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Hyunjin despertó en la mañana, sintiendo un ligero dolor en su cuerpo, pero al menos, era soportable. Poco a poco los recuerdos que habían pasado hace unas horas llegaron a su cabeza. Se levantó rápidamente de la cama y al abrir la puerta, reconoció el leve olor a fresas en el ambiente. Sin dudarlo, fue a seguirlo y ahora se encontraba en frente de una habitación. La abrió de golpe sobresaltando a las personas que habían dentro.

-¡Hyunjin! ¿Te duele algo? ¿Estás bien? ¿Necesitas que...?

-Estoy bien, Tae. -rio.

Ten se acercó a él con una pequeña bandeja la cual hace unos minutos estaba en la mesita de noche. En ella habían pequeños caramelos de varios colores. Esos dulces eran las flores exóticas del jardín, el tailandés las había convertido de esa manera para que la luna roja pudiera comerlas sin problema alguno. Hyunjin tomó uno y se lo metió a la boca, sabían mucho mejor como caramelos.

-Las hubieras hecho así cuando me diste una.

-Ni que fueras un niño. -miró a Jeongin descansar en la cama.-Él aún está pequeño.

Hyunjin se acercó al castaño y tomó su rostro delicadamente. Estaba pálido, las mejillas las tenía un poco metidas y sus labios habían perdido color. Al menos ya nadie le haría daño. Se quedaría todo el tiempo a su lado hasta que despertara.

Taeyong y Ten salieron de la habitación sin que el heredero se diera cuenta, era mejor darle espacio a la pareja. El pelirrojo se dirigió a la cocina para prepararle un pequeño desayuno al de lunar. Los demás vampiros quedaron tranquilos al saber que el heredero se encontraba mejor, solo faltaba que la luna roja despertara.

A los ojos de todos, Hyunjin había controlado bien a su bestia. Cuando estuvieron en el castillo de los antiguos y lo vieron a los ojos, su mirada fue tan fría y afilada que quedaron un poco desconcertados. Creyeron que tendrían un problema mucho más pesado, pero el pelinegro solo mató a sus enemigos. No estaba cegado por sus instintos.

Y ahora, Hwang solo velaba el estado inconsciente de Jeongin.

El pelirrojo subió con el desayuno en una bandeja que consistía en unos cuantos globos oculares y un vaso de sangre. Se aseguró que Hyunjin se encontrara bien y luego bajó para ir a su despacho.

-Jeongin, en verdad no sabes lo aliviado que estoy de tenerte conmigo. Tenía tanto miedo de perderte... -tomó su mano.-No hubiera soportado tener una vida sin ti, eres lo más especial que tengo. -dejó un pequeño beso en sus labios.-Despierta pronto por favor, te amo.

"Yo también te amo"

Hyunjin sabía que no le hablaba al aire, de alguna manera sentía que Jeongin lo estaba escuchando. Y tenía razón, el menor lo escuchaba, pero no podía moverse ni abrir los ojos por más que lo intentara. El de lunar colocó su cabeza en la cama como un cachorro que busca la atención de su dueño y su mano, tomaba la de Jeongin, la acariciaba delicadamente como si fuera el pétalo de una rosa. Cuando el menor dejó de sentir aquel tacto, supuso que Hyunjin se había quedado dormido.

"Hyunjin tonto, ni siquiera tomó su desayuno"

─★ vampire ! ˎ'-

El pelinegro disfrutaba ser mimado por su menor, ambos estaban en la casa del último en completo silencio. Hyunjin estaba hechado entre las piernas del castaño mientras que este le daba tiernas caricias con todo el amor del mundo.

Hwang levantó la cabeza e hizo un piquito con sus labios dando a entender que quería un beso de su novio quien gustoso le concedió su deseo. Hyunjin amaba su escondite, era cálido y reconfortante, podría quedarse toda su vida ahí. El aroma a fresas lo relajaba tanto que hasta se encontraba un poco tonto.

La luna llena era testigo de las muestras de afecto de la tierna pareja, podía ver todo desde la ventana de la habitación. Había hecho una buena elección al juntarlos, pero ya era hora de dejar de soñar y volver a la realidad.

"Cuiden bien de su pareja"

-Jinnie...

-¿Mmm? -contestó adormilado.

-Te amo.

-Yo más, bebé, yo más.

Hyunjin despertó encontrándose con una habitación completamente diferente, esa no era la de Jeongin. ¿Acaso había sido un sueño? Dirigió su vista al cuerpo que tenía al lado y confirmó que todo había sido parte de su imaginación al ver el rostro dormido del castaño el cual era iluminado levemente por la luz de la luna.

Se acomodó en la silla en la que estaba sentado, volvió a recostar su cabeza al lado de Jeongin y cerró los ojos entrelazando su mano con la del contrario. Justo con esa acción, el castaño abrió lentamente los ojos y sin soltar la mano de Hyunjin, trató de sentarse.

Y parecido al sueño que ambos tuvieron, Jeongin acarició suavemente las hebras del mayor a la vez que lo hacía con el torso de su mano. Hyunjin se levantó confundido.

-¿Otra vez estoy soñando? -susurró, haciendo reír al castaño.

-¿Quieres comprobarlo?

El menor tomó el rostro del contrario con suma delicadeza haciendo que el pelinegro ladeara la cabeza por el tacto. La distancia se iba acortando poco a poco hasta que ambos juntaron sus labios formando un dulce beso expresando lo mucho que se amaban. Aquel tierno acto de amor les hizo recordar todas las veces que estuvieron para apoyarse, todos los lindos recuerdos que tuvieron y que ahora, podrían crear más juntos. Ya no había quien los separase.

Se separaron conectando sus miradas las cuales brillaban en un intenso color dorado y sonrieron con unas cuantas lágrimas en los ojos. Hyunjin bajó su mirada a sus manos entrelazadas, todo era real. Estiró su brazos y atrapó el cuerpo de Jeongin, bañandolo con su olor en un acto inconsciente.

-Gracias por buscarme, yo... en verdad creí que... Tenía tanto miedo de... -el vampiro negó suave, callando al menor con un beso. No quería que recordara esos feos escenarios.

-Haría lo que sea por ti. -dijo seguro.-Jamás te dejaría solo.

No saben en que momento, pero ambos terminaron recostados en la cama en un abrazo. Jeongin estaba oculto en el pecho del mayor quien tenía su mano en la cintura del menor dando pequeños masajes.

Después de tanto volvían a estar juntos.

Ahora se sentían completos.

Ya no les faltaba nada, tenían consigo a su otra mitad.

Jeongin terminó dormido con sus manos bien puestas en la camiseta de Hyunjin como si no quisiera que se alejara de él. Hwang dejó un pequeño beso en la cabellera castaña y luego de unos minutos, también quedó dormido no sin antes susurrar lo mucho que amaba a su novio.

Después de tantas noches malas, ahora podían descansar tranquilamente con su pareja al lado.

Después de tantas noches malas, ahora podían descansar tranquilamente con su pareja al lado

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