Painful Memory- capitulo 2

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Armando se había quedado paralizado, como pudo salió del baño para alcanzar a Jack, pero no lo encontró. ¿Por qué lo había besado? Era algo que no dejaba de rondarle por la cabeza, al entrar al aula vio a Jack calmado como de costumbre, quiso acercarse a él, pero Emilio se puso en el camino.

Las siguientes clases trascurrieron normal, pero en su mente aun estaba esa pregunta, toco sus labios con la yema de sus dedos aun sentía la sensación que quedo sobre ellos. Sabía que estaba jugando con el, probablemente Armando era el juguete perfecto para alguien como Jack.

El padre de Armando paso por el a la universidad, algo que le molestaba era precisamente eso, su padre era demasiado protector y no lo había dejado conducir por miedo a que se fuera a matar, su molestia era notoria, no había podido aclarar nada con Jack, su padre le saco algunos temas de conversación hasta que llegaron a la casa, Armando subió las escaleras para ir directo a su cuarto dejo su mochila en su escritorio y se acostó en su cama, después de unos minutos pensando se fue a dar una ducha.

Al día siguiente llego temprano a la universidad, su padre le había dicho que tenia negocios muy importantes y que no podría ir a recogerlo, Armando suspiro al entrar al aula, conforme pasaron los minutos sus compañeros iban llegando.

— Armando, que haces tan pensativo—le hablo al oído Emilio, — Desde ayer te note raro después de llegar del baño, ¿ocurrió algo con Conway? — Armando solo negó con la cabeza.

Todo el día Jack lo había ignorado, no es que fueran cercanos y entendía que el beso no había significado nada para Jack, así que lo dejo pasar. La semana transcurrió rápida, había notado a su padre mucho mas preocupado de lo normal, había contratado seguridad para la casa.

El teléfono no había parado de sonar, los domingos era tradición ir de pesca, pero ese día fue diferente, nunca había visto a su padre tan perturbado.

— Ponte en contacto con los demás y diles que extremen las precauciones necesarias y no se dejen matar. Que no muevan ningún musculo, ¿los rusos? —Armando pudo oír un poco de la plática que mantenía su padre en línea— ¿Asesinado? ¿Los tres están muertos? Que coño estas diciendo, desde un principio te lo dije ellos no eran de fiar, vale Armando y yo estaremos ahí en 30 minutos—

Armando subió corriendo las escaleras y se sentó sobre la cama... su padre apareció, estaba preocupado se le notaba en el rostro.

— Toma algo de ropa, salimos en 5 minutos. —Armando abrió los ojos en shock y se quedó quieto, ¿se irían de España? Su padre volvió de nuevo y lo tomo de los hombros — ¡Joder Armando, mueve el culo, debemos irnos ya! —tomo algunas camisas, pantalones, boxers y 2 pares de zapatillas y las metió a su mochila. Subieron a la camioneta negra.

Todo lo que estaba pasando era demasiado para la mente de Armando, sabia que su padre era dueño de una empresa de exportación de textiles, pero que era todo esto, ¿se había metido con la gente equivocada? El celular sonó de nuevo.

—Ya vamos para allá, por supuesto que conozco a esos gilipollas. Prepara el helicóptero—

Armando quería preguntarle que es lo que estaba ocurriendo, pero jamás había visto esta faceta de su padre, el jamás gritaba o insultaba. Eso le había enseñado siempre ha hablar con cautela y respeto, pero este hombre que tenia a su lado era desconocido para él. Tardaron 30 minutos en llegar hasta el lugar indicado, cuando bajaron de la camioneta Armando vio a dos hombres de imponente tamaño junto al helicóptero, uno de ellos lo ayudo a subir, su padre iba de copiloto, el otro de cabello rojo estaba de piloto, esto parecía película de 007. Sus ojos le ardían, no podía asimilar lo que estaba ocurriendo, estaba dejando la universidad, su casa y lo más importante Jack y Emilio. No le habían dicho a donde se dirigían y si solo era por corto plazo mientras esta situación se arreglaba, suspiro profundo y vio el cielo despejado, había pocas estrellas en el cielo, la luna estaba llena, en otras circunstancias esta vista seria maravillosa... pero en ese preciso momento parecía un agujero negro. A la mañana del lunes llegaron a Baja California, le dolía la espalda y cuello, su padre le dijo que rentarían un cuarto en algún motel, al llegar al motel Armando no pudo más.

—¿Qué es todo esto? —

—Vacaciones—

—¿Vacaciones? Si sabes que estoy a medio año de graduarme, que hacemos aquí, no lo pienso repetir. —no podía creer que su papá lo tratara como si tuviera cinco años

—Vale, ¿quieres saber que paso? —Armando asintió— A principios de año, hice un trato con unos rusos, en uno de tantos tratos, los vendí a una mafia... los negocios pasan por momentos difíciles, al enterarse los demás vinieron a por nosotros y aquí estamos. Es lo único que te diré y es mejor que no sepas más. —

— Por eso... mi madre nos dejó, ella sabía que un día joderías todo—

—Tu madre era una puta, le di todo y fue una malagradecida, si tu madre nos dejo no fue por mis negocios fue por su maldita adicción a las drogas y a coger. Lo único bueno que me dejo... fuiste tú, la hubiese matado antes de que te llevara con ella, se que crees que soy un maldito, pero si el mantenerte con vida tengo que arrastrarte a diferentes lugares del mundo, lo hago sin pensar. ¡Yo me quede, ella no! — Armando solo escucho el fuerte sonido de la puerta al cerrarse, el corazón le dolía y las lagrimas corrieron por sus mejillas.

El recuerdo de su madre discutiendo y aventando cosas, vino como relámpago, los gritos eran fuertes, el ruido de las cosas al estrellarse en el piso y romperse, era muy pequeño para entender lo que estaba pasando en ese momento, escuchar a su padre rogando por que pensara mejor las cosas pero ella parecía no querer nada, salió con una maleta, llevaba un hermoso vestido rojo, su maquillaje se había corrido y aun así se veía hermosa, con sus ojos verdes, cabello castaño. Ella se inclino a la altura del pequeño Armando, le dio un beso en la frente y se puso en marcha hacia la puerta.

—¡Mamá! Por favor, déjame ir contigo—

—¡No puedes! Me tengo que ir—

— NO, NO, ¡NO! — el llanto de aquel niño de siete años resonó por toda la casa, esa ocasión fue la primera vez que se le rompió el corazón a Armando, sentía un dolor horrible en el pecho... su mundo se venia abajo, ver a su madre salir como sin nada le dolía mucho más, ni siquiera volteo a verlo, su respiración era mala cuando sintió las manos de su padre en sus pequeños hombros, lloro desconsoladamente entre los fuertes brazos de su padre, que también lloraba por los desgarradores llantos del pequeño.

¿que había hecho mal para que su madre no lo quisiera? Si era por dejar los juguetes en las escaleras, ya no lo haría más... comería todas las verduras y no le pediría que le contara cuentos, ya no seria un niño travieso, estudiaría mucho, hablaría con propiedad sin ser grosero y berrinchudo. Cualquier cosa que le molestara a su mamá, él podría cambiarla.

Pero ella jamás volvió y ahora él se sentía culpable por reprocharle algo a su padre. ¿Cuándo dejaría de lastimar a la gente que quería?

Broken MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora