idiota y no llamarte cuando acepté la oferta.
Tae empezó a negar—. P-Perdóname por no querer escucharte y estar ignorándote por u-una semana.
— N-No te negaré que fue duro, pero... c-creo que me lo merezco —Farfulla llevando su pulgar a la barbilla de su omega mientras se perdía en sus ojos.
— Te perdono, Kookie... te perdono mil veces, amor —Dice mirando por unos segundo los labios entreabiertos de Jeon para volver a mirar sus ojos, esos ojos azabaches que lo estaban mirando tan penetrante que jura que pueden ver su alma.
Jungkook bajó sus ojos a los labios brillosos, rojos y suaves, acercándose lo suficiente para que sus propios labios tocaran en un roce los contrarios, enviando miles de corrientes por todo su cuerpo. Una semana sin probar esos dulces labios que tanto ama, quería tocarlos, chuparlos y morderlos hasta dejarlos rojizos e hinchados.
Juntó de nuevo sus labios, ahora más que un simple roce. Mordiendo el labio inferior del peligris, adentrando su lengua a la calida cavidad bucal contraria, encontrándose con la otra sinhueso y creando una pequeña guerra entre ellas.
El azabache llevó la mano que estaba en el mentón hasta la nuca del omega, empujando hacia delante escuchando el jadeo que murió en su propia boca ante tal acción.
Apretó su agarre en la cintura con su otro brazo, retrocediendo pasos hacia el departamento y entrando con Tae para cerrar la puerta como pudo con su pie, haciendo que sonara como un puertazo por la fuerza.
Sus bocas tomaron distancia por la falta de aire en sus pulmones, alejándose con una succión de parte de Jungkook en los labios ajenos, terminando con mirarse a los ojos y darse una pequeña sonrisa para fundirse en un abrazo.
— Te amo, te amo, te amo, te amo —Repitió dejando pequeños besos en la suave y gris cabellera del más bajo, apretándolo más contra si.
