Transilvania, más conocida como el territorio de los vampiros. ¿Verdad? ¿Mentira? Nadie lo sabe, pero ten cuidado con los rumores... podrían terminar siendo reales.
♡;; hyunjin + jeongin
♡;; no contenido +18
♡;; mención de otras parejas
♡;; prohibid...
－Deja de estar oliendo a Jeongin, tú ya tienes a Ten así que mete tus narices en otro lado. －dijo fastidiado, mientras el mencionado reía nervioso.
A Hyunjin le resultaba molesto que olfatearan el aroma del menor, no tenía idea del por qué, solamente se volvía posesivo respecto a eso. Hasta le daban ganas de cubrir a Jeongin con su olor como si estuviera marcándolo ya que así, solo él podría reconocerlo. De esa manera, ni un otro vampiro se acercaría porque entenderían que ya es la presa de alguien y era mejor alejarse, o, porque ese humano estaba siendo cuidado por un vampiro. Entre esas dos opciones, la primera era la más común. El vampiro, por naturaleza, siempre marca su territorio si siente que este va a hacer invadido.
El de lunar de verdad estaba enfadado por ese tema, pero minutos después de estar gruñendo, reaccionó a lo que Taeyong quería llegar. No podría hacerlo.
－Espera, me estás diciendo que tengo que...
－Sí. －interrumpió.－Va a tener que decirle...
－No. －dijo firme.
－Joven Hwang, de esa manera no podrá tomar...
－Entonces no lo haré. －sus palabras sonaron fuertes y seguras, luego de ello, el heredado salió de la habitación dejando a los dos vampiros perplejos en sus lugares.
Sí, tal vez fue una acción inmadura de parte de Hyunjin el salir de esa manera, pero lo hacía porque no le parecía algo justo. Él no quería meter a Jeongin en nada de esto, podría ser peligroso y no quería que le pasara nada malo.
－Tae...
－Mañana volveré a hablar con él.
─★ vampire ! ˎ´-
El de lunar se dirigió a la casa del chico olor a fresas. Se sentía mal de haber tratado a Taeyong y Ten de esa manera, pero no quería decirle la verdad a Jeongin por miedo a que se alejara de él. Sería algo egoísta de su parte forzarlo a una nueva vida en la cual probablemente habrían muchos peligros en el camino.
Hyunjin estaba tan centrado en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando llegó a su destino. Nunca pensó que sería tan difícil, además, no se sentía preparado para ser el líder de todos. ¿Y si lo hacía mal?
－¡Jinnie! －dijo el menor, contento, de ver al pelinegro en frente suyo. Abrazó al mayor con ternura, a lo cual Hyunjin hubiera correspondido como un perrito feliz moviendo la cola, pero notó algo extraño o más bien, olió algo que le hizo gruñir sin querer.－¿Hyunjin?
－Jeongin, ¿te has estado viendo con alguien más? －preguntó sin rodeos.
－Uh... no. －respondió un poco cohibido al tener la profunda mirada del de lunar sobre él.－Y si fuera así, ¿qué tendría de malo? －Hyunjin se acercó a él y tomó la barbilla del menor delicadamente, su vista se centró en los bonitos ojos del castaño para luego bajar a su nariz la cual se encontraba un poco roja debido al resfríado y después, vio el cuello.
Tenía una pequeña herida, cualquiera pensaría que uno mismo se había dañado de casualidad al rascarse, pero Hyunjin era vampiro, y estaba seguro que ese raspón fue hecho por unas garras. Era extremadamente delgado, era un corte perfecto. Eso no podía haber sido una casualidad.
－Um, ¿qué haces? －preguntó nervioso el castaño al sentir la respiración del pelinegro en su cuello y luego sintió el característico olor de Hyunjin.－¿Has estado comiendo chocolates de nuevo? －rio.
－¿Ah? －aquella pregunta lo desconcertó haciéndolo retroceder. Ahora era el turno del castaño para acercarse a él, quería seguir oliendo su dulce aroma.
－Hueles a chocolate, me gustas. －el menor negó rápidamente y se separó de golpe.－Me refiero a que me gusta el chocolate, si eso, que rico el olor a chocolate, es delicioso. Yummy. －soltó una risita nerviosa.
－Jeongin... －el castaño se encontraba sonrojado al cometer el error de declararse de esa estúpida manera.
El mayor se acercó al humano acorralando al nervioso chico con la puerta principal. Los corazones de ambos latían a la par y podían sentir sus respiraciones chocar contra sus rostros. El olor a chocolate de Hyunjin hacía suspirar al menor, de cierta forma lo relajaba haciéndolo sentir protegido.
Jeongin no tenía idea de lo que causaba en el de lunar, pero su dulce aroma lo estaba hipnotizando. Hyunjin con solo ello, sentía sus colmillos picar, tenía al menor en una posición bastante cómoda como para morder su lindo cuello y de una buena vez, probar en totalidad su dulce y deliciosa sangre.
－Caramelo.
Jeongin soltó un jadeo inconsciente, el cual chocó contra los carnosos labios del mayor quien finalmente, acortó la distancia sintiendo por fin los dulces labios del castaño. Era un beso tierno y suave en donde recién, ambos se conocían de esa romántica manera, Hyunjin tomó a Jeongin de la cintura y el menor pasó sus brazos por el cuello del contrario. Ambos se encontraban en una burbuja llena de amor, no existía nadie más que ellos dos.
En aquella sala, solo se escuchaban los suspiros de dos chicos enamorados que compartían un momento nuevo en sus vidas. Un momento en donde aseguraban la variedad de sentimientos que tenían por el otro.
El beso comenzó a subir de tono poco a poco, Hyunjin colocó una de sus manos en la puerta principal apoyándose en esta para no caer sobre el cuerpo de Jeongin y la otra mano, la tenía en la nuca del castaño, mientras que este solo se dejaba llevar por los labios del de lunar.
Las respiraciones agitadas de ambos llenaron el ambiente al igual que uno y otro jadeo, perdido en el beso.
Hyunjin ya no sentía el asqueroso olor a muerto del antiguo en Jeongin, ahora tenía la combinación del suyo con el de fresas y caramelo. Eso le encantaba.
Ni uno de los dos quería dejar de sentir los labios contrarios, pero lamentablemente, no podían vivir sin oxígeno.
Se separaron dejando un pequeño y muy delgado hilo de saliva conectándolos, los labios de ambos estaban rojizos e hinchados como si fueran dos gomitas juntas con más caramelo encima. Ambos mantenían la mirada en el otro, expresando varias emociones juntas.
Jeongin estaba como un tomate al reaccionar lo que acaba de hacer con su mayor mientras intentaba regular su respiración. Hyunjin se encontraba un poco mareado, el olor a fresa casi había desaparecido por completo para dejar que el caramelo se hiciera más fuerte y claro hasta embriagarlo.
Sus colmillos volvían a picar y dirigió su vista al cuello de Jeongin una vez más, sus ojos cambiaron a un color carmesí no sorprendiendo del todo al menor.
—Hyunjin... ¿qué es lo que en verdad eres?
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