vampire; hyunin

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－¡Minho, nuestro niño ha crecido! －gritó abrazando protectoramente al menor.

Jeongin había invitado al de mejillas abultadas a su casa, pero no se esperaba que a la vez Minho iría a visitar a su amigo. Es por eso que terminaron los tres en la habitación del castaño.

－Hyunjin te ha contado... ¿todo? －preguntó el vampiro remarcando la última palabra y confundiendo al menor, ¿a que se refería con todo? Jisung golpeó a Minho quien solo se limitó a sonreír.－Ya sabes, sobre... －miró a los ojos al castaño y los cambió a un color rojo por unos segundos para después volver a la normalidad dejando a Jeongin sorprendido.

El peliazul temía por la reacción de su amigo, no quería que se armara todo un escándalo y solo porque Minho no sabía medir sus acciones. Al menos, el castaño se lo tomó de la mejor manera dando a entender que por suerte, Hyunjin sí le había explicado todo.

Saber que ellos no eran humanos, no había cambiado la relación que tenían. Aún seguía amando a Hyunjin y seguía conservando su amistad con Minho.

Los tres chicos se pusieron al día, Minho ahora les podía contar a ambos sobre lo que hacía en la manada y Jisung con Jeongin se quejaban que pronto empezarían la universidad. Fueron interrumpidos cuando el teléfono del vampiro comenzó a sonar.

－Hey Chris... ¿Acaso hoy es viernes? －dirigió su mirada a los menores quienes lo miraron con cara de obviedad.－Ah... está bien, ya voy... Sí, me había olvidado, pero no demoro en llegar. Allá te veo. －colgó.

Hoy era día de caza.

－Bueno niños, tengo que ir a cazar... nos vemos, Sung. －se acercó al chico de olor a arándanos y le dio un pequeño beso en los labios sorprendiendo a Jeongin, luego se acercó al castaño y desordenó sus cabellos.－Nos vemos, fresitas.

Minho, aprovechando que era de noche, se acercó a la ventana y la abrió para partir con su vuelo hacia la manada. Jeongin dirigió su mirada a un avergonzando Jisung quien la evitaba a toda costa.

－Sung, ¿no tienes nada que decirme? －preguntó con burla.

─★ vampire ! ˎ´-

Hyunjin estaba en el castillo, específicamente en la sala, leyendo un libro sobre cómo mejorar en la invisibilidad que Ten le había recomendado. Pero no podía concentrarse, no se olvidaba del sabor de la sangre de Jeongin y se le estaba siendo difícil contenerse de no morder su cuello de una vez.

Quería hundir sus colmillos en el lindo cuello del menor, pero no podía. Tenía que respetar la decisión del castaño ante todo, incluso si eso matara sus deseos por dentro.

Pero es que el pelinegro se imaginaba una vida eterna junto al menor. Se imaginaba lo lindo que se vería Jeongin con colmillos y ojos rojos. Le enseñaría todos los trucos que aprendió. Podría compartir sus alitas de murciélago con él. También saldrían juntos a dar vuelos nocturnos y...

－El libro está muy interesante, ¿no? No sabía que Jeongin estaba en el.

－No te metas en mi cabeza. －bufó.

Pasó la siguiente página del libro, pero simplemente no podía concentrarse si seguía teniendo en mente al lindo chico con aroma a fresas.

Cerró el libro y suspiró, no le serviría de nada leer algo que no quedaría en su cabeza. Ten levantó una ceja y bajó su libro a su regazo.