First Memory

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Pensándolo bien... esto estaba destinado a terminar así

10 años atrás

Estábamos en la universidad y aún recuerdo el día que lo conocí, fue en el verano. Íbamos en el mismo salón y tomábamos las mismas clases, siempre fue una persona temperamental. Era de ese tipo de personas que de lejos pueden parecer amables, pero son todo lo contrario, aunque nunca había hablado con él, siempre lo había admirado desde lejos, era bueno en deportes y en cualquier cosa que hiciera, siempre era el número uno. Yo era más del tipo amigable y tranquilo, nunca me había gustado meterme en líos, ahora que lo pienso, tal vez una parte de mi sentía celos de él.

Ese día por fin logré hablarle, estábamos en la biblioteca, el parecía envuelto en un aura brillante y yo no podía quitarle los ojos de encima, estaba tan ensimismado cuando sentí el golpe de un libro en mi cabeza.

— Si sigues mirándolo de esa manera, pensara que eres un enfermo, ve y habla de una maldita vez. —

La animada voz de su amigo moreno hizo que algunos compañeros voltearan a su dirección, y entre esas miradas aquel chico los observaba. Realmente no debería ser tan difícil ir y entablar una conversación, solo por el hecho que estaban en la biblioteca y estaba prohibido molestar a los demás. Armando se puso de pie y fue directo hacia él, sus manos sudaban y sentía que su corazón en cualquier momento se le saldría del pecho. Mientras más se acercaba sentía sus mejillas rojas, de cerca parecía realmente un adonis, era lo que toda chica buscaba en un hombre, era bien parecido, cara fresca y hermosa, con una mandíbula ancha, un cuerpo decentemente balanceado, a simple vista era un tipo que le gustaba mantenerse en forma.

— ¿Necesitas algo? —su voz era tan profunda. Su altura rivalizaba un poco con la de él, esa voz que salía de sus labios era hermosa, por irritante que fuera su personalidad no había discusión de que esa voz susurrando iba directo a sus caderas.

— Vamos a ver, estaba buscando este libro, pero no logro alcanzarlo. Tal vez tu podrías ayudarme con eso.

— Joder, es que aquí no se puede leer un puto libro en tranquilidad, ¿es este el libro?

...Aun así, el tipo estaba lejos de la perfección. De hecho, si Armando tenía que elegir una cosa que no pudiera soportar esa sería la personalidad de Jack, le quito de las manos el libro y salió en dirección a sus compañeros de estudios, realmente no quería ese estúpido libro. Ahora entendía por qué el chaval se la pasaba solo.

Al día siguiente había amanecido lluvioso, pero no podía faltar ya que le tocaba la presentación del tema que el profesor de tesis les había dejado, llevaba la mayor parte del trabajo, la gente a menudo dice que Dios no los bendice con más de un don, pero Armando era diferente, tenía madera de líder, una paciencia extraordinaria y un agradable carisma. El clima no ayudaba en nada, las calles se encontraban inundadas y su padre lo estaba llevando en el auto, las gotas resbalaban por el parabrisas y ventanas, sentía un amargo sabor de boca al saber que su "charla" con el fulano ese había sido todo menos satisfactoria. En serio se necesitaba ser tan malditamente borde. Al llegar a la universidad miro su reloj y llevaba un retraso de veinte minutos, se apresuró a despedirse de su padre y tomar los materiales que necesitaría para la exposición.

— Lamento la demora, ¿me permite pasar profesor?

— Venga, en hora buena, solo por el clima os dejare pasar.

Le tomo diez minutos preparar todo, se sentía algo nervioso, para su suerte ese día no se encontraba Jack, así que se podía relajar, sus amigos pasaron dando información sobre la mecánica cuántica, en cuanto Emilio terminara su parte le daría lugar a él para terminar con la presentación.

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