Sábado por la mañana.
Jeongin se encontraba en la cocina preparando panqueques para desayunar, solo faltaba cortar sus frutas favoritas y echar la miel.
Estaba tan concentrado en cortar esas fresas que no había escuchado cuando tocaron el timbre de la casa hasta que insistieron por segunda vez.
-Hola bebé.
El menor se tiró a los brazos del vampiro con una sonrisa. Amaba cuando Hyunjin lo iba a visitar, así ya no se sentía solo. Se dieron un pequeño beso y cerraron la puerta principal.
-Estaba preparando el desayuno, ¿me acompañas?
Se dirigieron a la cocina y Jeongin siguió con su labor de cortar las frutas que le faltaban bajo la atenta mirada de su novio.
-¿Sabes? -el menor levantó un poco la cabeza dándole a entender que lo estaba escuchando.-Se me es gracioso que cortes fresas cuando tú hueles a una.
-Yo creí que te la pasabas comiendo chocolates porque siempre olías a uno.
Jeongin agarró las tres fresas que tenía a su lado izquierdo y les quitó la pequeña hoja que tenían arriba. Hyunjin miraba lo concentrado que estaba el menor por solo cortar una fruta y rio.
-Seguro ni para dar un examen te concentras de esa manera.
-Es que no quiero cor...
Oh, pobre Jeongin.
Ya se había cortado y la sangre corría poco a poco.
Solo era un pequeño corte, pero para Hyunjin era demasiado. Sentía el olor de la sangre hipnotizarlo como una droga. Estaba perdido.
Siguió fijamente al menor con la mirada quien ahora enjuagaba su dedo en el lavadero. El agua quitaba rastro de esa sustancia roja que al parecer no tenía la intención de parar de correr. La herida era pequeña, pero profunda, haciendo que los glóbulos rojos del menor salieran sin rechistar.
El menor fue volteado de su posición para encontrarse con esos ojos rojos que tanto le gustaban y le atraían. Algo que jamás lo diría en voz alta porque le daba mucha vergüenza.
El vampiro tomó la mano del castaño, observó el dedo herido bañado en sangre y se lo llevó a la boca mirando directamente a los ojos de Jeongin.
-Hyunjin...
El agua corría, pero ambos chicos hacían caso omiso a ella. Corría tan rápido como los latidos de ambos corazones enamorados.
El mayor tenía una mano bien puesta en la cintura de Jeongin y la otra ahora la tenía en la mejilla, luego fue bajando hasta llegar al cuello en donde se podían ver las lindas venas que lo decoraban haciendolo más apetecible a la vista de Hyunjin.
La parte racional del vampiro se había ido dejando simplemente a un Hyunjin hambriento de sangre, pero aún así, había algo dentro suyo que le decía débilmente que se detuviera, pero se le era realmente difícil contenerse.
Jeongin se sentía cohibido en su lugar, si bien es cierto que le gustaba conocer todas las facetas del vampiro, esta en verdad le estaba poniendo muy nervioso. Especialmente por la forma en la que lo miraba, parecía que se lo iba a comer de un bocado.
Hyunjin restregó su nariz en el cuello del castaño sintiendo su característico olor a fresas con una pizca de caramelo. En verdad lo estaba volviendo loco. Le dio una pequeña lamida a lo que un Jeongin sonrojado, soltó un jadeo ocasionando una sonrisa juguetona en Hyunjin.
Los ojos de ambos chicos brillaban en un intenso color dorado brillante, como si fueran dos gotas de miel en una gema.
El castaño estaba tan desesperado que atrapó bruscamente los labios del vampiro en un beso. En serio amaba esos carnosos y esponjosos labios.
Hyunjin cargó al menor y este por instinto enredó sus piernas en las caderas del pelinegro disfrutando del tacto. Ambos chicos se encontraban en su mundo, cada cuanto se escuchaba algún sonido morboso entre las bocas de ambos.
Ni uno de ellos se dio cuenta que alguien había tocado la puerta principal dos veces, el pobre chico que se encontraba afuera moría de frío. Luego recordó que tenía un juego de llaves en su casa así que regresó. Jeongin le había dado uno para que pueda ir a visitarlo cuando quisiera. Jisung nunca lo había usado porque prefería tocar el timbre, esta sería la primera vez.
Vaya escena que se encontraría.
Al ser llaves nuevas le fue muy fácil abrir la puerta ya que entraba perfectamente en la cerradura.
-¡Jeongin! ¿Estás en casa?
No obtuvo respuesta.
Escuchó un ruido en la cocina y se acercó, seguro su amigo recién estaba preparando el desayuno. Sabía que los sábados se despertaba más tarde de lo normal.
Que equivocado estaba.
-¡Oh, Dios Santo!
Los que hace unos minutos se estaban comiendo la boca, se congelaron en su lugar. Hyunjin se mordió la lengua al darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Estuvo a nada de morder el lindo y delicioso cuello de Jeongin.
El menor miró a su amigo avergonzado mientras intentaba regular su respiración. El vampiro relamió sus labios sintiendo un leve sabor a fresa en ellos, luego se dio cuenta que el caño del lavadero estaba abierto y lo cerró.
Bastante agua desperdiciada por un beso.
-¿Ya puedo bajar mi mano?
-Sí...
Los tres chicos en la cocina se quedaron callados. Entre ellos se miraban, pero ni uno decía absolutamente nada. Dos estaban un poco despeinados y con los labios hinchados y brillosos, mientras que el pobre peliazul se encontraba un poco perturbado.
-Hwang Hyunjin, no quiero volver a ver como casi te comes a mi pequeño. Si tanto te pican los colmillos, muerdete la pelotas.
El vampiro soltó una carcajada.
-A todo esto... ¿por qué estás acá?
-¿Acaso no puedo ver a mi amigo, Hwang? -dijo fulminándolo con la mirada.-Voy a salir con él en la noche y siempre que salíamos me quedó todo el día en su casa. -sonrió.
El pelinegro levantó una ceja y luego dirigió su mirada a Jeongin. Jisung lo miró aún con una sonrisa en el rostro, sabía gracias a Minho, que Hyunjin podía ser muy celoso y hasta un poco posesivo depende de quien se tratase. En sí, los vampiros necesitan proteger lo que es suyo, en este caso, Hyunjin protegería a Jeongin de cualquiera que quisiera sobrepasarse. Era parte de su instinto.
-¿A dónde vas?
-Eso a ti no te importa, Jeongin no necesita de tu permiso.
Hyunjin lo fulminó con la mirada, a veces Jisung podía ser un poco estresante y si el chico se lo proponía en hacerlo, seguro hasta podía sacarle canas. El peliazul no podía evitarlo, amaba fastidiar al vampiro.
-Solo quiero saber.
-Vamos a ir a una discoteca...
El vampiro parpadeó unos minutos un poco desconcertado, no era nadie para decirle al menor si puede ir o no. Asintió y empezó a decirle al pequeño que tuviera mucho cuidado en ese lugar, también se ofreció a recogerlo. Él estaría ahí apenas lo llamara.
Al final, Jeongin terminó escuchando el gran discurso de Hyunjin mientras comía sus panqueques fríos y probablemente el próximo mes, su recibo de agua subiría.
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vampire; hyunin
FanfictionTransilvania, más conocida como el territorio de los vampiros. ¿Verdad? ¿Mentira? Nadie lo sabe, pero ten cuidado con los rumores... podrían terminar siendo reales. ♡;; hyunjin + jeongin ♡;; no contenido +18 ♡;; mención de otras parejas ♡;; prohibid...